Entre Teletón e Invasión

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Por Jairo Henri Pertuz
Periodista Idóneo

Ayer terminó en Panamá un evento que parece haber tocado fondo. El colofón fue una donación millonaria que fue hábilmente organizada para publicitar y vender proyectos mineros que, según expertos y profesionales, son inconvenientes para este pequeño país, su población y recursos naturales.

La empresa minera sabe cómo manejar su gran negocio, tratando de manipular la opinión pública, que, en su mayoría, ignora la relación empresa-país y las graves consecuencias que se derivan a corto y largo plazo. El 1,0 millón de dólares que “donaron” a la Teletón, según la opinión de economistas, ambientalistas y moradores cercanos a las explotaciones extractivas, se supone que únicamente de cobre, sólo vienen dejando al país un ridículo 2%.

Es bueno mencionar que Panamá apuesta por el turismo, que se contrapone totalmente a la minería, pues representa más puestos de trabajo, mejor remuneración y más permanencia, o sea, más bienestar y futuro con una economía más fortalecida y sin daños al medio ambiente, sin controladores ni instituciones innecesarias para el turismo, que tampoco tiene barreras para los emprendedores y pequeños empresarios.

La Teletón de ayer también dejó un sabor desagradable en las presentaciones artísticas, salvo muy contaditas excepciones y que volvieron a remover cuestionamientos, sobre en qué realmente se invierten los dineros recaudados y que algunos señalan en una suma de más de 350 millones recaudados, sin que se vean resultados fehacientes durante el período de años de sus eventos. Hay quienes reclaman transparencia en el manejo de esos fondos.

Pero, hay otro evento que trasciende la conciencia patriótica de la mayoría de la población panameña, que aún espera la respuesta adecuada de los poderes del Estado desde 1990. Se trata de las sanciones que le fueron impuestas a Panamá y que causaron muertes, hambre y lesiones graves a la economía y al pueblo en general. No bastó con esto y vino una invasión militar con armas sofisticadas a un pequeño país sin forma militar ni económica para hacerle frente al poderío de la mayor potencia del mundo.

El país quedó destrozado económica y humanamente, con miles de muertos y lisiados que aún, increíblemente, no se sabe de qué cifras y números estamos hablando. Sin embargo, todos los gobiernos panameños post invasión, no se han atrevido a declarar, por Ley, Día de duelo Nacional ese fatídico día.

Cuánto dolor y pena manifiesta la mayoría de los panameños, cuando, después de mas de 3 décadas, aún, una “Comisión” investigadora, empequeñecida, sin presupuesto ni oficina ni personal suficiente e idóneo, “investiga” esos crueles días del 20 de diciembre de 1989 y unos días más de ocupación del país.

Aparentemente, las investigaciones no tendrán fin, ni el 20 de diciembre será declarado como corresponde, con una Ley, como lo merece este noble pueblo y como un acto de soberanía y dignidad.

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