Colón en pie de lucha, en defensa de la soberanía

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Movilización en Colón para conmemorar la gesta de enero de 1964.

Bayano digital reproduce en esta sección el texto del discurso pronunciado por el Licenciado Gilberto Gracía, en los actos conmemorativos desarrollados este ano en la caribeña ciudad de Colón, para conmemorar la gesta patriótica de enero de1964 y reafirmar la decisión del movimiento popular de defender el patrimonio de la nación panameña.

Representantes del Órgano Ejecutivo, autoridades provinciales, municipales y locales, líderes de organizaciones sociales, políticas y religiosas, defensores de la soberanía nacional, familiares de los caídos en la gesta popular en enero de 1964, jóvenes colonenses que sueñan con un nuevo amanecer:

Compañeros del Frente Amplio Colonense, compañeros del C.U.CO. Amigos, damas y caballeros:

Hace varios días, acepté sin reservas la alta distinción de designarme orador en esta ceremonia de gran Importancia histórica, que evoca el sacrificio del pueblo enardecido, que hace 59 años desafió a la mayor potencia mundial para exigir soberanía plena en la franja canalera —la denominada Zona del Canal de Panamá, o la quinta frontera de 1.432 kilómetros cuadrados—, donde regían las leyes del estado de Luisana y había un falso y soberbio gobernador.

Cuando hablamos del 9 de enero de 1964, hablamos de una fecha de alta importancia y significado histórico. En estas mismas calles, donde hoy se respira aire de soberanía, jóvenes intrépidos salieron con la bandera panameña en alto para solidarizarse con valerosos estudiantes institutores agredidos en 1964 por una horda racista en el desaparecido enclave colonial, que se extendía a 8,1 kilómetros a cada lado de la vía interoceánica, excluyendo a las ciudades de Panamá y Colón, cunas de permanentes rebeldías y expresiones patrióticas surgidas del anhelo colectivo.

En una reconstrucción cronológica, el historiador César Del Vasto relató los sucesos que estremecieron a Colón, así como el heroísmo de una juventud guiada por los ideales de la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), que difundió el fervor y la esperanza de recuperar la integridad territorial en una tierra ocupada y dividida.

Aún perdura en la memoria colectiva el ejemplo de los tres mártires colonenses de la gesta de 1964: la niña de Maritza Alabarca, el estudiante Renato Lara y el sargento de la Policía Nacional Celestino Villarreta, acribillado en cumplimiento de su deber. Asimismo, perdura el ejemplo de combatientes juveniles, como Juan Antonio Navas, quien armado con un fusil calibre 22 enfrentó a las fuerzas de ocupación en una lucha desigual. En ese episodio, Navas fue herido y dos años más tarde, tras haberse recuperado de sus lesiones, su cadáver apareció con señales de torturas en una cuneta no muy lejos de aquí, en el llamado Corredor de Colón.

Por ello normalmente terminamos haciendo un recuento de hechos, datos, circunstancias y reconociendo el esfuerzo y la sangre de nuestros mártires que sembraron el futuro que recolectamos un 31 de diciembre de 1999 y que en gran medida vino a configurar nuestro presente.

Hoy a 59 años de dicha gesta, debemos analizar y estudiar su contenido, su origen, para poder entender sus repercusiones. Esto no lo digo por el simple hecho de querer parecer o mantener algún grado de diferenciación con otros compañeros que en múltiples ocasiones se han referido a la importancia de la gesta heroica de enero del 64. Simplemente me esfuerzo por encontrar en nuestro pasado las raíces y algún grado de explicación a lo que es nuestro presente; y especialmente del futuro que estamos construyendo hoy día con la repetición de muchos de los errores y elementos sustentadores de esos errores que ya hemos vivido e identificado.

El 9 de enero es una muestra de lo costoso que pueden llegar a ser las acciones tomadas en base a un horizonte difuso con metas mezquinas y selectivas cuando se trata de los bienes de una nación y la afectación del futuro del colectivo para beneficio de las minorías defensoras de su poder y riquezas.

El 9 de enero de 1964 la muchachada, el pueblo en general, no solo luchaba por la izada de una bandera en suelo patrio. Se luchaba, quizás hasta inconscientemente, por el retorno a nuestra jurisdicción, a nuestra casa, del suelo incautado colonialmente y que se simbolizaba en una bandera extraña y opresora que representaba intereses muy diferentes a las necesidades de nuestra población. Ese día la soldadesca gringa demostró al mundo la realidad, habían instalado una colonia en nuestro suelo patrio, debidamente custodiada por su ejército invasor.

