“Cualquiera que gane en 2018 topará con una economía vulnerable” en Costa Rica

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Presidente de Costa Rica Luis Guillermo Solís.

Solís estrena el último almanaque completo de su gobierno y define las prioridades, entre las que destaca la reforma fiscal, aunque admite que las chispas

Por Álvaro Murillo y Ernesto Rivera C. | Semanario Universidad
@_AlvaroMurillo_

(Aclaración importante: Esta entrevista al presidente Luis Guillermo Solís fue hecha el viernes 23 de diciembre, último día hábil del 2016, horas antes de irse de vacaciones a España. Todavía valía la promesa de tener arreglado en febrero el famoso puente sobre el río Virilla, la CCSS no había anunciado la bomba de aumentar un 30% la cuota obrero-patronal y todavía el presidente legislativo era Antonio Álvarez Desanti, medio aliado en los afanes fiscales).

Entonces, podemos empezar contando que el presidente lucía contento y relajado. Su semblante parecía proyectar la idea de que acababa el año sin deudas graves; cansado sí, pero con buen sabor de boca por el manejo de la emergencia del huracán Otto, aunque rehúye de cualquier medición de popularidad.

Se permitió una autobroma sobre el asomo del ombligo (la abertura del botón de la camisa apretada durante un chat abierto en Facebook), se acomodó la corbata y se abrió a repasar lo bueno y lo feo del 2016, pero sobre todo a trazar las líneas de su 2017, el último año completo antes de entregar el poder a quién sabe quién. Asegura aún no logra ni imaginar quién puede ser su sucesor en la oficina presidencial.

Solís ha jugado ya dos tercios del partido y prefiere esquivar las mediciones o los resultados parciales. Contrario a la crítica de algún sector opositor, dice que ejercerá el gobierno hasta el mediodía del 8 de mayo del 2018 y que aún tiene objetivos, entre los que están la aprobación de la reforma fiscal, por supuesto.

Sí, el presidente se permite el optimismo extremo, a pesar de reconocer que en 2017 revientan las dinámicas electorales y que puede jugar en contra la sensación de que la economía va bien, la idea que tampoco es tan necesario fastidiar al pueblo con más impuestos.

Con otros temas trascendentales, el presidente parece menos decidido, como las estrategias para evitar una crisis inminente en el sistema de pensiones, la reforma del transporte público o la simplificación del funcionamiento del Estado.

“No quiero distraer a la Asamblea Legislativa y mucho menos en año electoral del objetivo que nos planteamos desde el inicio, que es la reforma fiscal, que todavía yo creo que podríamos tener. Todavía le prendo una velita a la reforma fiscal”, justifica en un tramo de la entrevista.

Permítasenos ser escépticos, porque además los astros de los indicadores se han alineado positivamente en exportaciones, déficit fiscal, inflación, ingreso de turismo…

Bueno sí, y que estamos en año electoral y nadie sube impuestos en un año electoral, más bien los baja. Todo eso es cierto, pero yo todavía creo que hay ciertos grados de racionalidad en la política. Creo que es una irresponsabilidad absoluta dejar a la próxima administración amarrada de pies y manos, con un endeudamiento de más del 50% si echamos mano del recurso internacional para reconstruir lo del huracán Otto.

Alguno podría querer llegar a gobernar con ese problema ya estabilizado. O incluso el PAC mismo.

-Puede ser cualquiera, porque ahora estamos igual que como estábamos hace cuatro años. Con casi la mitad de la gente que no dice qué partido ni qué candidato prefiere. Cualquier opción puede ganar, incluso opciones que hoy no existen. Diay, vea que un Juan Diego Castro no aparece. Luis Guillermo Solís tampoco aparecía. Donald Trump no podía ser y fue. Frente a eso, lo que digo es que cualquiera que gane va a encontrarse con un país con una economía vulnerable y especialmente si sube el petróleo, si suben otra vez el acero, el hierro; si Estados Unidos aumenta las tasas de interés, si los inversionistas se retiran, si se nos dispara el dólar. Yo francamente no recomendaría que nos quedemos en esa lógica de que la economía va bien y entonces aguantamos.

