Crisis del sistema penitenciario

El tema no es nuevo

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El tema no es nuevo

Asociación de Comunidades de Don Bosco
Concejo de Redacción.

El hacinamiento en nuestras cárceles no es un tema por vez primera se aborda, por décadas se ha venido hablando del crecimiento exponencial, principalmente entre el sector joven de la población panameña., nos cuenta doña Cecilia, que ella recuerda los años cuando se creó el «tutelar de menores» por los años 50, para adolescentes de conducta «rebelde». Posterior nos relata que se creó el centro conocido como «Chapala en Chorrera», para una población con algo más de edad que la anterior que ya estaba en los caminos delincuenciales, que hoy el modernismo, le denomina «jóvenes en riesgo social».

Los años pasaron y a pesar de múltiples estudios, conferencias, simposios y congresos, en la atención al privado de libertad quedó como un problema pendiente. Coincidimos con los cientistas sociales panameños, que han tratado el tema y expresan que «las cárceles se convirtieron en la Universidad del crimen». Ese problema social, que encontró su detonante en la grave crisis que se presenta en las cárceles panameñas, exige que las autoridades realicen las investigaciones y deslinden las responsabilidades.

Lo recientemente ocurrido no es solo un problema de los estamentos policiales, es un problema del sistema educativo, del sector privado, de los sectores religiosos, de la ciudadanía. Creemos que es necesario la participación activa de las comunidades con el apoyo y las herramientas, que el Estado dispone, para enfrentar el problema a través de respuestas positivas y participación ciudadana.

Podrán acusarnos de «añorar el pasado», pero no hemos visto desde la desaparición del DIGEDECOM, una entidad que realmente tenga raíces comunitarias, que lleve a lo más íntimo de la República, el barrio, la calle o la plaza, programas reales de inserción social y de educación ciudadana. Si lo que queremos es una mejor sociedad, debemos retomar ese compromiso, de abajo hacia arriba.

Nuestro llamado de atención, más allá de las culpabilidades, está centrada en la búsqueda de alternativas. Nuestro colectivo, siempre propositivo, considera que las soluciones no vendrán de arriba, pues somos nosotros quienes los padecemos; es nuestro dolor de cabeza y tendremos que buscar nuestra propia » aspirina».

Para ello invitamos a crear las Asociaciones de Comunidades, como una plataforma de dialogo comunitario, donde podamos establecer mesas de trabajo para tratar temas puntuales como el que nos afecta en la coyuntura actual. Los recursos están allí, en la población.

La Sociedad no es un ente abstracto la hacemos hombres, mujeres, niños, jóvenes y adultos mayores con capacidades y conocimientos individuales en donde la participación podrá brindar las oportunidades de mejores comunidades, un legado a las nuevas generaciones y un mejor país.  La organización es la clave.

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