Colectivo Bayano. Ramiro Vásquez trazó el camino de la lucha patriótica panameña

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14 de agosto de 1980, primer aniversario del Quincenario Bayano. en la Mesa Principal Ramiro Vásquez

David Carrasco

Tras ser herido de bala, en 1964, en la lucha del pueblo panameño para repeler la agresión del ejército de Estados Unidos contra Panamá, no hubo dudas de que Ramiro Vásquez ocuparía un lugar destacado en la lucha de la juventud para trazar el camino de la soberanía y la liberación nacional.

Desde sus días de estudiante en el Instituto Istmeño, acometió las tareas de organización de los movimientos sociales que desafiaron al poder oligárquico en años de dura represión.

Ramiro apoyó sin reservas el triunfo de la revolución cubana y fue perseguido en Panamá por sectores ultraconservadores y anticomunistas, que atentaron contra su vida y consiguieron herirlo de consideración.

Sin embargo, un grupo universitario realizó una operación secreta para extraerlo por la fuerza del hospital en que estaba recluido. Esa decisión extrema fue adoptada al ser detectado un plan para asesinarlo en ese nosocomio.

El líder juvenil terminó oculto en un jorón repleto de gallinas de corral en una finca de Gerardo González, quien años más tarde se convertiría en el vicepresidente de la República en el gobierno del general Omar Torrijos. El herido soportó con estoicismo ese aislamiento hasta que recuperó la movilidad y pudo erguirse para volver a asumir nuevas tareas de coordinación. Los sicarios no pudieron encontrarlo en diversas requisas en la ciudad capital.

Ramiro fue uno de los jóvenes panameños afectados por el golpe de Estado en 1968, que desgarró el tejido social y provocó la dispersión del movimiento popular. Esa situación obligó a varias organizaciones revolucionarias a entrar en la clandestinidad y hasta omitir el saludo en público para evitar que sus militantes fuesen detectados por agentes e informantes de la Policía que tenían ojos en todas partes.

Cuando Torrijos asumió el poder en 1969, en una maniobra interna, empezó a cambiar el panorama político en el país. De hecho, Torrijos conocía bien a Ramiro, porque había sido su prisionero en el cuartel policial en la ciudad de David, en la provincia de Chiriquí. donde surgían enérgicas protestas de los sindicatos y los estudiantes.

Un buen día, Ramiro convocó a varios institutores y compañeros del colegio José Dolores Moscote, entre ellos Conrado Gutiérrez, Roberto Gómez y yo, quienes habíamos sostenido conversaciones con el general Torrijos para la liberación de los presos políticos.

En esa reunión, celebrada en presencia de Virginia Ramírez, esposa de Ramiro, en un apartamento alquilado en el sector de Perejil, conversamos sobre la necesidad de reorganizar a la desarticulada Federación de Estudiantes de Panamá (FEP).

Recuerdo que en una ocasión, me dijo:

— Eres el único que tienes el pasaporte vigente. Debes ir a un evento en el Extremo Oriente. Tres días después yo cruzaba los montes urales con una maleta de color verde en mis manos y recorría pueblos donde sólo me entendían con lenguaje de señas.

Varias veces me preguntaron agentes de Migración si yo era paquistaní, ya que en Pakistán había estallado una epidemia de cólera y
en aeropuertos y terminales de trenes habían adoptado controles sanitarios y sometían a los viajeros a la cuarentena.

Cuando retorné a Panamá, un mes después, fui a ver al dirigente político y amigo, quien se ganaba la vida como vendedor de autos en la empresa Colpan, en la vía Transístmica. En esa plática, le resumí aquel largo viaje repleto de anécdotas y hechos increíbles.

Luego, me recomendó conversar con el periodista guatemalteco Arqueles Morales, corresponsal de la agencia Prensa Latina (PL) , para fortalecer su presencia en Panamá.

Ramiro Vásquez falleció tras una larga lucha contra el cáncer y el repentino contagio con el Covid-19. Pocos saben que estructuró la Tendencia y la organización de grupos de combatientes internacionalistas en Nicaragua, El Salvador y Colombia. Fue el inspirador del quincenario Bayano y otras iniciativas de comunicación que mejoraron el perfil soberano de Panamá en la década de 1970.

Durante su exilio en México, después de la invasión de Estados Unidos a Panamá, iniciada el 20 de diciembre de 1989, contribuyó a denunciar y condenar en diversos foros internacionales la ocupación militar extranjera. Ese esfuerzo también sirvió para que el mundo supiese las atrocidades cometidas por los invasores de Panamá en una operación ordenada desde Washington.

Sin entrar a discutir errores y virtudes humanas, es justo reconocer la vida de luchas marcada por objetivos supremos de unidad, soberanía y desarrollo nacional.

La desaparición física de Ramiro es un hecho doloroso que conmueve a quienes lo conocieron y acompañaron en largas jornadas, pero su ejemplo perdura y ha ganado un lugar en la historia entre los grandes luchadores universales.

Sus análisis sociales y políticos sobre la sociedad, casi siempre certeros, ayudaron a pensar el nuevo país democrático que quiere la mayoría de la población panameña. Esa visión de futuro es la que demanda la nación, y pudimos anticiparla a través de los escritos del amigo que se fue marcando la ruta y el destino.

1 COMENTARIO

  1. Saludos de paz y bendiciones desde México. Gracias por ofrecernos esta interesante reseña del patriota panameño Ramiro Vazquez Chambonet. A través de Bayano Digital mis sinceras condolencias a sus familiares, amigos y a los militantes progresistas y torrijistas de Panamá. Hemos tenido perdidas recientes en Nuestra América. El pasado Domingo en Montevideo, Uruguay, falleció el camarada Tabaré Vázquez Rosas, otro promotor del socialismo y de la Unidad de la Patria Grande. La vida de hombres como Ramiro Vázquez Chambonet y Tabaré Vázquez Rosas servirá de inspiración a los nuevos jóvenes de la Patria Grande en la construcción de un Mundo de Amor y Fraternidad. Atentamente, Fernando Acosta Riveros

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