Analistas indican que las propuestas de China de fomentar la cooperación pragmática y el vínculo Sur-Sur, una alternativa que podría convenir a una gran mayoría de los estados del mundo, son claros ejemplos de su capacidad para marcar la ruta del BRICS, pero también de la economía y geopolítica internacional.
Por Iramsy Peraza Forte
XIAMEN, China. ̶ «Un árbol florece cuando sus raíces son profundas», dijo este martes el presidente chino Xi Jinping en la clausura de la 9na. Cumbre del BRICS efectuada durante los últimos tres días en esta ciudad.
El mandatario del gigante asiático se refería así a la necesidad de que los países que integran el BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) trabajen de manera más activa para lograr un mayor crecimiento económico y que su alianza tenga una verdadera influencia en el ajedrez político mundial.
«Debemos vigorizar los sectores domésticos para procurar el desarrollo en nuestros países y modificar nuestras políticas sociales para mejorar la vida de nuestros pueblos», exaltó.
En momentos en que el grupo emprende su viaje hacia una «segunda década dorada», Xi reclamó esfuerzos para fortalecer la voz y representación de los mercados emergentes y países en desarrollo en la gobernanza económica global.
En ese sentido Xi pidió a los demás líderes aprovechar la nueva revolución industrial y tecnológica para trabajar juntos en pos del progreso compartido y cerrar cada vez la brecha entre el Norte y el Sur.
China, dijo, aportará 500 millones de dólares al Fondo de Cooperación Sur-Sur, con el objetivo de generar y fortalecer las capacidades humanas e institucionales mediante el intercambio de experiencias, conocimientos y tecnologías para el desarrollo sustentable, buscando las mejores soluciones adaptadas al contexto local.
Durante el Diálogo de Países en Desarrollo y Economías Emergentes, paralelo a esa 9na. cita y donde participan además Egipto, Tayikistán, Guinea, México y Tailandia, como parte del mecanismo BRICS Plus, el mandatario volvió sobre la necesidad de construir una economía abierta e inclusiva que haga frente al proteccionismo.
EL BRICS MÁS ALLÁ DE UNA CUMBRE
Estos cinco países, que representan el 44 % de la población mundial y el 23 % del producto interno bruto global, tienen todas las posibilidades de convertirse en un agente de cambio para millones en el planeta, pero lo que muchos expertos se preguntan es si todas esas aspiraciones se convertirán en realidad o quedarán como parte de los documentos aprobados en una cumbre meticulosamente organizada por China.
Desde su conformación, hace aproximadamente diez años, los BRICS han contribuido significativamente al crecimiento económico universal y su integración ha servido para promover una mayor concertación política y comercial, así como el incremento de la cooperación en infraestructura.
A pesar de todos estos avances todavía quedan muchos retos por delante en cuanto al trabajo en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable, con el fin de priorizar el progreso social, económico y ecológico, algo en lo que esta cumbre hizo hincapié.
El protagonismo que han alcanzado en la economía global y en la gobernación mundial, se debe precisamente al fortalecimiento de la cooperación y coordinación al interior del grupo. Hasta el día de hoy individualmente ninguna de las naciones, ni siquiera China, ha sido capaz de arrebatarle el papel preponderante a Estados Unidos o Europa.
Despojar a las potencias tradicionales del monopolio sobre los recursos y la gobernabilidad precisa de un trabajo mayor y más intenso como bloque, un reto todavía pendiente para el BRICS.
Aun así, la conformación de un mundo multipolar y la necesaria transformación de las organizaciones internacionales, para que sean más justas, plurales e inclusivas fue una de las principales demandas de esta cumbre.
Otra de las cuestiones que atraviesa al BRICS, y desde hace varios años al mundo entero, es el liderazgo de China. La voz cantante del gigante asiático no solo se observa en la promoción de iniciativas y políticas, también en la financiación de la mayor parte de los proyectos que se despliegan.
Aunque con muchos retos por delante, la nación hace tiempo que dejó de ser un país emergente y se vislumbra como el único capaz de disputarle la hegemonía a Estados Unidos.
Analistas indican que las propuestas de China de fomentar la cooperación pragmática y el vínculo Sur-Sur, una alternativa que podría convenir a una gran mayoría de los estados del mundo, son claros ejemplos de su capacidad para marcar la ruta del BRICS, pero también de la economía y geopolítica internacionales.
Como un mecanicismo relativamente joven, los BRICS tienen todavía incontables obstáculos que vencer. Para el presidente chino, el grupo de naciones se encuentra en una etapa crucial en la que «debemos trabajar más arduamente para superar las dificultades».
Avanzar en la reforma estructural y aprovechar las oportunidades que da la innovación para cambiar los modelos, fueron algunas de las soluciones que afloraron durante estos días en Xiamen.
«La manufactura inteligente, el E-COMERCE y la economía de compartición como áreas donde los países emergentes deben construir nuevos motores de crecimiento para sustituir a los viejos», son algunas de las ideas con las que China y su presidente le apuestan al futuro.