Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político
En Panamá, no existe democracia real. Hay una democracia de pacotilla. El gobierno es de pandillas plutocráticas, corruptas y clientelares. El domingo 11 de junio, una de las pandillas en el poder celebró las elecciones primarias de su entelequia política y surgieron denuncias por el uso indebido de 200 millones de dólares provenientes, supuestamente, del programa de descentralización (“paralela”) y de urnas de mesas de votación adulteradas (“preñadas de votos”).
El Istmo de Panamá es uno de los más importantes estrechos mundiales. Por nuestro canal pasa el 6% comercio marítimo y es un significativo centro bancario y logístico internacional. Ello ha llevado a algunas personalidades políticas panameñas a asegurar que la relación histórica con los gobiernos estadounidenses nos hacen “socios estratégicos del Norte revuelto y brutal”.
Pero, otra muy distinta realidad, arroja la experiencia histórica de las relaciones bilaterales de la República de Panamá y Estados Unidos. Por ejemplo, el más reciente gobierno nacional, ha ampliado la colaboración castrense y de seguridad nacional, incluso con el entrenamiento y edificación de centros de “coordinación militar” en territorio panameño. Sin embargo, no existe reciprocidad. La administración del presidente Laurentino Cortizo Cohen, ha solicitado a su contraparte estadounidense revisar el TLC o APC (Tratado de Libre Comercio) y el gobierno norteamericano lo ha rechazado rotundamente. Ello es así, porque por siempre la política internacional de los gringos ha estado basada en sus intereses y no en querencias o “amoríos” diplomáticos.
La historia del expansionismo, primero, y del imperialismo, después, indica que desde la independencia de 1776 hasta el año 2019, Estados Unidos ha lanzado alrededor de 400 intervenciones militares en el mundo. El 50% de éstas entre los años 1950 y 2019 y 2 de las mismas a nuestra sufrida nación: La agresión militar de los días 9, 10, 11 y 12 de enero de 1964; y la invasión, agresión y genocidio iniciado el 20 de diciembre de 1989.
De modo que el mundo vive hoy el cenit —no de la plataforma de SENACYT— sino de la lucha global entre la multilateralidad real y la unipolaridad preconizada por el imperialismo norteamericano. Los Estados Unidos de América se han propuesto como “la gran estrategia imperial” convertirse en el “gobierno mundial de facto y amos del universo”.
Por tal motivo, bien le convendría a la República de Panamá, instrumentalizar la “WEB” Chat GTP, basada en el modelo de lenguaje por IA-GTP-3; para combatir, entre otros males, la corrupción y el clientelismo, promover la “cosecha de agua” y nacionalizar el recurso hídrico, proscribir la minería metálica “a cielo abierto”, desarrollar nuevas modalidades de trabajo, garantizar la sobrevivencia del programa de Invalidez Vejez y Muerte (IVM) de la Caja de Seguro Social (CSS). Así como para planificar la política exterior independiente y nacional.
La República de Panamá no puede continuar uncido a la política guerrerista de unilateralismo de los EEUU. Los gobernantes panameños, actuales y futuros, deben aprender y aprehender a distinguir, verbigracia, ¿Cuáles son nuestros verdaderos intereses nacionales? Que la minería metálica a “cielo abierto” en nuestro Istmo es un crimen y; en el campo internacional, los conceptos de “guerra entre Rusia y Ucrania”, “Operación Especial militar en Ucrania” y “Guerra proxy en Ucrania”.
¡Así de sencilla es la cosa!