¿Lo que usted ve en la Asamblea Legislativa le da razones, más allá de su esperanza y sus ganas, para creer que este año sí habrá reforma fiscal?

-Nosotros hicimos una propuesta que no era de un solo paquete, a diferencia de doña Laura (Chinchilla, 2010-2014), don Óscar (Arias, 2006-2010) y don Abel (Pacheco, 2002-2006). No era una apuesta de póker, sino que lo dividimos en nueve proyectos de reforma. De esos nueve, ya hay cinco que están aprobados, aunque no son suficientes. Y hay dos que podrían aprobarse con alguna rapidez, que son el de Sociedades Anónimas (aprobado el lunes 8 de enero en primer debate) y el de Regla Fiscal. Especialmente este nos daría mucho más réditos prácticos y reales que el del empleo público. Empleo público es un proyecto que está toqueteado por todas partes y que se ha convertido en el ícono satánico de unos y otros para no hablar de impuestos.

¿Dice que se ha ido haciendo la tarea?

-Es que no son pequeñas cosas las que se han hecho. Tenemos nueva Ley de Contrabando, nueva Ley contra el Fraude Fiscal, nueva Ley de Caja Única, nueva Ley de Pensiones y nueva ley de Exoneraciones. Después vienen la ley de Sociedades y la de Regla Fiscal. Y las que quedan son IVA (impuesto al valor agregado) y Renta.

IVA y Renta, lo más duro

-Lo que pasa es que ahora vienen los próximos meses y en marzo aparecen las calificadoras de riesgo y van a decir al país “vea, usted tiene aquí una calificación negativa con perspectiva negativa, va a hacer algo o no?”, porque esto lo van a decir más fuerte en febrero y van a sacarla y van a enseñarla y si nos vamos con una nota negativa, ¿qué va a pasar con la inversión y a partir de ahí cómo es que vamos a generar las condiciones para que el año entrante la economía sigue adelante?. O sea, el que piense que estemos fuera de la zona de peligro porque tenemos una economía estable, está leyendo las cosas totalmente equivocadas, aquí lo que necesitamos es responsabilidad.

¿Es un socio en esto don Antonio Álvarez?

-Hasta ahora lo ha sido.

¿Cree que lo pueda seguir siendo, considerando que ahora es precandidato?

-La dinámica de este año complica todo, no es lo mismo don Antonio sin ser precandidato que don Antonio “pre candidateado” (el miércoles 11 de enero anunció que se separa de la Presidencia legislativa hasta que pase la convención del PLN, el 2 de abril).

¿Ya lo ha visto cambiar?

-No, pero ya las declaraciones públicas de sus propios compañeros en la Asamblea Legislativa son distintas y no solamente Liberación Nacional (PLN); también es la Unidad Social Cristiana (PUSC). Don Rafael Ortiz tenía un liderazgo que es diferente ahora que es precandidato. Don Edgardo Araya, en el Frente Amplio (FA), tiene un liderazgo que es diferente.

¿Con este paisaje, igual va a impulsar la ley de Empleo Público?

-Como todas las cosas en la vida, en las grandes decisiones de un país, yo creo que las leyes y las propuestas tienen que colocarse sobre la mesa. Ahora con pensiones en la Caja igual; hay que colocar informes y que la gente lo vea. Como es eso de que “no discutimos un proyecto de ley”. ¿Cuándo se ha visto semejante barbaridad?

“Empleo público es un proyecto toqueteado por todas partes que se ha convertido en el ícono satánico de unos y otros para no hablar de impuestos”,

Luis Guillermo Solís Rivera, Presidente de la República

Pero usted no lo ha puesto a discusión.

-Yo no quise presentarlo ahora porque me parece que ahí en la Asamblea Legislativa a finales de este año no se estaba aprobando pero casi ni un minuto de silencio. Salió el presupuesto extraordinario, cosa que agradezco mucho a los señores diputados y diputadas, pero los consensos en torno a otros proyectos de ley son casi imposibles de alcanzar. Las amenazas son “le meto 500 mociones”.