Se habían instalado y se habían apropiado, robado, un territorio que no les pertenecía y este estaba siendo defendido por sus nacionales para que esa bandera de las barras y las estrellas, de cárcel, humillación, y de opresión no se sustentarán en nuestra patria. Nuestra bandera es una bandera con campos de Paz donde se unifica la lucha de sectores diferentes e incluso antagónicos que aúnan esfuerzos para lograr un futuro mejor.

Ese es el aprendizaje que debemos rescatar de la experiencia del 9 de enero y traer a la lucha que hoy día se desarrolla y se vive en nuestro patio interno. No sólo a nivel nacional, especialmente se hace visible en nuestra patria chica, Colón.

Hoy, en Colón, la destrucción de nuestra ciudad es evidente, la gentrificación, la salida de nuestra población de la isla de Manzanillo es casi un hecho completado para beneficio de un escaparate comercial y turístico, sin colonenses. La entrega de nuestras tierras para eventos e intereses comerciales, particularmente de los capitales financieros, es una realidad. Pero, encima de ello estamos viendo que nuestra provincia —ya no sólo la ciudad—, también es parte de la rapiña. representada por esos intereses que no están en nuestra Bandera, de esos intereses que son de usurpación, despojo, extracción y robo que dan un nuevo significado a la leyenda, al mensaje de nuestro Escudo: “Pro Mundi Beneficio”; convirtiéndolo en algo negativo para Panamá y una invitación al saqueo.

Nuestra Bandera y Escudo hablan de un mundo de Paz y equidad, en términos de respeto, amistad, cooperación y defensa de la vida, en un mundo donde se priorice la búsqueda de integración y justicia.

La vocación de ser” Puente del Mundo Corazón del Universo” no significa ni puede ser tomado como el Pro Mundi beneficio para que todos vengan, roben, extraigan, se lleven el fruto de nuestra tierra y a cambio nos tiren un par de centavos de los beneficios obtenidos, casi gratuitamente. Y ese mensaje está intrínseco en la lucha por recuperar nuestro territorio, que fue suscrito con la sangre de los 22 mártires y centenares de heridos hace 59 años, para tener el derecho a transitar por nuestra tierra y ver ondear libremente nuestra Bandera.

Nuestras riquezas naturales, nuestra posición geográfica, nuestra agua, el fruto de nuestra tierra y nuestro esfuerzo merecen el respeto de propios y extraños. Especialmente, cuando en el presente, olvidando este legado de generaciones, estamos repartiendo nuestras riquezas y recursos al mejor postor. Aún cuando está demostrado científicamente por los resultados y ejemplos aquí y en otros países, que nuestro pueblo lo que obtendrá a cambio es basura, contaminación, hambre, enfermedad y muerte.

Decir la verdad es lo que nos caracteriza. En ese sentido, hoy les señalamos a la Junta Directiva del Canal de Panama que ellos no están ahí para hacerse de negocios particulares, como lo han venido haciendo hasta ahora,ñ. Están para cumplir el mandato del uso más colectivo y garantizar el funcionamiento óptimo del Canal asegurando los derechos y estabilidad de su fuerza laboral.

Esta filosofía de los diferentes gobiernos y administraciones del Estado panameño se ve reflejada con el caso de un contrato portuario totalmente entreguista con “Panamá Port”, y un puerto exento de controles gubernamentales como el puerto de “Punta Rincón, en Donoso”.

Eso es hoy día, lo que está ocurriendo, cuando una empresa llega a este país y logra, por las vías que hayan sido, por el método que le permitieran, un contrato leonino que viola la Constitución y que, establecida esa violación por la Corte Suprema de Justicia, se pase por encima de ello con el aval y la complicidad de nuestros gobernantes. Hoy, estamos viendo el surgimiento de otro enclave, donde ya no serán las leyes de un Estado norteamericano las que regirán sobre el mismo, sino las leyes de una empresa cuyo único fin, descarado y específicamente, será el lucro sin importarle más nada, en razón lógica de ganancias máximas.

