Jorge González
Movimiento Patria
Especial para Bayano digital
Colón, un pueblo unido en lucha contra la gentrificación y la limpieza étnica, de clase, del estado capitalista neocolonial.
Las imágenes de las fuerzas populares de la Ciudad de Colón, segunda en importancia en el país y de gran valor geo estratégico, luchando en las calles de manera protagónica, unitaria y masiva, por hacer valer sus derechos posesorios sobre la ciudad, han dado la vuelta al mundo. Echan por tierra el falso concepto que pretenden imponer las clases dominantes y el capitalismo mundial, sobre Panamá como supuesto “paraíso de abundancia” sin contradicciones de clases. Saben que nada es más alejado de la realidad. El levantamiento de Colón expresa las profundas desigualdades sociales en Panamá, y que en el caso específico de Colón, se traducen en condiciones objetivas críticas en el marco de un deliberado abandono del estado a consecuencia de una política sesgada de prejuicios racistas por la burguesía criolla desde la colonia.
Mediante subterfugios de propaganda, estéticos, tras los que existe una multimillonaria inversión en materia de construcción que a su vez deja entrever manejos corruptos entre el estado oligárquico y la empresa Odebrecht, el estribillo “Renovación de Colón” sirve para barnizar una vil estrategia de gentrificación impulsada por los gobiernos de Martinelli y ahora Varela, orientada al desplazamiento de la población del centro de la ciudad a la periferia, en función de proyectos de especulación de bienes raíces que implican la entrada de grupos sociales adinerados nacionales y extranjeros, seguramente “caucasoides”, queriéndose saturar el semblante de la ciudad de rascacielos, en reemplazo de la población colonense afro panameña, de clase trabajadora, intentándose repetir la experiencia del Casco Viejo de Ciudad de Panamá, en donde los habitantes fueron desplazados mediante la fuerza y ofrecimientos de dinero, para dar paso a mansiones, hoteles, discotecas y restaurantes. Inaccesibles para los pobres de la capital. Proyectos de desposesión de la magnitud social como el que se pretende contra la paz de Colón, solo pueden valerse del uso de la fuerza y de métodos sucios.
El entrelazamiento de los aspectos antropológicos de dominación a la explotación de clase material, configuran el esfuerzo de la oligarquía y del capital transnacional por desplazar a los colonenses de la ciudad, en una operación de limpieza social de corte capitalista y racista.
La crisis del capitalismo mundial afecta a la Zona Libre de Colón junto a las sanciones de Estados Unidos contra empresas locales, lo que aunado al débil rol del estado oligárquico y al despido de la mano de obra colonense en virtud de la contratación en las obras habitacionales de la supuesta renovaciòn, de trabajadores extranjeros a bajos salarios y en desmedro de los derechos laborales de ambos, son factores concretos que sumen a la población de Colón en una grave situación económica y de insuficientes servicios básicos, creando las condiciones para el estallido del pueblo.
Los planes de la burguesía encuentran con un obstáculo difícil de franquear. Y es que Colón no es Miami o Dubai. En Colón hay imaginario popular, tejido social comunitario, solidario. Hay identidad, con un fuerte movimiento popular y organización de la clase obrera. Existe un fuerte sentido colectivo de pertenencia que a pesar de los problemas sociales internos generados por el sistema capitalista, sigue en pie, constituyendo el factor subjetivo de una comunidad que en casi completa unidad, lucha por el progreso de la ciudad, y reclama la atención del estado ante el grave déficit en materia de derechos humanos y condiciones de vida.
La lucha del pueblo de Colón es la de todos los panameños y panameñas que sufrimos y combatimos a la oligarquía y su modelo explotador capitalista dependiente neoliberal. La causa del movimiento popular de Colón es la de todos aquellos que luchamos por una sociedad centrada en el ser humano y no en la ganancia por encima de todo. La solidaridad y atención del mundo se ha dejado de sentir. Todos y todas somos Colón, en cualquier lugar del planeta.