¿CÓMO VIVÍ LA INVASIÓN A PANAMÁ?

Un relato que no tiene pretensiones protagonica, ni ser una historia épica de un combatiente, a 30 años de la invasión.

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José de la Rosa Castillo

Por José de la Rosa Castillo
Redacción de Bayano digital

Es la primera vez en 30 años que por motivos de viaje no pude asistir a las actividades de recordación del 20 de diciembre (20/12/89), especialmente cuando el gobierno nacional por medio de un Decreto de Gabinete lo declara oficialmente Día de Duelo Nacional.

Hace 30 años yo regresaba a Panamá luego de cumplir una misión que me alejó de Panamá por 9 años en la Unión Internacional de Estudiantes (UIE) que tenía como sede la ciudad de Praga en la antigua República Socialista de Checoslovaquia (hoy República Checa y la República de Eslovaquia, disueltas como una sola república en 1993).

Bloqueo y aislamiento internacional

A mi regreso en el mes de abril de 1989, en medio de la crisis política que vivía el país y el bloqueo impuesto por los Estados Unidos al gobierno nacional, se respiraba ya una posible confrontación por la polarización entre las fuerzas progresistas, la oposición aglutinada en la Cruzada Civilista y los EEUU que actuaba de apoyo a todas las acciones en contra de las instituciones del Estado, de Noriega y las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP).

Fui ayudado a reestablecer mi vida en Panamá por el compañero Juan Hernández Morales, quien era el Representante de Corregimiento de San Francisco y Secretario General de la Juventud del PRD (JPRD).

Los Estados Unidos ya iniciaba una cruzada internacional tendiente a aislar a Panamá del concierto de naciones con presiones a los gobiernos de la región, medidas de carácter económicas y financieras y antes los organismos internacionales, tendiente a ponerle un cerco internacional al país.

Resistencia al asedio

Me correspondió en ese corto período desde mi regreso a Panamá viajar a Estocolmo, Suecia a una Asamblea General de la IUSY (International Union of Socialista Youth) por la Juventud PRD. Semanas antes se había realizada la Asamblea de la Internacional Socialista (IS) donde el PRD, fue suspendida de la IS que fue una especie de censura al PRD por la ruptura del orden democrático con la anulación de los resultados de las elecciones de mayo de ese año y el apoyo a las FDP.

En la Asamblea General de la IUSY corrimos mejor suerte, no fuimos expulsados ni suspendidos. Ovigildo Herrera (hijo) como Sub Secretario General de la JPRD y mi persona logramos explicar con lujo de detalles a las juventudes del mundo reunidas en Estocolmo,  la situación que enfrentaba el país y aclarar que la crisis política interna en Panamá tenía un fuerte y clave factor externo el cual era el interés de los EEUU de revertir el proceso de implementación de los Tratados Torrijos – Carter que frustrara la entrega del Canal a Panamá y el mantenimiento de sus bases militares para la protección del Canal, responsabilidad que tenía que ser traspasada a las FDP a fin del siglo XX.

Por eso era vital para los EEUU el debilitamiento (con las intentonas golpistas a lo interno de la FDP) y su desmantelamiento (que se logra con la invasión militar del 20D) y liquidar al PRD como fuerza política beligerante en apoyo al proceso revolucionario liderado por el Omar Torrijos (quien muere en un sospechoso accidente aéreo en forma prematura, dejando el proyecto huérfano de un líder).

En esa ofensiva internacional de resistencia al asedio de los EEUU, nos tocó visitar junto a Don Gerardo González (QEPD), Héctor Alemán y Rafael Mezquita a nuestro Partido hermano el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México. A la delegación se suma desde México el hoy colega profesor Edgar Spence, quien trabajaba en nuestra representación diplomática en ese país.

