Cosas veredes, Sancho, que no crederes

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Don Quijote y su escudero Sancho Panza siguen deshaciendo entuertos.

Por Ing. Carlos Lorenzo

La complejidad de la coyuntura electoral en Panamá mantiene en ascuas a los más avezados analistas políticos criollos, en particular, en relación a las eventuales alianzas entre las diversas toldas partidarias y, también, entre las variopintas candidaturas y precandidaturas a la Presidencia de la República, con la inclusión de los candidatos de libre postulación y de los ”partidos bisagra” que son ofertados en el mercado electoral.

Yo mismo, procedente de las ciencias llamadas duras y científico político aficionado, estoy en similar situación a la de aquéllos colegas, de mayor sapiencia. Empero, como advierte el Ingenioso Hidalgo a su escudero: ”cosas veredes, Sancho, que faran fablar las piedras”.

La historia política doméstica de más de un siglo hasta hoy, es prolífica en ejemplos concretos de las más inverosímiles concertaciones entre partidos y dirigentes del más diverso pelambre, aparentemente irreconciliables. Cabría preguntarse, en efecto, si hay contradicciones realmente antagónicas, más allá de los objetivos intereses particulares y/o personales de las elites que hegemonizan la contienda electoral. Sus querellas internas, en última instancia, obedecen a conflictos personales o a incidentes histórico-políticos acaecidos hace más de media centuria. J.G. Carrizo, M.Torrijos, J.I. Blandón, R. de Roux, R. Lombana, aún R. Martinelli, cuál es la naturaleza de sus contradicciones, son fundamentales? La propia embajada USA no descarta su alineamiento y en materia de coaliciones mantiene todas las opciones sobre el tablero.

En efecto, con la notable excepción de la académica Maribel Gordón, que lidera el Plan para una vida digna, exponente de las organizaciones y movimientos ambientalistas, cristianos, gremiales, populares y sociales progresistas, de izquierda y de centro izquierda; los restantes candidatos se ubican en términos de identidad político-ideológica del lado de una nueva derecha, la ”derecha light” y de la rancia derecha oligárquica, que no hacen propuestas sobre los profundos y acuciantes problemas del país, vistos en un horizonte de corto, mediano y largo plazo.

El ciudadano, mayormente el estudioso de lo social-político, no puede quedarse en el análisis de lo superficial y fenoménico. Debe ir a la esencia, a las estructuras profundas que hacen posible organizar y reorganizar el paisaje caótico que presenta la realidad en un primer momento. Siguiendo a K. Kosik: ”Si la apariencia fenoménica y la esencia de las cosas coincidieran totalmente, la ciencia y la filosofía serían superfluas”. El análisis que exige la ciencia social, nos lleva a manera de hipótesis a proponer que no existen posiciones irreductibles entre los partidos y candidatos, con la excepción arriba indicada; todos ellos suscriben dos objetivos primordiales, a saber:

Garantizar la estabilidad del modelo neoliberal económico, sociocultural y político; y, asegurar el alineamiento del Estado panameño a los objetivos e intereses geoestratégicos de Estados Unidos en los ámbitos regional y global.

No es cierto que hay ocho propuestas de la ”derecha light” y de la «derecha oligárquica», para que los electores elijamos. Eso es lo aparente, lo fenoménico; en esencia, hay sólo una propuesta electoral, con múltiples disfraces y edulcorantes, que se enfrenta al Plan para la vida digna, que encabeza la profesora Maribel Gordón. Salvo matices, todos favorecen el Panamá país minero, el modelo neoliberal transitista, las medidas paramétricas al sistema de pensiones, la privatización de servicios esenciales de educación, salud, provisión de agua y de los recursos estratégicos, el achicamiento del Estado y su reducción a mero garante de la seguridad y operación del capital local e internacional, la política exterior subordinada.

Los escarceos que hacen politólogos y estrategas acerca de eventuales alianzas son ejercicios de entretenimiento que, llegado el momento, se disolverán ante la imposición de los poderes que subyacen en las capas profundas de la realidad sociopolítica nacional. De eso, los ciudadanos tienen vasto conocimiento. Mike LOFGREN (Deep State. The fall of the Constitution and the rise of a shadow government) sustenta la hipótesis de la existencia de un Estado Profundo, entendido como ”una asociación híbrida de elementos de gobierno, de las finanzas de alto nivel y de la industria que es capaz de gobernar de forma efectiva los Estados Unidos sin necesitar el consentimiento de los gobernados expresado a través de la política formal”. De ese ”Estado”, forman parte el Complejo industrial-militar, Wall Street, Silicon Valley, entre otros poderes, unidos sólidamente por una agenda y objetivos estratégicos comunes.

La hipótesis de Lofgren es extensible a países como Panamá, donde en determinadas coyunturas el Estado Profundo opera para poner orden al caos aparente y asegurar sus objetivos prioritarios y estratégicos (ver con provecho: Quiénes son los dueños de Panamá, Hughes, et al., Nepotismo y oligarquía, F. Morales y E. Agudo; La concentración del poder económico en Panamá, M. Gandásegui). Ya en artículo anterior (Oferta electoral y hegemonía de la derecha, Bayano Digital) nos referimos al Partido Orgánico (A. Gramsci), que por encima de las fracciones y corrientes de la clase en el gobierno y el poder, asegura el orden básico para preservar su hegemonía en coyunturas como la actual, donde una alianza plural de organizaciones populares, movimientos sociales, jóvenes, campesinos, intelectuales, empresarios, personalidades democráticos, honestos, pudiera hackear esa hegemonía con objetiva viabilidad social, política e histórica.

”Cosas veredes, Sancho…”

1 COMENTARIO

  1. COÑO ESE DON QUIJOTE HABIA QUE LLEVARLO TODOS LOS DIAS A LA CLASE DE ESPAÑOL—NO ENTENDIA NADA SOBRE ESE SANCHO Y SU JEFE —ESA DULCINEA NUNCA LA CONOCI—SOLO RECUERDO EL DICHO DEL DON QUE POSTULABA—-LOS PERROS LADRAN SANCHO..ANDAMOS..ANDAMOS—-

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