Ciberespacio: quinto dominio de la guerra

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ADOLFO ARREOLA GARCÍA

Por Adolfo Arreola García
Profesor investigador
Facultad de Estudios Globales
Universidad Anáhuac México Norte

La tecnología digital, el desarrollo del internet y el ciberespacio trajeron oportunidades de desarrollo, novedosas formas de hacer negocios, una comunicación en tiempo real, y nuevas tácticas de combate. Debido a la militarización y potencial bélico del ciberespacio es considerado como el quinto dominio de la guerra. En este ámbito virtual de confrontación, las amenazas incluyen individuos, terroristas y Estados nación que buscan socavar la seguridad de sus oponentes, sabotear actividades, exponer secretos y paralizar sociedades. Los eventos ocurridos en Estonia, Georgia e Irán sirven para exponer las capacidades del ciberespacio en la ciberguerra.

En 2007, Estonia sufrió ataques de negación de servicio efectuados con bootnets que paralizaron las actividades. Esto fue posible por la alta dependencia en los sistemas digitales, la habilidad de los atacantes y el patrocinio de un gobierno extranjero. Todo empezó por cambiar de lugar la estatua del “Soldado de Bronce”, y terminó colapsando las páginas web de bancos, prensa y gobierno. Se considera el primer ciberataque de un Estado contra otro Estado, y un ejemplo del uso de la información y el ciberespacio como armas.

Durante el conflicto entre Rusia y Georgia en el 2008, los rusos utilizaron capacidades cibernéticas para inhabilitar los sistemas de comunicación generando parálisis en las tropas y el gobierno de Georgia. Fue la primera guerra cibernética en apoyo de una operación convencional; y, un claro ejemplo de la doctrina de guerra híbrida adoptada por Rusia, en donde el ciberespacio tiene un lugar preponderante.

El ataque realizado por EE.UU. e Israel contra instalaciones de enriquecimiento de uranio en Irán con el troyano Stuxnet, buscó retrasar el programa nuclear iraní, y utilizó una estrategia ofensiva orientada a emplear un programa malicioso para destruir equipo esencial para el proceso de enriquecimiento, acabar con las alianzas de Irán en Europa, asesinar personal clave para el programa, comprar voluntades a nivel local, y robar información sensible. Por ello, Stuxnet es la primera ciberarma y el origen de la carrera de ciberarmamentos.

En conclusión, el ciberespacio no fue diseñado para manejar con seguridad el nivel de información sensible y de actividad económica que hoy fluye en la red, ni para ser un medio de ataque. Sin embargo, debido a las capacidades bélicas del ciberespacio ahora es una arma letal y estratégica. Además, la evolución de las amenazas en el ciberespacio permite que tanto individuos, como grupo terroristas o Estados nación lo utilicen para realizar ciberataques. Las guerras del siglo XXI se pelearán con ceros y unos, ya que los ciberataques serán un componente esencial del conflicto, lo que lleva a cuestionar sí ¿estamos preparados para defender el ciberespacio?

 

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