Elecciones en el PRD, pandemia y guerra en Ucrania

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Ejercicio del sufragio político.

Por Antonio Saldaña
Abogado y analista

Las elecciones primarias en el Partido Revolucionario Democrático (PRD), celebradas el domingo 27 de marzo de 2022, fueron un ejercicio electoral mediante el cual se inició el proceso de renovación de las estructuras de poder interno del otrora colectivo de Omar, caracterizado no sólo por el contexto, sino, sobre todo, por lo que es hoy esa asociación política partidista.

En su norma interna, el PRD fue declarado ideológicamente socialdemócrata y políticamente torrijista, pero, desde hace mucho tiempo, en la práctica, no es ni lo uno, ni lo otro. El pensamiento social fue abrumado por el liberalismo de nuevo tipo y el quehacer político de consulta y debate por el “qué hay pa’ mí”. En otras palabras, la ideología predominante en lo que queda del PRD, es de corte neoliberal y las actuaciones son de tipo clientelista.

Adicionalmente, al decantarse —la cúpula del PRD— por el poder económico y por el gamonalismo político; y la gestión pública, por el nepotismo, opacidad y corrupción de los gobiernos, pasados y presentes; lo que ha sucedido es que han transfigurado al PRD en una entelequia política más de las existentes en la “fauna politiquera nacional”.

En efecto, después del asesinato de Omar Torrijos, en 1981, por órdenes de la CIA, acaeció un hecho político notorio. En 1983, sus sucesores, encabezados entonces por el comandante de la Guardia Nacional, Rubén Darío Paredes, dieron un golpe de timón autoritario de derecha y, a través de la modificación de la Constitución de 1972, no sólo descabezaron y desnaturalizaron la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos (“Poder Popular”), sino que abrieron el camino para el empoderamiento de la vida política, por parte de los partidos electoreros de corte neoliberal y oligárquico.

Luego, en la década de los noventa, la cúpula del PRD fue asaltada y oligarquizada por tránsfugas del torrijismo. Así se impuso, en forma definitiva, la ideología neoliberal y el clientelismo político. Desde esa fecha para acá, el legado de los gobiernos del otrora partido de Omar, ha sido la elección de “nuevos ricos y millonarios”, de “fichas” y de “clientela” política.

Por otro lado, en febrero de 2020, cuando se detectó en Panamá el primer caso de la sindemia de Covid-19, producida por el coronavirus SARS-CoV-2 y declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gobierno del tránsfuga de la extinta entelequia política fundada por el oligarca Don Sammy Lewis, ha utilizado esa calamidad como justificación para entronizar el régimen de la opacidad en el manejo de la cosa pública, particularmente, otorgando súper poderes al ministro de la Presidencia, quien controla contrataciones y nombramientos en el Estado como si se tratase de su finca personal. Para ello, se ha valido de una serie de Decretos Ejecutivos, siendo el más lesivo a las garantías y derechos constitucionales de los panameños, el Decreto Ejecutivo que instituyó el “estado de emergencia”, el cual permite una extendida discrecionalidad al gobierno, que lo ha llevado al endeudamiento de la República por más de 14.000 millones de dólares en 30 meses de gestión, al abultamiento de la planilla estatal, contratos “oscuros” como el del “Hospital de Covid-19”, los 143 millones de dólares para “consultorías”, el “vale digital” y “bolsas de alimentos” por más de 1.500 millones de dólares, 2.000 millones de dólares a los señores de la “bancocracia”. Todo ello se produjo con una clara finalidad: el clientelismo político para beneficiar, supuestamente, a donadores de las campañas electorales.

Adicionalmente, el régimen de la plutocracia corrupta y su proyecto de continuismo político, ha echado mano a la crisis geopolítica desencadenada por la alianza guerrerista EEUU-Unión Europea-OTAN, en contra de la Federación de Rusia, que tiene como teatro bélico la República de Ucrania, para incurrir, asimismo, en declaraciones de política internacional erróneas y descomedidas de un Estado que posee un Canal marítimo internacional neutral. También ha utilizado las consecuencias derivadas de la guerra y de las medidas económicas y financieras del bloque “occidental”, en contra del gobierno Vladimir Putin, las cuales han desencadenado una ola de inflación mundial y encarecimiento de combustibles, minerales, cereales, productos lácteos y cárnicos; para justificar la “taquilla política”, por parte del ungido presidencial, quien es nombrado para presidir la “enésima” comisión gubernamental. En este caso, para atender los efectos económicos en Panamá, de la guerra geopolítica en Europa, por un nuevo reparto del mundo.

En síntesis, el resultado electoral en las “internas” del PRD son predecibles. De los 4.200 delegados electos, los cuales determinarán la composición de las “estructuras” de dirección del PRD a todos los niveles, más del 50% pertenece a las corrientes clientelares del diputado de Bocas del Toro y actual presidente del PRD, y del exaltado candidato presidencial. Ello augura el control total de la entelequia política en el gobierno, por parte de la corriente neoliberal, plutocrática, y del clientelismo político corrupto y corruptor.

¡Así de sencilla es la cosa!

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