El Tucán y su Escribano

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Es necesario fortalecer la lucha contra el crimen en Panamá.

Por Rigoberto A. Thomas F.

Aún no hemos g el impacto que nos produjo la noticia sobre el brutal asesinato de dos miembros de la fuerza pública en servicio, La saña de los criminales debería obligarnos a reflexionar, ya que la refleja el estado de descomposición social. Individuos con motivos hasta ahora desconocidos, privaron de la vida a servidores del orden público que cumplían labores de protección y vigilancia.

Ese suceso revela un nuevo nivel de la inseguridad pública en el país y no debería ser tomado a la ligera. De hacerlo, le abrimos la puerta a la violencia generalizada. Si el asesinato a mansalva se convierte en un acontecimiento frecuente y “normal” en las comunidades, la población vivirá atrapada en una espiral violenta.

Sin duda, ese hecho es la lógica consecuencia de la política gubernamental sobre la persecución y castigo del crimen, ya que hemos sido azotados por múltiples casos de escándalos y similares actos violatorios a las leyes, sin que se perciba la voluntad de las autoridades de esclarecer los hechos, ya sean delitos económicos, políticos o brutales actos de violencia contra ciudadanos (robos, atracos, asaltos o violaciones).

Un notorio vacío generado por la ausencia del poder judicial “encadenado” por las otras instancias del poder, estimula el crimen. Entonces, no es la presencia física del Sr. Varela y/o de sus ministros en el lugar del asesinato lo que se requiere. Más bien, se necesita el despliegue de fuerzas bien entrenadas que actúen con responsabilidad para que las personas con instintos criminales sepan que si matan o infringen las leyes, todo el peso de la Justicia caerá sobre ellas. La máxima del Estado debe ser un no categórico a la violencia y al crimen.

La muerte violenta de unidades uniformadas es peligrosa y nos dice que el respeto hacia las autoridades no se cumple. Ello puede conducirnos al caos que no deseamos. No a la violencia también significa aplicar correctamente las leyes en aras de garantizar la seguridad de la sociedad.

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