Por Dr. Julio Yao Villalaz
(A mi madre Mélida Villalaz)
HE DE VOLVER A TUS BRAZOS
DE MI RODAR PEREGRINO.
EN TI NACIÓ MI CAMINO;
A TI VOLVERÁN MIS PASOS.
(1)
Vuelve el ave siempre al nido
de su primera jornada.
Vuelve el viento a su morada
tras un largo recorrido.
Vuelve el río anochecido
a sus pedregosos vasos.
Vuelve la ola al regazo
del mar que le dio la vida.
Y así yo, Madre querida,
HE DE VOLVER A TUS BRAZOS.
(2)
No olvida su itinerario
el ave aunque lejos vuela.
El viento hincha su vela
aunque sople solitario.
Derrama el río su acuario
generoso y cristalino
y cual su ola en remolino,
dispuesta a golpear la playa,
me lanzo sobre la raya
DE MI RODAR PEREGRINO.
(3)
De un emplumado temblor
vino el ave a la cañada.
Del seno de la hondonada
se alzó el viento rugidor.
Brotó el claro surtidor
cual un subterráneo vino,
y si de un vientre marino
nació la ola en la hondura,
como una saloma pura
EN TI NACIÓ MI CAMINO.
(4)
Más claro y firme es el vuelo
del ave que ya regresa.
¡Es tanta más la pureza
del aire lejos del suelo!
Ancho río, el arroyuelo
se hace al mar en los ocasos,
y cual su ola, entre pedazos,
de playa, vuelve segura,
con la frente alta y dura
A TI VOLVERÁN MIS PASOS.
Madrid, 8 de diciembre de 1971