El Instituto Nacional y el rechazo al convenio de bases

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Conjunto monumental en bronce que corona al Nido de Águilas. Foto de Aris Rodríguez Mariota.

Por David Carrasco
Director de Bayano digital

En 1947, el Instituto Nacional se convirtió en baluarte de lucha de resistencia contra el denominado convenio de bases “Filós-Hines”, una de las mayores afrentas contra la soberanía de Panamá en la primera mitad del siglo XX.

El convenio, suscrito el 10 de diciembre de 1947 por el ministro panameño Francisco Filós y el general y embajador estadounidense Frank Hines, pretendía extender por 10 años un acuerdo de 1942, sobre la presencia militar en áreas como la localidad de Río Hato, tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

En ese instrumento binacional, se mencionaba la entrega da puntos como Jaqué, Isla Grande, Isla del Rey, Las Margaritas, Pocrí, Punta Mala, la base del Río Hato, Salud, San Blas, San José, Taboga, Taboguilla y Victoria, debido a su posición geográfica adecuada para el rápido despliegue de tropas.

Sin embargo, la respuesta de los institutores a esa concesión fue clara y contundente: ¡No a la presencia de bases extranjeras en suelo panameño! Aquella declaración provino de la firmeza y la unidad demosttadas por la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), el Frente Patriótico de la Juventud, el Magisterio Panameño Unido y organizaciones comunitarias que exigieron el derecho al pleno respeto de la integridad territorial.

El Nido de Águilas se transformó en un gran hervidero de protestas y consignas. De hecho, el ministro Francisco Filós se presentó al Nido de Águilas para tratar de detener al estudiante Secundino Torres Gudiño, a quien acusó de ir respetar a los dignatarios de este país a través de las emisiones de una radioemisora local.

Sin embargo, en un acto de gallardía, el rector Rafael Moscote protegió al alumno y evitó que fuese cometido un atropello injustificado en su contra. El rector se identificó con las ideas y las valientes reivindicaciones en la defensa del interés soberano y encaró a Filós y a sus secuaces en las puertas del Alma Mater.

En las calles, los estudiantes marcharon enarbolando banderas nacionales y se enfrentaron a unidades de la Caballería de la Policía Nacional. En esas refriegas, cayó gravemente herido de bala el estudiante Sebastián Tapia, quien posteriormente emigró al quedar lisiado y traumatizado de por vida.

Pese a ello, nada impidió que el pueblo enardecido a causa del grave entreguismo gubernamental rodease la sede de la Asamblea Nacional de Diputados. En medio la presión, los parlamentarios rechazaron por unanimidad el 22 de dicuembre de 1947 ese convenio.

Unas 10.000 mujeres desfilaron de noche, con antorchas en mano, para repudiar el acto intervencionista de Estados Unidos y la traición oficial. Este hecho inédito elevó el prestigio de la juventud organizada y el poder de convocatoria de la desaparecida FEP.

No es un hecho casual que 23 años después de aquella gesta, estudiantes del Nido de Águilas de la generación de 1970 asistiesen a la salida del último soldado extranjero de la base de Río Hato, cuyas instalaciones aeroportuarias fueron reintegrados a la jurisdicción de Panamá.

La clase institutora de 1970 recordó en esa ceremonia a los protagonistas de los actos heroicos de 1964, cuando los institutores penetraron en la segregada Zona del Canal y no se dejaron intimidar por disparos de ametralladoras y el avance de tanques de guerra para exigir soberanía total.

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