En escena nuevamente el éxito teatral ”Tu Voto Manda”

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Una obra teatral en la que el futuro del país está en juego.

Por Rafael García Denvers
Coordinador de Vanguardia Torrijista (VT)

Nuevamente, nos encontramos en la obra de teatro denominada” Tu Voto Manda”. Es una obra muy exitosa que se repite periódicamente y sirve para desahogar la presión por los sinsabores de una sociedad construida para la felicidad real de pocos y la miseria de muchos. Ese espectáculo ha sido reeditado con nuevos personajes, pero con el mismo guion principal.

Para sustentar el éxito de esa obra circense, se requiere vender la imagen como lo real y evitar cualquier viso de análisis crítico. Por ello, surge la creación subliminal del voto útil, el voto a ganador versus el voto con contenido y propuesta. Así es como algunas personas han estructurado un imaginario en el que ganar o estar del lado del ganador, es lo importante. Los principios, los criterios, las metas ofertadas y la búsqueda de soluciones efectivas a los problemas que afectan al colectivo comunitario, tienen filtros, retenes y competidores, cuyo único objetivo es distorsionar y desviar la ruta de los recursos.

El síndrome de la imagen ganadora y la falta de análisis crítico son caras de una misma moneda, que sustituyen el debate entre los intereses individuales y colectivos, entre los principios y el clientelismo, dando como resultado una función barata sin contenido ni perspectiva. La democracia ha sido sustituida por un guion que permite distraer la atención de los problemas urgentes a resolver.

Voto a ganador, … ¿Con qué objetivo?

La sociedad panameña es, hoy por hoy, el resultado de decisiones, elección de trayectos, intromisiones y especialmente copia, defensa y aplicación de un Modelo Económico fundamentado en la regencia y la manipulación de los precios en el mal llamado libre mercado, cada vez más desbocado, y con menos elementos de control, debido a un estado débil y sustentador, no de los intereses de la población, sino de los capitales financieros nacionales y extranjeros.

Hay un Estado estructurado sobre una sociedad atomizada, sin vocería ni recursos para defender el equilibrio social, como resultado del accionar de los gobiernos al servicio de los clanes económicos, por actuación directa o por delegación.

Voto a ganador, ¿Y a quien sirve el ganador?…

Los gobiernos post invasión, incluido el actual, se sustentan en el uso indiscriminado de los finitos recursos de la nación, como si esos nunca se fuesen a agotar. Además, comprometieron el futuro en el exclusivo beneficio de una elite controladora de los canales de distribución y financiamiento que delimitan la capacidad de mercadeo y, por lo tanto, controlan la producción que puede llegar al consumidor, manteniendo la acumulación en el privilegiado grupo de siempre.

La agotada bolsa de excusas y sustentaciones incompletas o falsas y el deterioro del modelo económico son la real justificación de las insatisfacciones de la población, que a falta de atención y respuestas por parte de los personeros del gobierno, generan las protestas y acciones de calle que son objeto del accionar represivo como respuesta natural gubernamental.

No existe manera de vender la entrega de los recursos públicos a las transnacionales y al capital financiero, ocultando el saqueo y la inmoralidad de dichas acciones, la corrupción oficial y de los grandes capitales, brota como pestilente pus de un cuerpo social e institucional en descomposición. Hay que reconocer el efecto de la acumulación de riquezas y del despojo, en contraposición al diario vivir de una población casi sin esperanzas en el mañana.

Entregar el usufructo del agua y de los puertos a quienes han saboteado el desarrollo portuario y especulan con el recurso estratégico de la posición geográfica de Panamá, a cambio de cánones ridículos, la entrega de la diversidad ecológica y del patrimonio hídrico a transnacionales para explotación sin control y sin defensa de la vida de la población del presente y del futuro. Tratar de justificarlo en medio de una crisis social post pandémica y de la crisis ambiental acelerada por el cambio climático es, por más no decir, insensato y una muestra de ocultos intereses.

