El verdadero monarca es la tragedia

Este fin de semana continúa en la cartelera del Teatro Nacional la fundamental obra de Sófocles, Edipo Rey.

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La puesta en escena implica una producción bastante grande, que involucra a Ana Istarú en el papel de Yocasta y a Dennis Quirós y Ether Porras (en la foto), quienes se alternan en la interpretación del protagonista Edipo. (Foto: Miriet Ábrego).

Por Vinicio Chacón
Semanario Universidad (Costa Rica)

Edipo, rey de Tebas, es “un personaje que busca la verdad y la justicia y lo único que recibe es castigo y adversidad”.

Así al menos, lo describió esa institución del teatro costarricense llamada Ana Istarú, mientras en el camerino del Teatro Nacional afinaba los últimos detalles del maquillaje necesario para convertirse en Yocasta, madre y esposa del gobernante.

La pieza teatral Edipo Rey constituye una emblemática tragedia griega, considerada la obra maestra de Sófocles, presenta al personaje central como un poderoso monarca de la ciudad de Tebas, estado históricamente célebre, entre otras cosas, por sus siete puertas.

Como cualquier gobernante, Edipo tiene muchos problemas que resolver, el menor de los cuales, claramente, no es la terrible peste que se ha ceñido con la ciudad y que, según un oráculo, se debe ni más ni menos a una maldición de los dioses, como castigo a la ciudad tras el asesinato de su predecesor, Layo, a quien no llegó a conocer.

La actriz y dramaturga señaló que el rey, entonces, “quiere hacer justicia, esta obra equivale a una novela policíaca en la que el protagonista, al darse cuenta de que los dioses están enojados porque hubo un asesinato, quiere averiguar quién es el culpable para castigarlo” y la tragedia reside en la demoledora verdad que el desdichado descubre.

La pieza fue estrenada el pasado 19 de octubre y todavía se presentará este fin de semana. La breve temporada de dos fines de semana se complementa con funciones para estudiantes de secundaria, que se espera alcancen a unos 1.500.

El imperio del destino

Luis Carlos Vásquez es quien asumió la dirección de esta puesta en escena, que según informó incluye a 23 personas en el escenario. Destacó que, además, el montaje implica el trabajo de muchas personas, como cinco costureras, la escenógrafa Fedra Brenes, música original de Carlos Escalante, que implica a otros músicos, y el video mapping (es decir, con proyección a gran escala) de Tito Fuentes. “A la hora de la verdad no manejo sólo a los 23 actores, sino a todo un gran equipo en la producción de esta obra”, acotó.

No se trata del primer clásico de peso que Vásquez dirige en el escenario del mismo Teatro Nacional, pues en 2017 asumió la puesta en escena de Sueño de una Noche de Verano, de un tal William Shakespeare.

Consideró que, en esta oportunidad, el principal reto ha consistido en “solucionar, en el espacio, la tragedia que dice Aristóteles, es la más perfecta de las tragedias. Es como la perfección del teatro griego, la aparición del protagónico en el teatro”.

Añadió que se trata de una obra con muchos significados que con el tiempo se han ido investigando más y más, y hoy en día “la cantidad de cosas que se pueden encontrar sobre Edipo es tremenda: que el significado es político, la condición del complejo de Edipo, la caída del poder, el consejo de los mayores, tantas cosas, lo religioso, porque casi toda la obra se mueve por los presagios que tiene Apolo que le dicen las sacerdotisas: que se va a casar con la madre, que va a matar al padre, que va a tener hijos”.

Sobre lo irremediable de la suerte que corre Edipo, reflexiona que “de repente muchas personas no creen en el destino, yo creo que sí hay algo de verdad en eso, que se está predestinado o a veces hasta forzado a ciertas cosas”.

También, destacó la responsabilidad que implica, además, por tratarse de una coproducción entre el Teatro Nacional y Ministerio de Cultura, con la UCR y el Ministerio de Educación Pública (MEP), pues la iniciativa se enmarca en el programa Érase una vez.

Y aún otra de las responsabilidades son las funciones para adolescentes, pues “hay que balancear perfectamente un montaje que no sea demasiado incomprensible o demasiado intelectual, entonces hemos hecho una edición especial de Edipo Rey que la hizo Bernal Herrera y corregida por una correctora de estilo especialista en griego”.