La misión consistía en explicar a nuestros amigos mexicanos la situación que estábamos enfrentando de manera de contar con su respaldo en los organismos internacionales, especialmente ante la Organización de Estados Americanos (OEA), donde los EEUU tenía mucha influencia y preparaban intensificar la presión hacia el “régimen” por medio de mociones de censura a Panamá.

Centro de Estudios Internacionales

Igualmente, en Panamá logramos junto a otros copartidarios como Mario Panther (QEPD), Cecilio Simon y otros crear un Centro de Estudios Internacionales a fin de monitorear y dar seguimiento a los asuntos internacionales, especialmente los relacionados con Panamá y crear una red de solidaridad mundial con la causa panameña.

Por medio de este centro se organizaron los últimos actos de solidaridad con Panamá, previo a la invasión que reunió organizaciones de todo el mundo, pero especialmente de los EEUU, en los que participaron organizaciones de Veteranos de la Guerra de Viet Nam, académicos de universidades norteamericanas especializados en guerra de baja intensidad, gremios de abogados y panameños residentes en los EEUU, para el apoyo a Panamá ante la agresión de una potencia extranjera contra un pequeño país.

Comisión Independiente de Investigación de la Invasión a Panamá.

Cinthya Franklin de la comunidad panameña en Nueva York y el Centro de Estudios Internacionales, coordinaron para que Ramsey Clark, procurador general de los Estados Unidos durante la administración de los presidentes John F. Kennedy y Lyndon B. Jonhson, viajara a Panamá días después de la invasión, el 28 de diciembre de 1989.

De vuelta a los Estados Unidos Ramsey Clarke convocó a inicios de enero de 1990 a un grupo de destacadas personalidades, entre ellas abogados, clérigos, activistas de los derechos humanos, estudiantes, dirigentes sindicales, para formar la Comisión Independiente de Investigación de la Invasión a Panamá.  Mario Panther, Raúl Bethancourt y Cecilio Simon integraron la Comisión Independiente en representación de Panamá.

El 25 de enero de 1990 la Comisión Independiente de Investigación de la Invasión a Panamá emitió un comunicado, en el que informó sobre la visita de Clark a Panamá. «Tras hablar con personal de los hospitales, trabajadores de los cementerios y morgue y otras personas con conocimientos directos de los hechos creemos que entre cuatro mil y siete mil personas pueden haber muerto durante la invasión.» 

Cerco mediático

El 19 de diciembre de 1989 (horas antes de la invasión) entre 7 y 10 de la noche en compañía de Cecilio Simon, nos movimos de las oficinas del Centro de Estudios Internacionales en calle 74 San Francisco hacia la unidad de operaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores donde estaban los teletipos de todas las agencias de noticias importantes. Revisamos los rollos de papel que tiraban esos teletipos con las últimas informaciones que había que leer para procesar. En un vistazo rápido de la información, nos dimos cuenta que arreciaba el cerco mediático y era inminente la preparación de una acción militar. Lo que no sabíamos en ese momento es que tuviera tan cerca esa amenaza de invasión.

Junto a Cecilio Simon nos dirigimos a la Casa del Periodista donde se desarrollaba un acto de solidaridad con Palestina, pero la visita a ese lugar fue hasta donde recuerdo a solicitud de Simon que necesitaba conseguir un numérico telefónico del jefe de relaciones públicas de la Fuerza de Defensa de Panamá y para ello necesitaba encontrar en ese lugar a Luis Gustavo Torreglosa (caído en la invasión del 20D) quien recuerdo como si fuera ayer anotar en una caja de fósforo el teléfono del Mayor Edgardo López Grimaldo y nos comentó que el Mayor estaba en el Hotel Panamá. Fuimos los últimos en ver en vida a Torreglosa esa noche previa a la invasión.