El demostrado interés de los actuales gobernantes de cubrir el déficit presupuestario y el pago de la deuda a las entidades financieras, aun vendiendo el futuro ambiental y por lo tanto el derecho a la vida de las próximas generaciones, raya en el sicariato a la patria por unos dólares más. Esa realidad es más vergonzosa cuando choca con las advertencias de entes científicos locales y extranjeros y el rechazo masivo de la población que exige alternativas de vida.

La evidente disposición a negociar nuevamente con Minera Panamá, S.A., por iniciativa de varios candidatos presidenciales es, de hecho, parte del escenario y demostración de la ruptura y desprecio a la estructura normativa y jurídica del País. Eso pone en primer plano, avala, la desconfianza en los gobernantes e instituciones cuando se enfrentan al capital financiero y muestra el poco compromiso existente con el mañana de la Nación Panameña.

Entrego mi derecho a administrar mi futuro y el de nuestra nación para evitar votar a perdedor… ¿Dónde está mi criterio?

En un proceso electoral donde la credibilidad de los personajes participantes debiese ser un componente de respaldo y no un artículo de fe o de currículo, unido a un manejo de los medios de información que se caracterizan por el sesgo de intereses y no por la objetividad; donde la verdad es un tema precario, por decir lo menos, donde la falta de respuesta y atención a los problemas es evidente, las turbulencias y las crisis sociales, representan un muy probable resultado a corto plazo.

Es obligatorio razonar las promesas de campaña y compararlas con las actuaciones y aportes previos de los participantes antes de tomarlas en serio y darles alguna validez. Las acciones comprobadas deben ser la moneda de cambio que acceda al voto. Para ello, es importante recordar a quienes han representado a los gobernantes desde el nacimiento de la república.

Importante es establecer que un pueblo tampoco debe votar por miedo a lo desconocido y menos por un miedo inducido bajo el lema de “mejor malo conocido que bueno por conocer”.

Las elites nacionales ligadas a los capitales transnacionales ya han demostrado ser incapaces de responder a las necesidades de la población, muy particularmente si afectan sus intereses y prebendas, además se alzan con el galardón de ser responsables de esos males.

Este 2024, debería florecer la esperanza, un inicio en la ruta de un país más democrático, inclusivo y humano, defendiendo un mejor mañana para las nuevas generaciones; impongamos un alto al continuismo y no votemos por los que garantizan más de lo mismo, en un horizonte de crisis económica, climática y política a nivel global.

Recordemos que, por familiaridad, relaciones económicas, intereses comunes e historial personal, siete de los candidatos presidenciales son defensores del estado actual de cosas y participan en las corruptas relaciones de un Estado clientelista al servicio de los grandes e influyentes capitales nacionales y extranjeros.

En las elecciones del 5 de mayo, no hay que esperar milagros, ni respuestas que superen el tiempo de acceso. Es urgente cambiar el rumbo impuesto e iniciar un ajuste de las acciones gubernamentales con el norte del bienestar humano colectivo y no la acumulación de riquezas por los poderes fácticos.

Es indispensable evaluar las propuestas, los programas y el compromiso, no la retórica electorera. El voto podría iniciar el cambio y de alguna forma darle contenido a la frase “Tú Voto Manda” … Para ello, es necesario evaluar las distintas figuras y candidaturas presidenciales, y no los ataques del “status quo” contra la alternativa representada por la profesora Maribel Gordon, candidata a la Presidencia. Hay que ser críticos con base a hechos concretos.

Panamá merece un torneo electoral con visión de patria y claridad de objetivos. De lo contrario, venderán, regalarán y se robarán todo vestigio de riqueza. En todo caso, es hora de organizarnos y unirnos en la defensa de la vida.

Sólo la organización en torno a principios, compromisos y metas colectivas de los diferentes sectores sociales romperá los lazos con la herencia de los señores que nos han gobernado desde los inicios de la república.

Se necesita sembrar la confianza, la esperanza y la unidad que se requiere en la construcción de un mañana donde se cumpla la demanda de Tierra, Techo y Trabajo con salud, Educación y Justicia Social. ¡Es hora de romper el reinado de la explotación!

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