¿Cuál será el futuro de la corrupción en Panamá?

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Ciudadanos protestan contra la corrupción y la impunidad. (Foto: Adriano Duff | La Estrella de Panamá).

Por Alberto Velásquez
Periodista

La serie de escándalos de corrupción aumenta con el suceso relacionado al cobro por el documento de paz y salvo a los extranjeros que residen en Panamá, pese a que ese documento no tenía costo alguno. El hecho sacude una vez más la conciencia del panameño honesto.

En el afán de acumular dinero, tal como lo hacen los de perfil de “cuello blanco”, funcionarios y empresarios sin escrúpulos se han organizado en mafias para aprovecharse de lagunas legales, artificios y toda clase de argucias que permiten un desgobierno flácido y falta de interés por brindarle al país un ambiente decente.

Recostado en un sistema judicial en entredicho y de manifestaciones falsas, que nadie cree, el actual mandatario del país se atreve a decir que ha erradicado la corrupción de raíz. Ese argumento se lo creyó solamente un grupo de individuos que viven de espaldas a las realidades del país.

A Panamá, saturada por el escándalo Odebrecht, le suman otros casos domésticos, como los que han afectado las finanzas de la Caja de Seguro Social (CSS), causados por el robo de las cotizaciones obrero-patronales, a través de un sistema electrónico millonario, que sólo ha servido para evitar pagarle a la institución lo que descuentan al salario de los trabajadores.

Por su parte, funcionarios de Migración y de la CSS ‒involucrados en componendas‒ fabricaron afiliaciones fantasmas, congestionando aún más los escenarios de peculado.

Pero la fiesta de la corrupción aún no termina. Además, se debe auscultar lo que sucede en el manejo de la vía interoceánica. A pesar de que se ufanan de manejarla mejor que los “dueños” anteriores, los actuales administradores del Canal de Panamá no pueden ocultar la sospecha de que intentan tercerizar nuevos servicios, para beneficiar a grupos que en ningún momento levantaron un dedo para luchar por nuestros derechos soberanos.

Sería largo enumerar hechos de corrupción ventilados públicamente, pero, por los vientos que soplan, no sorprendería a la opinión pública el estallido de nuevos casos, arropados a través de acuerdos secretos con organismos de justicia, como el de la empresa “tica” que todavía opera en Panamá, pese a ser confesa de repartir coimas.

A futuro, seguramente, serán develados nuevos escándalos y, como consecuencia, la sociedad seguirá dañándose, con ejemplos nocivos que no se corregirán si no son escogidos dirigentes con suficiente valor para enfrentar ese escarnio social que se llama corrupción.

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