El bombardeo

Terminada esa última parada de nuestro recorrido nocturno, sin tener en mente lo que iba ocurrir horas después, me fui a mi casa en calle 65 Vía Porras y me acosté a dormir, pero en cuestión de horas recibí una llamada de un hermano quien me conminó a escuchar la radio (Radio Libertad hoy Radio Nacional) y que saliera a observar el cielo rojizo de los bombardeos que habían iniciados a media noche el 20D. Simultáneamente mientras hablaba por teléfono con mi hermano, otro gran amigo Edgardo “Gary” Reyes, en ese momento era corregidor de Policía de San Francisco, había venido a buscarme a la casa en un busito del cual era propietario, pero entre la confusión y la llamada telefónica no me pudo esperar. Recibí llamada de otros compañeros de San Miguelito que estaban ya enfrascado en combate donde me confirmaban lo sucedido.

En ese momento contaba con un arma calibre 22, una pistola la cual me puse al cinto, salgo hacia Vía Porras donde ya no corría un auto, ni personas en la vía, solo curiosos cerca de mi residencia (por cierto, muy lejos de los primeros combates) viendo lo ocurrido hasta con cierta alegría. Lo que me quedaba más cerca en esos momentos era la corregiduría de San Francisco donde seguro estaría Gary, quien en efecto estaba ahí y junto al teniente Vásquez, jefe del cuartel de la policía y mi persona desdoblamos una bandera nacional la cual pusimos sobre la ventana cerca del aire acondicionado en espera de cualquiera instrucción que se generara, ya sea del Partido y por la cercanía al cuartel militar algún mando superior que generara alguna ordenanza. No recuerdo cuantos policías podía haber esa noche, lo que si recuerdo que esperaron estoicamente y solo portaban sus armas calibre 38.

Nos mantuvimos toda la madrugada y todo el 20D en la protección y defensa de esas instalaciones, con algunos recorridos en el busito de Gary para no levantar sospechas y solo nos acompañaba el Teniente Vásquez. En algún cruce nos encontramos con las tanquetas del ejército invasor, pero sin mayor novedad y obviamente nosotros sin capacidad de fuego. Lo más cerca que pudimos estar de un combate, fue la operación que se realizó en el Hotel frente al ATLAPA (Palacio de Convenciones), donde se secuestran algunos huéspedes del hotel y muere un periodista español en la cobertura del operativo.

Reciben a los invasores como fuerzas liberadoras

En la medida que avanzaba el día y la siguiente noche se hacía casi imposible transitar por la situación de caos, el saqueo provocado el 22D, mucha gente aplaudiendo la invasión y exigiendo la salida de Noriega. Eso me obligó a dormir las siguientes noches en casa de una tía en Carrasquilla, porque mi residencia en ese barrio de San Francisco estaba llena de personas que apoyaron la invasión y recibían las tropas estadounidenses con alegría y como fuerzas liberadoras. Llegar en esas circunstancias era peligroso.

Armas para la resistencia en San Miguelito

En la mañana del 21D decidimos hablar con la tropa del cuartel al mando del teniente Vásquez para explicarles que a falta de órdenes de mando y de equipo para enfrentar la situación le pedimos que vistieran ropa de civil, se retiraran a sus casas o donde estuvieran más seguros (ninguno se retiró) y las armas que estaban en el cuartel las almacenamos en un cooler grande y un mortero fueron llevados a un sitio donde serían recogidas por la resistencia de los compañeros en San Miguelito.

Gary y mi persona seguimos operando, logramos hacernos de algunos autos abandonados, entre eso una Cherokee que había sido “robada” y abandonada porque aparentemente le había echado gasolina y este usaba diesel. Para suerte nuestra nos encontramos con un capitán ingeniero que se encontraba también desmovilizado y perdido que nos ayudó a bajar el tanque, limpiarlo y volver a rellenarlo de diesel y lo puso a funcionar. Creo que nos acompañó por algunas horas en el recorrido con este auto. Después no supimos más de él.