Y sin arrancar el año electoral…

-Y sin arrancar formalmente el año electoral. Entonces para qué vamos a reventar al plenario metiendo un proyecto de ley como ese. Yo respeto mucho a doña Sandra Piszk y todo lo demás, y no es porque los sindicatos pedían que no se convocara; se convocará en algún momento, debe convocarse. Además si no hay acuerdo sobre impuestos de aquí a marzo o abril, tendremos que ver lo que quede de sesiones extraordinarias (hasta mayo) y decir “hicimos nuestro mejor esfuerzo, vean a ver que hacen ustedes con eso”.

Se acabaría entonces la novela de la reforma fiscal.

-En el momento que quieran aprobarlos, ahí quedan los mejores proyectos con el aval del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de todo el mundo. El déficit se baja, se bajará mucho más de lo que hicimos ahora, pero todavía no estamos ahí y yo sigo pensando que existen condiciones objetivas que tiene que ver también con esos liderazgos en la Asamblea y partidos que saben que alguno gobernará, incluido el partido de gobierno, que tendrán que asumir la responsabilidad.

Estamos en el minuto 60 del partido de fútbol. Ya hay cansancio, ya saben cómo juega usted… Habrá quien diga que usted va perdiendo el partido.

-Yo seré presidente hasta el 8 de mayo al mediodía e intento ejercer mi presidencia hasta ese mismo momento, entonces el balance lo haré del 8 de mayo del 2018. Mientras tanto, las encuestas no me desvelan, no me desvela que la gente se enoje por las redes sociales si se dice una mentira u otra, o porque hay un titular u otro. Eso viene con el puesto, yo voy para adelante.

Le queda un año y tres meses de gobierno; es ahora o nunca, lo que vaya a dejar en la historia es ahora o nunca. ¿Cuál es el plan para este año?

-Lo primero, lo que ya señalé, quiero cerrar el mandato presidencial con muchas obras de infraestructura que este país necesita terminadas; no solo por terminar las obras que en sí mismo hay un cierto valor, porque hay otras que voy a dejar iniciadas, como la ruta 32, que quizá es mucho más importante que otras, por lo que significa su conectividad con Puerto Limón. La ruta 257 es fundamental y esa también va a quedar terminada; tiene que estar terminada en enero del 2018. Pero quisiera también terminar con las escuelas y colegios que estaban pendientes del fideicomiso del BID y además de construir escuelas y además de dejar de pagar intereses por esos préstamos, darle al país una cierta sensación de alivio, de que las cosas sí se pueden hacer y se pueden terminar bien.

“El que piense que estemos fuera de la zona de peligro porque tenemos una economía estable, está leyendo las cosas totalmente equivocadas.

El plan es infundir alivio, pero con lo fiscal en veremos.

-Por eso, quiero en segundo lugar dejar la reforma fiscal aprobada y cuando yo pienso en reforma fiscal, estoy pensando no solo en IVA, sino en Renta.

¿Si no lo aprueba, se sentirá frustrado?

-Sí, sí me sentiría frustrado.

¿Se sentiría derrotado?

-No, el que saldría derrotado es el país, porque yo lo que dije en campaña es que íbamos a recoger más, íbamos a invertir mejor, íbamos a gastar menos e íbamos a tener más impuestos, más ingresos. De esas cuatro cosas, tres ya las logramos, pero falta la aprobación de los impuestos. Yo quiero completar ese proceso.

¿Cuáles son el tercer y cuarto objetivo del año?

-Quiero consolidar el programa Puente al Desarrollo, que sea un proyecto que efectivamente marque tendencia a la baja en la lucha contra la pobreza, que rompamos esa inercia. Y el cuarto, muy importante: quiero terminar sin escándalos de corrupción.

Los no-planes de Solís

¿Qué pasará con temas que a la gente le importan muchísimo, como transporte? ¿Puede sacar el tema de sectorización de autobuses sabiendo las presiones que hay?

–Bueno, ha venido saliendo. De hecho, el texto que está en consulta es el resultado de un enorme esfuerzo de concentración que Liza Castillo (viceministra) ha desarrollado y que tienen fechas muy manejables. Nosotros podemos poner a ejecutar ese proyecto e incluso dejar aprobado el tema de pago electrónico.

