(Redacción de Bayano digital)
Medios diplomáticos en Washington consiguieron filtrar valiosos elementos de un plan para aislar a Rusia en el concierto internacional y complicar el desarrollo de un propuesta negociada de paz en el conflicto en Ucrania, atizado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los informes, a los que tuvo acceso Bayano digital, revelan que con el apoyo y patrocinio de oficinas gubernamentales estadounidenses y los grupos derechistas que operan en Colombia ha sido creada la organización ”Aguanta Ucrania”.
El director de esa estructura con fines tenebrosos y de intriga es Sergio Jaramillo Caro, un filósofo, político y diplomático inscrito en la planilla de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). El sujeto de marras se ufana de ser el Alto Comisionado de la Paz en Colombia y un supuesto armonizador y mediador de las partes en conflicto.
Sin embargo, detrás de esa fachada de intelectual justo y correcto se oculta una personalidad siniestra. De hecho, la estructura que dirige con un libreto previamente elaborado en los laboratorios de guerra, es una plataforma usada por los gobiernos de Washington y Kiev para promover el intervencionismo en América Latina y el Caribe.
En ese caso, el tema de Ucrania ha venido como ”anillo al dedo” para que grupos derechistas recolecten fondos y promuevan la organización armada de corte fascista y el reclutamiento de supuestos ”voluntarios” a favor de Kiev, con la idea de debilitar a Rusia en todos los frentes.
Existen fuertes sospechas de que esta estructura atrajo con engaños al ingenuo y titubeante plantel de la Cancillería panameña, para concertar una cita en Nueva York, entre los presidentes Volodímir Zelenski, de Ucrania, y José Raúl Mulino, de Panamá. En esa reunión bilateral, habrían sorprendido a Mulino en su buena fe, para que pudiese aceptar la apertura de una embajada de Ucrania en Panamá, en 2025.
Jaramillo Caro, quien se jacta de ser una especie de factótum de la paz, no le ha explicado a los colombianos el enorme parecido entre ”Aguanta Ucrania” con la formación de paramilitares para la ejecución del Plan Cóndor, que Estados Unidos Impuso en la región en las décadas de 1970 y 1980, para silenciar a líderes de movimientos sociales.
En la actualidad, persiste el paramilitarismo que intenta socavar los procesos democráticos en Colombia y Venezuela. Todo ello, ha permitido al presidente colombiano, Gustavo Petro, mirar con recelo y cautela al entorchado Jaramillo Caro, quien fue hijo consentido en los mandatos de los ex presidentes Juan Manuel Santos (2014-2018) e Iván Duque (2018-2022).
Es importante recordar el despliegue de los grupos de mercenarios colombianos que en 2021 asesinaron al presidente de Haití, Jovenel Moise. Tras esa sangrienta acción perpetrada en territorio haitiano, fueron detenidos 17 ex militares colombianos.
Petro rechaza la idea de convertir a Colombia en una ”fábrica de mercenarios”, pero debe dar pasos más firmes para no dejarse atrapar o envolver por una derecha engañosa que se alimenta de las guerras y reacciona con odio y zancadillas políticas para torcer la voluntad democrática de la población colombiana.
La denuncia emanada de fuentes fidedignas en Washington coinciden con la evidente movilización de la ultraderecha argentina para formar a bandas y grupos nazi fascistas que alteren el mapa político regional. Esas actividades bélicas, hostiles y desestabilizadoras fueron denunciadas por patriotas y activistas por la paz, quienes en 2024 fundaron en Caracas, Venezuela, la Internacional Antifascista.