El anuncio oficial de reabrir la mina explotada por Minera Panamá, S.A., con el propósito de garantizar un cierre ordenado de esa actividad contaminante, ha generado expectación, dudas y escepticismo entre los grupos ambientalistas panameños.
En un mensaje a la nación, el presidente electo, José Raúl Mulino, planteó la posibilidad de reabrir las puertas de la mina, que fue cerrada a consecuencia de un fallo de la Corte Suprema en contra del contrato suscrito entre representantes del Estado y directivos de la compañía minera.
Ese anuncio provocó una inmediata respuesta de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana-capítulo Panamá y el Equipo de Pastoral Indígena Arquidiocesano. Esas organizaciones exigieron que no se desarrolle la minería extractiva en ningún lugar del país. Nada de “abrir para cerrar”, porque eso “abre” un período de confusión, subrayó el pronunciamiento suscrito por los religiosos.
El gobierno de Mulino deberá definir la estrategia ambiental de los próximos cinco años, en medio de la vigilia de quienes exigen respeto a la soberanía nacional y el cese de los enclaves mineros patrocinados por potencias globales.
En ese contexto, Café Bayano reconoce la demanda de garantizar un país libre de minería a cielo abierto y de oligopolios depredadores que saquean el patrimonio nacional y empobrecen el medio ambiente a través de la brutal agresión a la naturaleza y su fuentes hídricas.