Ese proyecto de pago electrónico del Banco Central fue el que desechó Sebastián Urbina, su ex viceministro de Transportes. ¿Tenía él la autonomía para desecharlo?

-Por eso se fue. Porque cuando quiso imponer un modelo le dijimos que no.

La razón que se dio para separarlo fue otra…

-Se fue por otras razones, pero entre las razones por las que se fue está esa: él tenía una propuesta que no era la propuesta con la que habíamos estado construyendo los entendimientos entre el Consejo de Transporte Público (CTP), el Banco Central, el Ministerio de Hacienda y Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep). En determinado momento hubo que decirle que no, porque aquí no se hace lo que le da la gana.

Entonces él tenía una agenda propia.

-No lo sé, pero tenía una propuesta que era diferente a la que nosotros estábamos auspiciando. Ahora creo que eso sí puede salir, aunque no necesariamente vamos a ver los resultados de forma inmediata; pero si lográramos un acuerdo, el cambio que eso va a permitir en el transporte público de personas va a ser extraordinario.

Está en espera el tren eléctrico.

-En eso hay presiones serias para desarrollarlo. Esa primera línea del tren que nosotros prometimos en campaña cada vez se ve más complicada porque el diseño de esa línea del tren que tenemos obliga a elevarlo. Es esencial para bajar presas, aunque, conste, hay países como Corea, como Estados Unidos, como los grandes países del mundo, en donde hay metro, hay sectorización, hay troncalización, hay pago electrónico y siguen las presas. El problema no lo resuelve necesariamente solo un sistema moderno de transporte, hay que volarse los carros.

Este es un tema en el que nadie espera una solución en un pispás, pero sí que al menos se inicie en serio. Igual que con la situación de la Caja del Seguro Social.

– Los avances que se han logrado a mí me dejan muy satisfecho. Al menos el haberle dado a la Caja $420 millones para pagar más del 50% de las cuotas pendientes del Gobierno central con ella; a mí me parece que es un gran logro.

Bien. Esta fue una decisión que dependía del Ejecutivo. Otros temas de la Caja exigen una mayor intervención suya.

-Es que la Caja es un país por sí solo, con niveles de autonomía que están definidos por ley. Hubo momentos en que nos impusimos a la Caja y le recuerdo uno que espero este pueblo reconozca: la Fecundación In Vitro (FIV). Se lo impusimos a la Caja con un pleito que le costó a este Gobierno buena parte de su rédito político equivalente, en el otro sentido, a la Reforma Procesal Laboral. Acuérdense de que la Caja salió con una posición que era completamente diferente, pero hay otras cosas que no se pueden hacer, que la ley no lo permite.

¿Usted está satisfecho con la gestión de doña María Rocío Sáenz (presidenta de la CCSS)?

-Sí, ha hecho un trabajo muy importante. No es fácil.

Acabamos el año conociendo un estudio sobre el régimen pensiones que cae como una piedra en la cabeza a los que tenemos menos de 51 años. ¿Va a dejar en este año una solución al menos planteada?

-Para mí lo más importante del estudio actuarial de la Universidad de Costa Rica (UCR) es que dice que no hay una crisis inminente. El estudio dice que va a haber una crisis si no se toman medidas y hace un menú de opciones que pasan por trabajar más tiempo, pagar más cuota… en fin. Yo lo que creo que en esta administración lo que vamos a hacer es colocar el estudio en debate y quizá, si tenemos tiempo y tenemos suerte, lograr que en el marco del debate político de la campaña, se construya un acuerdo sobre las medidas.

¿Sin urgencias?

–Este es un tema que ya discutimos y recuerdo que en ese marco lo que decían las encuestas es que la gente prefería pagar más que trabajar más años, cosa que me parece lógica. Las empresas privadas se negaron porque es otra carga y que los sindicatos fueron a decir que de ninguna manera van a trabajar un año más. Bueno, eso era lo previsible. Entonces ahora lo que tenemos que buscar es cómo vamos a salir. Tenemos no sé cuántos años más para hacerlo, pero las medidas deben comenzar a producirse dentro de los próximos tres años, si no, sí vamos a tener una crisis. Yo creo que este Gobierno lo que tiene que hacer es colocar eso con toda transparencia sobre la mesa.