Hoy día, se está renegociando una violación juzgada a la Constitución, a nuestras leyes, con el padrinazgo de un gobierno que no está defendiendo los intereses patrios a largo plazo. Está defendiendo dos reales para hacerle frente a la impagable deuda externa, en cuya generación y vertiginoso crecimiento ha participado. Por respeto a nuestro pasado y a nuestros mártires, no podemos convertirnos en mercaderes de nuestro futuro, ni por omisión o vergonzoso silencio, menos aún por temor.

Esta realidad gubernamental es congruente con la presencia, extremadamente continua en nuestro suelo, de representantes del poder del imperio norteamericano. El Imperio, al cual nuestros mártires se enfrentaron hace 59 años, hoy día pasea a sus altos dignatarios, y a parte de su Ejército por nuestro suelo, con todas las garantías y todas las alfombras rojas que no se merecen. Un buen amigo no es quién viene a dar órdenes o a determinar qué debemos hacer. Un buen amigo y vecino es aquel que sabe convivir y sabe respetar. Y, sobre todo, respetar la memoria de nuestros héroes y mártires asesinados por ese Ejército Invasor, que trata por todos los medios, a través de toda una serie de leguleyadas, pantallas y excusas, de establecer una presencia permanente y de garantizar su control en nuestro suelo.

Por último, nos envían a una embajadora que más parece un procónsul romano, visitando a uno de sus territorios adquiridos. Su comportamiento, su presencia supervisando y emitiendo instrucciones, sus regalos (espejitos coloniales), son incongruentes con el respeto a la soberanía y dignidad de una nación con el pasado que hoy estamos reviviendo. Por ello, sin mucho resquemor a perder objetividad, hacemos la similitud con aquella frase del general Omar Torrijos Herrera, cuando decía: “¿Gobernador de qué?… “ahora nos tocaría decir: ¿Embajadora de qué?…

Señoras y señores:

Este 9 de enero, tiene características especiales. No es un 9 de enero de simple recordación. Tiene que ser una fecha de compromiso, de análisis. Una oportunidad para la reactivación de las organizaciones populares, de búsqueda del diálogo entre nosotros, de sentar las bases para la configuración de un Bloque Popular capaz de confrontar, de abortar el surgimiento de nuevos enclaves e impedir que los poderes facticos hipotequen el futuro de la nación.

Desgraciadamente, están surgiendo unos nuevo Bunau Varilla y están surgiendo para generar un nuevo enclave, donde no será un extranjero el que firme el Tratado (contrato). Serán nuestros representantes electos los que estén firmando un contrato que viola absolutamente todas las condiciones legales y constitucionales de este país.

¿Cómo entender que a hombres y mujeres humildes que han vivido 4 y 5 generaciones en Donoso se les quiera cobrar la titulación de sus tierras a precios de avalúos sumamente costosos, mientras que se les da títulos de propiedad a la minera y a personas naturales pudientes?

¿Serán los gobernantes quienes por falta de visión no van a cuidar nuestras reservas hídricas?, por falta de visión y falta de luces largas. ¿Serán nuestros gobernantes los que autorizarán la destrucción y contaminación de bosques primarios? No serán capaces de ver que el desarrollo de la economía, salud, educación y los demás componentes sociales de nuestra estructura como nación descansan, primero y antes que nada, en la existencia del ser humano. La existencia de un hombre sano, capaz de continuar el camino, avanzar, recuperar y dejarle a nuestros hijos y nietos, y a las demás generaciones una patria realmente autosuficiente y soberana.

A las autoridades locales, les solicitamos muy formalmente que, a nombre de los hombres y mujeres que lucharon a lo largo de nuestra historia por un solo territorio, una sola bandera, le demos a este recinto los cuidados y atenciones permanentes y que se convierta en un área donde el colonense pueda expresarse con toda libertad. Solicitamos, igualmente, que sean trasladados los bustos de los próceres que han sido colocados de manera temporal en el Mausoleo de los mártires del 9 de enero,
Agradezco la distinción de que he sido objeto al poder expresar la opinión de nuestras organizaciones en esta tan significativa fecha, la lucha por una vida digna y la defensa de la patria nos encontraran de pie y convencidos del legado de los mártires, la Patria no está en venta.

¡VIVAN LOS MÁRTIRES DE ENERO! ¡SU LEGADO ESTA VIVO!

Muchas gracias.

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