Me acuerdo haber llegado con Gary en ese carro a la residencia de Cecilio Simon, quien vivía al frente de la Garantía de Río Abajo en una pequeña barriada cercada, que nos permitía lograr algunas comunicaciones con la Resistencia.  Desde la residencia de Simon pudimos observar cómo funcionaban los aviones con trazadoras lasser, los helicópteros Apaches que levitaban en forma amenazantes para disparar sus mortales ráfagas. Nada más de verlo aterrorizaba.

En Carrasquilla en casa de mi tía, pude ver los soldados más de cerca regalando chocolates a los niños que le tiraban desde sus tanquetas. Ver también parte del saqueo en esa área marginal donde se traía desde jamones, pavos hasta juego de muebles y refrigeradoras. Pero de igual manera en barrios como Bella Vista y el Cangrejo fuimos testigos de saqueos a joyerías, cajas fuertes y otro objeto de gran valor seleccionadas por esta otra clase social.

Persecución, resistencia y solidaridad internacional

Los días posteriores a la invasión fueron disipando la adrenalina, Simon sobre todo como Decano de la Facultad de Administración Pública, tuvo que enfrentar la persecución personal por su actitud comprometida con los intereses nacionales; la facultad fue requisada, los helicópteros del ejército invasor se posaron sobre la pista del estadio universitario contiguo a la facultad. Simon se ve obligado a operar desde la clandestinidad y luego salir del país.

Mis amigos de Praga y de Cuba me ofrecieron también posibilidades de regresar ya sea a Praga o a Cuba, no obstante, yo no era una persona que me estuvieran persiguiendo, era poco conocido porque hacia escasos meses había regresado al país y sobre todo no tenía ningún interés de vivir en el exilio.

Podemos decir que a partir de allí se inicia con una resistencia ciudadana a la invasión con movilizaciones en contra de la ocupación del país y precisamente por ser una persona poco conocida en Panamá, pero con fuertes contactos con movimientos internacionales de apoyo a la causa de los pueblos logramos movilizar inmediatamente a la opinión pública internacional en la denuncia y condena a las acciones criminales y en contra del derecho internacional, autodeterminación y soberanía de Panamá. Me tocó encabezar la primera gira de solidaridad con Panamá y de denuncia a la invasión militar por países de Europa en enero de 1991, patrocinada por la UIE visitando países de Europa Occidental y Oriental desde Praga por carretera que nos llevó hasta Grecia y regreso a Praga.

Fui nuevamente tentado con ofertas para quedarme en Praga, sin embargo, los 9 años de desarraigo del país pesó mucho en mi decisión de regresar a mi país y hacer una vida pese a las circunstancias adversas.

La mayoría de las personas que conocía quedaron sin empleos, los pocos recursos con que contaba se agotaron, con algunos amigos emprendimos en pequeños negocios sin éxito empresarial, pero sí de supervivencia para el día a día.

Los cuadros del PRD perseguidos, algunos la invasión los tomó fuera del país en misiones especiales como fue el caso de Nils Castro, Gerardo González y Juan Hernández que se encontraban en la reunión de COPPPAL en Buenos Aires de donde tuvieron que volar a México porque el Aeropuerto Omar Torrijos (hoy Tocumen) se encontraba tomado por las tropas de ocupación y la pista malograda por los primeros bombardeos nocturnos de la madrugada del 20D.

Este relato no tiene pretensiones protagónicas, ni ser una historia épica de un combatiente, a 30 años de la invasión, es la historia de un ciudadano recién llegado al país luego de 9 años de desarraigo, sin preparación militar que vivió la invasión, únicamente embargado por el sentimiento patriótico y nacional de ver la autoestima y dignidad de la patria pisoteada.

1 COMENTARIO

  1. Una vivencia compartida en el sentimiento de impotencia ante la violacion de los derechos de libertad al que fuimos sometidos y la vergüenza de ver como un chocolate era parte de un aplauso ante el atropello de un gran ejército por mis propios Compatriotas .

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