El desarrollo de la crisis y el rol del oligopolio mediático

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Trabajadores indignados protestan en Panamá.

Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político

“Lo más triste de esta miserable historia es que el papá ha conseguido que su hija termine por parecérsele, convertida en un Tartufo de Moliere”. (RAC)

La más grave crisis vivida en los últimos 33 años de gobiernos plutocráticos pos invasión, se inició hace dos semanas, cuando la muchedumbre cansada de tanto burla y desprecio por su condición miserable de vida, decidió expresar este malestar colectivo en las calles. 

Los actuales acontecimientos tienen diversas lecturas políticas. Pero, las más desacertada es la vinculada al desgobierno presidido por el señor Laurentino Cortizo Cohen. En efecto, quizás impactado por la enfermedad de la arrogancia, no acaba de entender la naturaleza y el alcance del “revolcón” popular. Para su reducido pensamiento y el de su “equipo”, la indignación nacional expresada en las calles de Panamá es obra de políticos oportunistas.

La respuesta a esa inquietud oficial es la acumulación de la ira contenida durante 33 años de gobiernos de corrupción y el latrocinio de la cosa pública. La situación ha hecho eclosión a causa del hambre y las penurias de la mayoría de los panameños, producto del mal manejo de la “peste” y de la “guerra proxy” en el lejano país del Este de Europa.

Pero, el resentimiento y hasta odio que sienten los desheredados panameños es de tal magnitud, que dudo que el Palacio de Las Garzas —sí, no cambia la estrategia— pueda solventar pacíficamente semejante descontento generalizado.

¿Cómo han respondido las autoridades frente a un “rancho ardiendo”?

Rociándole gasolina a tres balboas con noventa y cinco centésimos por galón. Peor aún, ofreciendo conida al pueblo —“congelamiento” de 10 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) — que ni los perros aprecian. Porque a excepción de la carne de res (babilla) y las lentejas, todo lo demás es comida chatarra. Han pretendido dividir y contener el descontento popular nacional con actuaciones absurdas que ocasionan mayor desasosiego. Por ejemplo, organizar diversas mesas de diálogo, una de ellas (en la “Ciudad del Saber”) con actores no genuinos, es decir, no son los actores populares que están en las calles [Alianza Nacional del Pueblo por la Vida (ANADEPUV) y la Alianza Nacional del Pueblo Organizado (ANADEPO)].

Sin embargo, lo más peligroso de las actuaciones del poder hegemónico, es pretender tergiversar y manipular la realidad. Para ello, han echado mano a una herramienta política muy útil en el tratamiento con los dueños de los principales medios de comunicación social (El oligopolio mediático): La pauta publicitaria. Como es sabido, el año pasado el gobierno desembolsó, en publicidad, algo más de siete millones de dólares, distribuidos principalmente o mayoritariamente entre el oligopolio mediático.

Pero, este año, se anunció que se suspendería las cuñas o anuncios pagados. Ello provocó —aprovechando el descontento popular— el inicio de una campaña inusitada en contra del gobierno. No obstante, misteriosamente, esta semana que termina, la agenda mediática ha cambiado el tono y sentido de la información. Podemos inferir, que la millonaria campaña publicitaria del gobierno ha volteado al oligopolio mediático en contra de los “indignados” de Panamá. Para ello, han mediado “7 millones de razones”. Creyendo controlar la opinión pública, sin duda, los despropósitos políticos del poder se multiplicarán y en la misma medida elevada a la enésima potencia, también, la “cabreazón” popular.

De tal manera que la sensatez y la búsqueda de una salida pacífica al coyuntural desencuentro del gobierno Cortizo Cohen versus el pueblo en las calles, aconseja un diálogo y consenso con los verdaderos actores populares, que ponga fin a la crisis de gobernanza y de gobernabilidad, antes de que sea tarde para resolver el problema institucionalmente.

¡Así de sencilla es la cosa!

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