El rechazo al contrato minero en Panamá

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Masivo rechazo al contrato minero en las calles de Pansmá.

Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político

El pueblo panameño, la juventud, las mujeres y los activistas de las organizaciones sociales, al unísono y a una sola voz han expresado su total rechazo a la Ley 406, norma mediante la cual el gobierno de la plutocracia corrupta y clientelar de ”Nito” Cortizo, pretende “marear” a la ciudadanía, bajo el falso supuesto, que se modificaron aquellos aspectos leoninos, que vulneran la soberanía.

Esos aspectos son inconstitucionales y afectan el futuro de los recursos hídricos, entre otras envolturas de EL CONTRATO pactado por el Estado y la inexistente persona moral, Minera Panamá, S.A., filial de transnacional del cobre First Quantum Minerals (FQM).

En efecto, como lo han señalado algunos de los manifestantes, muchos panameños desconocen específicamente las modificaciones realizadas al Contrato Ley, en la colusión del Órgano Ejecutivo y directivos de la minera. Pero, intuyen la jugarreta política y la traición a los más caros intereses de la nación.

¿Cuáles son algunas de las modificaciones introducidas al nuevo contrato de concesión minera?

Una norma preliminar que expresa lo siguiente: “Ninguna cláusula o término de este Contrato será interpretada en el sentido de limitar o restringir de forma alguna la soberanía de EL ESTADO, o el ejercicio de sus facultades constitucionales sobre el territorio nacional” (El subrayado y negritas son nuestras).

Pienso que aunque se trata de una pauta de dogmática jurídica, debió señalar de forma categórica el ejercicio exclusivo de la soberanía del Estado panameño. Es decir, debió indicar: “Ninguna cláusula o término de este Contrato será interpretado en sentido contrario al ejercicio de la soberanía de la República de Panamá, sobre todo su territorio nacional.

La segunda modificación está prevista en la Cláusula Primera, en la que se elimina la descripción específica de las obras de infraestructura; así como lo relativo a la concesión a empresas afiliadas, “concesión o concesiones de exploración respecto de oro, plata, y molibdeno en el Área de la concesión…”.

El punto es que aunque se elimina la descripción específica de las obras, se mantiene el concepto de “construir toda clase de obra de infraestructura”, para decirlo de forma coloquial, “es la misma jeringa pero con diferente pitongo”. Igual ocurre con la concesión de exploración, “respecto al oro, la plata y el molibdeno”. Pero, se mantiene para el cobre y “minerales asociados”. ¡Adivinen! ¿Cuáles son los “minerales asociados” a la explotación del cobre? Sencillamente, son el oro, la plata y el molibdeno. Es decir, no solo es una burda patraña, sino que nos han visto cara de tontos.

Para cerrar el tema de la enumeración de las modificaciones efectuadas en la Cláusula Primera del nuevo contrato, se dice: “Para evitar cualquier duda, este contrato no otorga a LA CONCESIONARIA el derecho o facultad de realizar actividades de exploración, extracción, ni explotación fuera del Área de Concesión”.

Este último párrafo es la expresión más grosera del cinismo y el engaño contenido en el nuevo contrato o Ley N° 406 y, es también, una especie de “desliz freudiano” o anuncio de la traición a los intereses nacionales, por parte de los negociadores o negociador del gobierno vende patria, como veremos más adelante, cuando se elimina en el articulado de EL CONTRATO, la frase “dentro y fuera del Área de Concesión” y es reemplazada por la redacción “derecho de Uso y Servidumbre”. Esto es, “la misma jeringa con diferente pitongo”.

En síntesis, a lo largo de todas las modificaciones realizadas a EL CONTRATO se nota el marcado interés por la engañifa, salta a la vista los intereses subalternos y es, sin duda, una obra maestra de la mentira y de la trampa. No cabe de otra, sino recomendar al gobierno nacional, en nombre de la paz social, la derogación inmediata de la Ley N° 406, por ser sumamente lesiva a los interese nacionales.

En resumen, cuando los que gobiernan mediante el engaño y las jugarretas políticas, pierden la autoridad; el pueblo pierde el respeto y la obediencia. Por ello, es legítima la lucha ciudadana en las calles, hasta que cese la ignominiosa traición y venta de la patria.

¡Así de sencilla es la cosa!

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