En el siglo XXI

Edipo Rey es una pieza que ya ha sido presentada ante el público costarricense en varias ocasiones, incluyendo el Festival Internacional de Arte (FIA), pero ello no pesó en la construcción del personaje principal para los actores Dennis Quirós y Ether Porras, quienes se alternan la interpretación de Edipo en las distintas funciones.

Porras explicó que su proceso de creación del personaje “ha sido más encerrado desde mi punto de vista” y subrayó la posibilidad de que junto a Quirós “como compartimos el mismo personaje, nos retroalimentamos”.

Dennis Quirós, por su parte, reconoció que “sí me pesa, hay mucha expectativa, porque es un clásico muy popular”, a lo cual se suma el hecho de que al ser parte de los programas del MEP se trata de un texto muy conocido. “Sí siento la presión de cómo encarnar un clásico, como un Shakespeare, un Hamlet. Mucha gente lo ha leído y tienen una idea del personaje. En mi caso, también, es rico sentir ese nervio del gran reto adelante”.

Añadió que el desafío consistió en “acercarlo a mi realidad, a mi contexto”, pues evidentemente, se trata de un texto de hace más de 2000 años, y de un personaje que es “un rey al que suceden cosas extraordinarias por obra del destino, favorables y no tan favorables”.

“Esto del contexto es la principal dificultad que he encontrado, pero también tiene la ventaja de que no deja de ser un humano al que le suceden cosas que él busca evitar a toda costa, por buscar la verdad termina cayendo en lo que buscaba evitar: la tragedia”.

Ether Porras coincidió en que el reto más grande ha sido “cómo extrapolarlo a la realidad del contexto de uno, como personaje”. Señaló que “muchas cosas pasaron en su Grecia y siguen pasando ahora, a nivel político, a nivel de relaciones con las demás comunidades o países vecinos”.

Añadió que, al tratarse del acercamiento que como actor debe buscar con Edipo, “al principio uno siente que no tiene de dónde agarrarse, ese es el principal reto, no podría decir humildemente que es un reto cumplido, porque siempre hay cosillas que se quedan en el aire, pero se complementa con otras que alzan la interpretación y la creación del personaje”.

Teatro para la reflexión

Por su parte, Istarú recordó que, siendo una joven profesional a principios de los años 80, fue importante la experiencia de ver una puesta en escena de esta pieza que llevó a cabo el Teatro del Ángel, en la que Gustavo Rojas interpretó a Edipo, pues se trató de “un montaje de una gran solvencia artística, a pesar de que en esa época y tratándose de un teatro independiente, los recursos eran sumamente modestos”.

“Para mí, es un honor encarnar este papel que en el momento que cito fue llevado a la escena por Bélgica Castro ni más ni menos”, y encarnarlo, además, en el contexto de un montaje marcado por “una riqueza visual, una riqueza humana, en que en lugar de ser un pequeño elenco somos 25 actores en escena en el Teatro Nacional”.

La actriz llamó la atención a que Yocasta es un personaje de gran complejidad, porque “es una mujer que, a pesar de ser sumamente maternal ‒de hecho su rol es estar maternando a Edipo en escena‒, está desgarrada por la contradicción de que este hijo, que ella ignora que salió de su propio vientre, fue enviado a matar cuando no tenía ni tres días de edad”.

Añadió que Yocasta estuvo de acuerdo en que se sacrifique esa criatura recién nacida, porque se suponía que había una maldición de los dioses que “iba a dar al traste con el poderío de su familia real, de su clase, de su dinastía su linaje” y acotó que el personaje “sigue un mandato muy fuerte, es una mujer que hoy en día llamaríamos alguien a quien le importa mucho conservar el estatus quo, el establishment, ella obedece el discurso del poder, es parte de él y, sin embargo, es una mujer que ama a su joven esposo y ama a la ciudad de Tebas y quiere protegerla de la peste”.

Explicó así que, al tocar el tema del incesto, lo que pretendía Sófocles era “reafirmar el tabú de que los griegos como sociedad civilizada habían establecido y que nosotros por supuesto preservamos”. Sin embargo, de seguido cuestionó “¿lo preservamos? ¿El incesto no es un tema de actualidad? ¿No es parte del abuso sexual que sufren muchos niños? La obra no nos remite directamente a nuestra problemática actual, pero sí nos recuerda lo necesario que es establecer este tabú”.

“La obra es más compleja -expresó la actriz-, habla sobre el incesto, tiene distintos niveles de interpretación y de lectura desde el punto de vista sociológico y psicológico, histórico y filosófico”.

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