Dependerá entonces de si hay tiempo y suerte, pero ¿colocar el tema en cuál mesa y cómo?

-Eso hay que hablarlo con la Caja, probablemente la creación de una mesa de debate, donde aparezcan los distintos grupos, donde se analice el texto; el estudio actuarial es complejo y lleno de detalles, pero es la Caja la que tiene que liderar el proceso, me parece que es lo que corresponde.

Si algo le aplaudieron, en la gestión de la emergencia por el huracán Otto, fue su determinación, al frente de un equipo bien coordinado y con autoridad. ¿Por qué no pudo hacerlo antes o cómo podría aplicarlo en este 2017?

-Es una buena ilustración pero creo que puede resultar equivocada. Una cosa es la gestión de una emergencia, en donde usted tiene una situación de premura. Son situaciones de vida o muerte en horas, con instrumentos que le permiten intervenir de manera mucho más directa y mucho más eficiente, sin deparar en leyes o decretos. Otra cosa es gestionar el país y gobernarlo en toda su extensión, todo el tiempo y a partir de una normativa establecida. Yo no le puedo imponer a las instituciones, por ejemplo de salud, que actúen regularmente como actúan en una emergencia. Yo no puedo decir a los bancos que bajen las tasas de interés, como le puedo decir a la policía sáqueme a esas familias ya. Son dinámicas distintas.

Se explica, pero el punto es que el público pide que el Gobierno ataque otros temas como si fuera una emergencia de esas ¿No hay una manera de aplicar esa fórmula?

-Tal vez en algunos casos sí y se pueden aplicar recetas de esa naturaleza de manejo autoritario o de manejo férreo, o contundente. Hay cosas en donde eso no puede ocurrir porque simplemente la institucionalidad que en el caso del Huracán y se pudo alinear y se alineó e hizo las cosas bien; incluso yo le he dicho en un discurso, no puedo entender: ¿cómo esa institucionalidad que es capaz de sacar a cuatro mil personas evacuadas en 36 horas, con un nivel de apoyo popular extraordinario, no pudo haber terminado el puente de la platina en más de diez años?

“En esta administración lo que vamos a hacer es colocar el estudio (sobre pensiones dela CCSS) en debate y quizá, si tenemos tiempo y suerte, lograr que en el marco de la campaña, se construya un acuerdo sobre las medidas”

Parece un asunto de voluntad…

-Parece un asunto de voluntad, pero al final de cuentas no es tanto de voluntad. Es que ahí uno entonces entra a los detalles de la gestión. Ese puente, para hacer lo que se está haciendo hoy, requirió de más de un año y medio de trabajo debajo del puente, que no se vio. Claro, era trabajo que se estaba haciendo silenciosamente que hoy permite que se pongan las vigas, pero aun así ha habido diez años anteriores de mala gestión que incluyeron actos muy cuestionables.

No se trata solo de nuevos líderes, sino de institucionalidad y normativa disfuncionales. ¿No dejará una reforma planteada?

-La tendencia ha sido debilitar a presidente en aras de dar más potestades a las entidades contraloras, a la Asamblea Legislativa y a este montón de instituciones con autonomía absoluta, de centralización máxima (…) Pero no quiero distraer a la Asamblea Legislativa, y mucho menos en año electoral, del objetivo que nos planteamos desde el inicio, que es la reforma fiscal, que todavía yo creo que podríamos tener.

¿Cómo analiza el panorama internacional? ¿Podría esa ola de populismo de derecha meterle más viento a este año en Costa Rica?

-No vivimos en el mejor de los mundos. Se han enredado las relaciones internacionales y la geopolítica mundial, porque se han juntado el fenómeno financiero, la crisis de la cual no sale el mundo capitalista desarrollado del 2008, la salida ha sido muy lenta y muy desigual. Por otra parte, ha aumentado la tensión en diferentes partes del mundo que son estratégicas: Oriente Medio, Asia Central; con el tema del terrorismo, del nacionalismo, del fundamentalismo. Toda esa ensalada de fenómenos históricos que han vuelto a la superficie lo que ha hecho es ralentizar más el crecimiento de las economías, y a eso súmele la nueva rivalidad entre las grandes potencias, particularmente China y Rusia con los Estados Unidos. Con una Europa que se ha quedado muy recesiva, consumida en su propia crisis; hoy está más dividida que nunca antes y lo está tanto por razones de orden económico como por razones de orden político, que tiene que ver precisamente con el debate ideológico.

