El difícil y necesario camino a la paz. Editorial del martes 23 de enero

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La convocatoria de la XXXIV edición de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá, a través de la exhortación papal, coincide con el urgente llamado a la paz y el rechazo a la guerra intervencionista en países de la región. Es una coincidencia especial que atrae a un mismo escenario a juzgadores del modelo económico neoliberal que genera abismos sociales y expolio.

Sin embargo, la iniciativa del Vaticano se encuentra sometida a los intentos de aislamiento de poderes hegemónicos en el ámbito global para tergiversar el sentido orientador de una humanidad que reflexiona y elabora propuestas de cambio para detener el saqueo practicado por fuerzas intervencionistas aliadas al capital financiero, que desconocen o violan la soberanía de los Estados.

La pauta para la humanización del mundo y la construcción de caminos genuinamente democráticos aparece consignada en la encíclica Laudato si’, del Papa Francisco, quien identifica el fundamento de proteger de la depredación a la biosfera y a la raza humana en riesgo. Por distintas vías, Francisco y los movimientos sociales han coincidido en generar paz, desarrollo y equidad.

El justo anhelo de justicia, soberanía alimentaria, paz y firme autodeterminación encuentra al continente americano en situación de desafío, ya que las fuerzas retrógradas del sistema depredador apuestan por la derechización a escala hemisférica. Con apego al libreto intervencionista de Washington, esas mismas fuerzas están empeñadas en desestabilizar y derribar a gobiernos legítimos.

A ello se debe la intensificación de los planes para torpedear el proceso de paz en Colombia, el despliegue bélico y la amenaza activa contra Venezuela, el financiamiento de bandas amadas que secuestran y asesinan a policías en Nicaragua, el bloqueo contra Cuba, el encarcelamiento de líderes populares en Argentina y Brasil, o el vil sabotaje económico contra el Estado boliviano.

El ala progresista de la Iglesia y las juventudes del mundo tienen el deber de ayudar a cambiar esos designios fatalistas por el respeto al derecho a una vida digna. Para ello, deben alzar su voz contra el modelo intervencionista y la rapacidad que difieren del evangelio de Cristo. Es necesario sacar la flecha clavada en el corazón de los pueblos condenados al hambre y la explotación.

Mientras haya muros o abismos que obstruyan la marcha de los peregrinos que buscan la paz, habrá que hacer camino al andar. Es urgente que las voces sensatas del ecumenismo y los movimientos democráticos se alcen para vencer al neoliberalismo que condena a la ruina a los pequeños y medianos productores agropecuarios y genera guerras, muerte, saqueo y destrucción en América Latina.

1 COMENTARIO

  1. Reciban saludos revolucionarios de paz y bendiciones desde México. Vivimos un momento grave en la Patria Grande por la injerencia del gobierno de Estados Unidos en la vida interna de la República Bolivariana de Venezuela. El imperio y las clases oligárquicas y de países vecinos como Colombia y Perú desean una guerra contra la población en la patria del Libertador Simón Bolívar. Exhorto a los jóvenes reunidos en Panamá, en torno al Encuentro Mundial, donde asiste el Papa Francisco a realizar un estudio conciente de la historia venezolana, en años recientes, desde el 2002, cuando se intentó dar un golpe de Estado contra el presidente Hugo Rafael Chávez Frías hasta Enero del presente 2019 en que Donald Trump y el Mundo Financiero Internacional prepara otro Golpe de Estado contra la autoridad legítima y soberana que preside Nicolás Maduro Moros. Por la paz y la justicia social, Fernando Acosta Riveros

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