Crean en Panamá herramientas para proteger a los tiburones y frenar pesca ilegal

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Pesca ilegal detectada a bordo de una nave pesquera.
  • El 21 por ciento de las poblaciones de tiburón, raya y quimera del mundo está amenazado de extinción, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en ingles).

  • La cifra es mayor en el Atlántico Noreste, con un 26 por ciento amenazado de extinción. En el Mediterráneo, la cantidad asciende al 42 por ciento. En Panamá, se realizan esfuerzos para cambiar el panorama desolador.

Por David Carrasco

Un proyecto de investigación de desarrollo de herramientas moleculares y trazabilidad de eslamobranquios procedentes de las pesquerías en Panamá fue lanzada por el biólogo marino Edgardo Díaz-Ferguson. La propuesta ofrece esperanzas en la protección de tiburones y otras especies en peligro.

El proyecto es financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), al ser ganador de la Convocatoria Pública de Investigación y Desarrollo 2016, que busca potenciar la investigación a favor de proyectos sustentables.

La iniciativa está dirigida a identificar genéticamente muestras de elasmobranquios (tiburones, rayas y mantarrayas), que son comercializados o exportados desde Panamá, incluidas partes cortadas del animal, como troncos, aletas y filetes en diferentes puntos de la cadena de la comercialización.

Los elasmobranquios son especies que pertenecen a una subclase de peces de la clase de los condrictios, que tienen un número reducido de crías al año y son afectados por las pesquerías. De hecho, los tiburones figuran en el tope de la cadena alimenticia en los mares y son la pieza clave para garantizar el equilibrio de los océanos.

Se estima que anualmente unos 100 millones de ejemplares de tiburones y rayas son pescados por el ser humano. La pesca ilegal alcanza a tiburones y cardúmenes de atunes y pargos, sobre los cuales ejercen presión las flotas industriales.

Díaz-Ferguson sostuvo que la identificación molecular permitirá la identificación de las especies, y que ello ayudará a la detección de fraudes en el etiquetado, exportación y comercialización ilegal de productos pesqueros que llegan a diversos mercados.

“La mejor forma de contribuir a la sostenibilidad de estas poblaciones es conociendo su material genético”, ya que se desconoce si las especies comercializadas están en peligro o listadas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), acotó.

Díaz-Ferguson reconoció que entre las principales amenazas sobre la diversidad multi-escala que afectan a las especies marinas, están la fragmentación y alteración del hábitat, la sobreexplotación a través de las pesquerías y el cambio climático.

Añadió que en el Pacífico Este Tropical han sido registradas unas 340 especies de tiburones y 400 de rayas. En Panamá, hay unas 37 especies de tiburones y 33 especies de rayas, de las cuales 22 han sido reportadas en capturas y posiblemente comercializadas.

La Fundación MarViva ha enfocado sus esfuerzos en reducir las capturas de tiburones con fines de aleteo (mutilación), que consiste en cortar las aletas y lanzar al mar el cuerpo aún vivo del tiburón. Además, privilegia la vigilancia en áreas marina protegidas, donde se reproducen diversa especies de peces.

Previamente, la administradora de la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP), Zuleika Pinzón, confirmó a Bayano digital que se prevé asignar a bordo de los buques pesqueros a inspectores panameños, para lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada (INDNR). Ello incluye la supervisión en puertos y puntos de desembarque costero.

Con el apoyo de FAO, Perú, Panamá, Costa Rica y Chile se unieron para crear una red de intercambio de información y experiencias contra la INDNR. La FAO instó a fortalecer ese mecanismo, tras estimar que en el mundo las capturas ilegales alcanzan hasta 26 millones de toneladas, con un valor de 23.000 millones de dólares.

En 2015, Panamá se convirtió en el primer país centroamericano en adoptar el Sistema de Información para la Evaluación de los Recursos Acuáticos y la Calidad de las Aguas (SIERAC), para el ordenamiento de los recursos pesqueros. Así lo destacó entonces el biólogo Salvador Siv, experto de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), al hablar del reto de la flota atunera.

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