¿Cómo ha impactado eso a la región?

– En ese mundo las regiones empiezan a experimentar también tensiones propias y cambios que se van produciendo. En tres años pasamos de una América Latina articulada por los países ALBA en buena medida, a una en donde se ha básicamente se ha desdibujado el ALBA hasta prácticamente desaparecer como lo hemos visto ahora en el debate reciente del Mercosur, con los sistemas de integración regionales muy debilitados incluyendo el centroamericano y ahora con una gran incertidumbre frente a la relación con Estados Unidos, en donde (Trump) reniega de todo lo que auspiciaban los demás gobiernos republicanos o demócratas del pasado auspiciaban. En semejante cuadro hay que caminar con mucho cuidado.

Cuando quedó Trump, usted decía que el sistema de Estados Unidos, lo contendría. Ahora vemos señales de lo contrario.

– El presidente electo está siendo consistente con su propuesta de campaña, es indudable, pero, aun así, veo matices y digo dos: en el Ministro de Defensa (James Mattis), experimentado en el campo de batalla y como intelectual de la guerra; dudo mucho a que se ajuste a las declaraciones del presidente electo en temas como Irán o Corea del Norte.

El otro es el jefe de Seguridad Interior, al que conozco personalmente, el general John Kelly; habla español, conoce la región, fue comandante del Comando Sur, es un hombre de pensamiento muy sofisticado, muy depurado y le va a tocar liderar con el tema migratorio porque la agencia migratoria y Homeland Security tienen que ver con eso. Todavía no sabemos quién va a ser el USTR (Representante de Comercio Exterior) y para mí eso es fundamental. Dependiendo de quién sea vamos a saber que Trump estará dispuesto a llevar hasta las últimas consecuencias su proteccionismo o si habrá margen para hablar. (Ahora se sabe que nombró al proteccionista Robert Lighthizer, exfuncionario de la era Reagan).

“Trump refleja lo que hemos estado viendo contra la política tradicional (…) Es un poco “Podemos” en España y un poco un poco ‘Luis Guillermo presidente”.

¿Cómo se explica usted el ascenso de Trump?

-Yo creo que Trump refleja lo que hemos estado viendo en los últimos cinco años, creo que es una reacción de la gente contra la política tradicional, creo que es la reacción de la gente ante la exclusión a la que fueron sometidos grandes sectores sociales. Es un poco “Podemos” en España, de forma inesperada e insospechada, es un poco Luis Guillermo presidente.

En este año electoral, el Partido Acción Ciudadana (PAC) ya no sería el cambio, sería continuidad. ¿Usted siente que después de su gobierno el PAC tiene posibilidades de competir y no solo de participar en las elecciones?

-Con este desapego electoral, cualquiera puede ser presidente, porque yo soy fruto de esas circunstancias. Eso fue lo que me hizo presidente.

-Pero no hubiera podido ganar en un partido nuevo, ¿o sí?

No, esos partidos así no. Acuérdese que hubo el partido de las mujeres en algún momento, el partido de los taxistas y al final no funcionó. La masa electoral no va a votar temáticamente por los animales, o por las mujeres o por los gays. No. Son las coaliciones sociales, es otra vez aquello que yo decía, que la política ahora es muy diferente; antes se parecía a un castillo medieval y usted se peleaba contra otro castillo. Ahora se parece más a un portaviones en donde aterrizan alianzas sociales y después se van. Usted tiene que formar ahí coaliciones muy diversas.

¿Se le irá Carlos Alvarado, ministro de Trabajo, para ser precandidato oficialista?

-Es que creo que esa es la dinámica política. Sea él o cualquier otro, yo lo único que les pido es que con tiempo me avisen. Y hasta el momento, nadie me ha avisado.

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