Consecuencias de los acuerdos de Beijing

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Presidente Juan Carlos Varela y el dirigente sindical Genaro López, posando junto en la Muralla China.

Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político

“No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”, es la máxima con que Deng Xiaoping, cabecilla reformista del Partido Comunista de la República Popular China, justificó tiempo atrás su voltereta del sistema económico socialista hacia la economía de mercado, vía capitalismo de Estado. Con esa visión oriental, el Buró Político del MLN-29-11 –entiéndase cúpula de Suntracs-Frenadeso-FAD–, integrado por intelectuales y profesionales universitarios, se podría explicar por qué enviaron a una segura incineración política al líder sindical Genaro López.

Desde la perspectiva popular y de las izquierdas en Panamá, su presencia en Beijing dio legitimidad a 19 acuerdos comerciales, turísticos y de infraestructura celebrados entre el semidiós chino Xi Jinping y el presidente panameño –cara visible de la fracción de la oligarquía y poderes fácticos dominantes–. Todo lo negociado está dirigido a beneficiar a la burguesía financiera panameña.

Negociaciones bilaterales, que, entre otras cosas, traerán graves consecuencias negativas para la industria del transporte terrestre de carga y de pasajeros de Panamá. Por otro lado, ningún convenio en materia de tecnología, educación, salud, deporte, cultura o derechos sociales fue incluido en la agenda diplomática.

En efecto, con el nombre genérico de “Economía y Comercio”, el gobierno nacional público la lista de los acuerdos alcanzados con su contraparte china, clasificados así: 11 acuerdos de economía y comercio, 3 de turismo, 3 de infraestructura y 2 de cooperación para el desarrollo. De los cuales, 9 son “memorándum de entendimiento” en materia de promoción de la inversión y el comercio, para negociar un TLC, de cooperación en “zonas económicas y de comercio”, de acuerdos bancarios, etc. Hay otros 9 “acuerdos” de transporte aéreo, cooperación marítima, cooperación técnica, arrendamientos de inmuebles y terrenos, y un MPU de “Cooperación económica, comercial y de investigación” entre ambas naciones.

Por ejemplo, uno de esos acuerdos, denominado con eufemismo “ruta de la seda del comercio chino del S. XXI”, propone la construcción de un tren desde la ciudad de Panamá –probablemente desde los puertos de Colón hasta la frontera de Paso Canoa, en la provincia de Chiriquí–. Ya hay eunucos mentales celebrando ese acontecimiento. Pero no han reflexionado que ese proyecto tendrá como consecuencia directa la ruina de la actividad de transporte de carga y de pasajeros en el interior de la República, entre ellas las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro. De esa actividad económica dependen decenas de miles de familias que necesitan poner el pan diario en la mesa.

De manera que el carácter exclusivamente económico y comercial de la negociación con el “gigante asiático”, que sólo cubre los haberes de la gran burguesía financiera, explica con claridad meridiana qué intereses económicos, sociales y políticos son los privilegiados en esos compromisos diplomáticos. Vale resaltar la composición social de los integrantes de la numerosa y “faraónica” delegación del Estado panameño al “Lejano Oriente”. La comitiva presidencial fue integrada por ministros, diputados y decenas de empresarios con obligaciones económicas y comerciales que en lo absoluto responden a los intereses supuestamente representados por el dirigente obrero Genaro López, campesino de la comunidad de Chitra y ex candidato presidencial en pasados comicios generales, quien ha sido sacrificado políticamente. ¡Así de simple es la cosa!

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