“El pueblo de Nicaragua quiere la paz”, afirma embajador nicaragüense en Panamá

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Embajador de Nicaragua en Panamá, Licenciado Marvin Ortega. (Foto Bayano).
  • El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha asumido el papel de defensa de los bienes y honra de los nicaragüenses, ante una nueva escalada de sabotajes.
  • Millones de personas apuestan por la paz y condenan los actos de violencia que amenazan el futuro del país y los altos estándares en salud pública y seguridad social.
  • En su llamado al diálogo, el gobierno nicaragüense invitó al cardenal Leopoldo Brenes a servir de mediador, pero éste propuso, a su vez, a la Conferencia Episcopal.

Por David Carrasco
Redacción de Bayano digital

El embajador de Nicaragua en Panamá, Marvin Ortega, aseveró que “el pueblo de Nicaragua quiere la paz y luchará contra fuerzas oscuras que han desatado un plan subversivo para borrar las conquistas sociales en ese país centroamericano, el más seguro y estable en toda Centroamérica”.

Ortega, sociólogo y veterano militante en las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que derrocó a la tiranía de Somoza, dijo que hasta el 19 de abril de este año ‒fecha en que se puso en marcha un plan de subversión‒, Nicaragua era el país más seguro y en calma en el ámbito centroamericano, y con altos índices de atención y prevención sanitaria.

Aclaró a Bayano digital que jóvenes envueltos en episodios de saqueos y abusos contra la población, han sido instigados por una derecha recalcitrante y revanchista, para enfrentar en las calles al gobierno del presidente Daniel Ortega. “Se dedican a vandalizar, en las noches, los locales comerciales, e incendian autobuses y carros de la Policía, cuando pueden hacerlo, en abierto desafío a la autoridad”, acotó en tono enérgico el diplomático.

Elementos opositores culpan al gobierno nicaragüense de las víctimas en las refriegas, pero Ortega destacó que hay sandinistas caídos por disparos de los francotiradores y pistoleros, como parte de un plan sedicioso confirmado tras la detención de individuos armados implicados en esa conjura. “Es por ello, que el gobierno no hecho uso de toda la fuerza e insiste en entablar un diálogo serio con sectores opositores”, enfatizó.

El propio presidente Daniel Ortega manifestó en un discurso pronunciado ante una multitud a fines de abril, que la apuesta debe ser por la paz. “No a la muerte, no a la destrucción, no a la violencia, no a la barbarie. Si a la vida, si al diálogo, si al trabajo, si a la paz”, resaltó el mandatario en su llamado.

Masiva concentración del pueblo nicaragüense a favor de la paz y estabilidad en Nicaragua. (Foto PL).

Al respecto, el embajador recalcó que “yo creo que habrá avances en el diálogo planteado, pero vamos a tener escollos, porque quien está metido allí (en los disturbios), es el imperialismo. Es necesario advertir que ese no es un movimiento espontáneo, y que el gobierno sandinista no teme al arribo a Managua de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para que verifique hechos que involucran el asesinato de estudiantes”.

Ortega señaló que el proyecto de diálogo fue mediatizado por grupos plegados a la National Endowment for Democracy, una fundación promovida por el Partido Republicano y el Partido Demócrata de Estados Unidos, que financian a organizaciones no gubernamentales supuestamente defensoras del ejercicio democrático y las libertades y derechos en el mundo.

El diplomático precisó que, en efecto, la Policía y el Ejército han evitado responder los ataques de hordas que disparan morteros artesanales y lanzan las denominadas “bombas de mecate” (artefactos explosivos rudimentarios) contra los uniformados. Resaltó que esos elementos son azuzados por la derecha y el llamado Movimiento Renovador Sandinista (MRS), en cumplimiento de una agenda de desestabilización.

Tras condenar los saqueos de almacenes, incluso empresas de capital panameño como El Machetazo y El Verdugo, previó que “poco a poco, serán desenmascarados los núcleos dedicados a actos vandálicos”. Adujo que esos elementos, algunos pagados para generar el caos, carecen de un mensaje ideológico y persisten en exigir la salida del poder del presidente”, sin ofrecer nada que satisfaga el bienestar colectivo en el país.

Capital privado reconoce al sandinismo

Resaltó que influentes capitalistas con inversiones en Nicaragua reconocen que no se puede gobernar sin el FSLN, debido a su trayectoria, historia de luchas y liderazgo nacional. En ese sentido, planteó que “no existe una demanda de la empresa privada para que el presidente Daniel Ortega abandone el poder”.

El embajador manifestó que hay sectores económicos en toda Nicaragua que respaldan la búsqueda de un entendimiento nacional y rechazan a insurrectos que recurren al sabotaje contra la infraestructura pública y cobran peajes a la población, como si el país estuviese bajo Estado de Sitio o envuelto en guerras.

Afirmó que grupos violentos con financiamiento externo causaron la muerte al cineasta guatemalteco Eduardo Spiegler, quien fue aplastado por una pesada estructura de metal denominada “árbol de la vida”, derribada en las cercanías a la rotonda Rubén Darío de Metrocentro. Varios videos de aficionados revelan que los manifestantes saltaban como salvajes encima de esa estructura, sin percatarse de que debajo estaba el cineasta moribundo.

Para el embajador, ese hecho lamentable revela la naturaleza de agitadores que concitan desconfianza ante la falta de propuestas. Entre las voces críticas a los desmanes cometidos figura Gabriela Rivas Mántica, una chica independiente quien posteó en su cuenta de Facebook un comentario a los violetos: “Mi país hace un mes tenía paz, tranquilidad, alegría. Llegabas a la casa y había calma”.

Ortega estimó que los hechos acaecidos permiten al pueblo nicaragüense reflexionar sobre lo que perdería si la derecha llega al poder en Nicaragua. Sin duda, sería desmontado el programa “Hambre Cero”, que beneficia a sectores humildes en un país donde la pobreza extrema ha sido reducida al seis por ciento, mientras que la pobreza general es de un 25 ciento. Asimismo, la población dejaría de mantener la tasa de siete por ciento de homicidios por cada 100.000 habitantes, que iguala a la de Chile y Uruguay, y convierte a Nicaragua en un país seguro.

El diplomático confía en que la población identificará a los que tienen un compromiso con el desarrollo y quienes insisten en aplicar un libreto de desestabilización para frustrar un proyecto de país soberano identificado con los ideales sandinistas y la construcción de una paz duradera en Centroamérica. “Una masiva concentración del FMLN así lo sugiere”, remarcó.

 

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