Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista público
Independientemente de las discrepancias y las opiniones jurídicas, es incorrecto apoyar la candidatura de un testaferro subordinado a un sujeto condenado por ”lavado de dinero” y otros graves delitos punibles.
Conviene recordar a la población panameña que el sujeto mencionado es, además, un prófugo de la justicia, aunque esté asilado en una sede diplomática. Más que insultar a los ciudadanos serios y honrados en Panamá, el hecho descrito da tristeza y vergüenza ajena.
Por encima de la incertidumbre que haya provocado la candidatura de José Raúl Molino, ministro durante uno de los gobiernos más corruptos en la vida republicana, da mucho dolor el sustento que proveen numerosos panameños en los actos políticos y en diversas esferas. Con ese comportamiento servil, los adláteres del político se convierten en cómplices de los atracos a las finanzas del Estado.
La vulneración del patrimonio nacional fue plenamente comprobada por la justicia, cuando Ricardo Martinelli dirigía el gobierno. Casi todos sus ministros, como el candidato de marras, han sido fichados por instancias del sistema judicial.
La postura de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Electoral tiene una misma dirección. Pero, asusta el hecho de que millares de electores, engañados o pasto del servilismo y del clientelismo rampante, apoyen al representante de un convicto. Constituye un fenómeno social que corroe las entrañas de los valores éticos y morales.
Es evidente que la epidemia del clientelismo se ha extendido en los últimos años en todos los estratos sociales del país, principalmente como resultado de políticos inescrupulosos que han detentado la administración pública. El clientelismo, utilizado a ultranza, sin sonrojo e importando poco la opinión pública, ha desviado cientos de miles de dólares del presupuesto nacional, a costa de la muy mala administración de los servicios públicos.
El gobierno que termina en mayo de 2024 es vivo ejemplo del desgreño administrativo que debe cercenar, necesaria e inmediatamente, un nuevo grupo que asuma las riendas del país. La corrupción y la impunidad tienen que desaparecer. Es una tarea muy difícil, pero no imposible.
Sin duda, en Panamá hay una masa de votantes dóciles, presa fácil de comprar, sin conciencia de lo que vale su voto para elegir a los mismos candidatos u a otros elementos que tienen por detrás las colas de los condenados y los reos en rebeldía.
Todo es posible en ese complejo escenario electoral. En consecuencia, Pedro Pablo continuará padeciendo penurias. Después de los comicios generales, no se quejen de los resultados que emerjan de las urnas.
Y a propósito, le recordamos al asilado que no le pase como a la ranita que le pidió al alacrán que la ayudara a pasar el río. En mitad del camino el alacrán no pudo contener su naturaleza y la picó. Lástima que no está vivo el Dr. Carlos Alfredo López Guevara para contar lo que le pasó cuando llevó a un joven Stalin a su bufete de abogados. A los pocos meses, como el alacrán, no pudo contener su naturaleza. Amanecerá y veremos.
Estamos totalmente de acuerdo con el análisis presentado, enfocando a uno de los causantes de toda ésta mal llamada fiesta electoral. Un convicto condenado con status de fuga y recluido ilegalmente en una embajada, consiga tener a un candidato testaferro ilegítimo y que se preste a cumplir las tareas dictadas por su «Capo».
Con la finalidad que éste individuo mensajero con antecedentes de represor llegue a la presidencia, dicte un indulto y libere de las condenas que tienen su jefe y la correspondiente pandilla de mafiosos.
Llamamos la atención y repetimos el proverbio que el maléfico don dinero puede comprar a todos los profesionales que ocupen o no, cargos importantes en el cumplimiento de leyes, normas y administración de justicia en nuestro país.
Cómo consecuencia de todas éstas anomalías e ilegalidades tenemos a una nacion rica con una población con muchas desigualdades.
Hola Dr. Dormoi:
Gracias por compartir sus comentarios con este medio informativo y de análisis.
Saludos cordiales,
David Carrasco
Director de Bayano digital