Manifiesto al país

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    La finalización del año 2018 es propicia para que el Colectivo Bayano realice un balance de la situación política nacional y la crisis que cierra el actual periodo presidencial, presentes en la corrupción generalizada y la persecución selectiva de los perpetradores; la confrontación del poder Ejecutivo con los otros órganos del Estado; las contradicciones de la burguesía comercial con la agraria; el respaldo del régimen varelista a los importadores en detrimento de los productores nacionales; el marcado interés de controlar todos los órganos del Estado; el ambiente de represión generalizada y la criminalización de la protestas, a través de  la represión desatada contra los productores agropecuarios crispan el ambiente político a cinco meses de las elecciones y hacen dudar de la legitimidad del presidente Juan Carlos Varela para conducir sin traumas los comicios generales de mayo de 2019.

    Carácter de la crisis

    1. La crisis que atraviesa el país es de carácter estructural y alcanza a todas las dimensiones de la vida social, económica, socio-cultural, política, ambiental e institucional. No se trata de una crisis coyuntural pasajera. Siendo una crisis estructural, su solución requiere de profundas transformaciones en términos de relaciones sociales productivas, la distribución de la propiedad y la riqueza, así como del control del poder político, en particular del Estado, en el marco de un proyecto democrático-revolucionario.
    2. Ante la crisis y su solución se alinean, consciente o inconscientemente, todas las fuerzas sociales del país. En ella, sobresalen quienes ostentan el poder económico y dominan los aparatos políticos y socio-culturales del Estado, beneficiarios directos del modelo económico hegemónico instaurado. De hecho, defienden su consecución con todos los recursos y medios a su disposición. Otros, que integran las mayorías nacionales, muestran una alta fragmentación social y bajos niveles de conciencia política y conciencia histórica resultantes de más de cuarenta años de hegemonía del capitalismo neoliberal.
    3. Esta crisis general y sistémica se ha incubado durante cuatro décadas, luego del breve período de diez años, la década del ´70, cuando bajo la conducción del General Omar Torrijos Herrera, se puso en marcha un proyecto nacional-desarrollista, con una firme participación del Estado, en el contexto de la lucha nacionalista y popular para eliminar el enclave colonial estadounidense llamado Zona del Canal, la recuperación de la soberanía y el patrimonio sobre el territorio y los recursos de la nación, así como la solución de la contradicción nación-imperialismo que frenaba el desarrollo integral del país.

    La restauración de la oligarquía

    1. La invasión de Estados Unidos a Panamá, iniciada en la Navidad de 1989, abrió amplios cauces a la contraofensiva conservadora, la restauración oligárquica y el predominio del capital corporativo transnacional, en los parámetros del llamado “Nuevo Orden Mundial” que se abría paso tras el derrumbe del socialismo existente. Se implantó definitivamente, de la mano de las instituciones financieras internacionales, el modelo capitalista neoliberal, a través del desmantelamiento del Estado popular-desarrollista, la destrucción y la desarticulación de las organizaciones, movimientos sociales e instituciones que le dieron sustento, las organizaciones sindicales y campesinas clasistas, el movimiento estudiantil, juvenil y de mujeres, y los movimientos sociales.
    2. La oligarquía neoliberal pasó a controlar los medios de comunicación oligopólicos, el sistema público de educación, los aparatos culturales e ideológicos e indujo la reestructuración y la reforma conservadora de la Universidad, so pretexto de su despolitización. Frente a la educación liberadora y crítica, científica, humanista y democrática propuesta por el proceso torrijista, se instauró un andamiaje mediático, educativo y cultural, con el objetivo de control y manipulación de las mentes, la preeminencia de una formación uniforme subsidiaria del pensamiento único diseñado por el Consenso de Washington. El asalto al sistema educativo, incluido el nivel universitario, cerró el paso a la intelectualidad patriótica, mediatizó la formación de al menos dos generaciones de jóvenes panameños acríticos, consumidores, individualistas, sin referentes históricos y patrióticos, según los estándares requeridos por el mercado.

    El despojo y desnacionalización del patrimonio nacional

    1. Subordinada al capital transnacional, la oligarquía neoliberal, particularmente su fracción financiera, vinculada a los servicios y a las importaciones, privatizó algunas operaciones del canal y sustrajo los bienes revertidos del desarrollo nacional y, acentuó un modelo de economía rentista y extractiva, mediante el despojo y la desnacionalización del patrimonio nacional; la apropiación privada de recursos naturales, tierras, costas y recursos hídricos, en función de la especulación inmobiliaria, la construcción de represas, hidroeléctricas y comercializadoras de agua. La contrapartida de la ofensiva salvaje del capital, es el despojo y desplazamiento de comunidades enteras en las áreas urbanas y suburbanas y en las comarcas indígenas; la destrucción de manglares y humedales, la deforestación, la contaminación de los ríos y fuentes de agua, y la degradación ambiental.
    2. Lo antes expuesto se traduce en la acentuación acelerada de la pobreza y de la pobreza extrema y, en general, la pauperización de las condiciones y de la calidad de vida de la mayoría de la población, tanto en el campo como en las áreas urbanas. El publicitado programa de Renovación de la Ciudad de Colón, no es sino un ejemplo prístino de despojo y desplazamiento de poblaciones, en aras de la especulación inmobiliaria y financiera.

    La expansión del capital financiero especulativo

    1. El Gobierno que encabeza Juan Carlos Varela cumple a pie juntillas el modelo que impuso su antecesor y aliado, el ex presidente Ricardo Martinelli Berrocal, quien acentuó la caída de los sectores agropecuario y manufacturero, favoreciendo a los megaproyectos de infraestructura y la expansión del capital financiero especulativo, la externalización de servicios de agua, salud y educación, así como operaciones criticas del canal interoceánico.
    2. Está demostrado, que el proyecto promovido e instaurado por Varela recurre a diversas modalidades de financiación, en especial el endeudamiento público, la Asociación Público-Privada (APP), los llamados “proyectos llave en mano”, que tienen en común el objetivo de favorecer la privatización de los bienes y servicios públicos.
    3. Pese a ello, el modelo de crecimiento subordinado al capital especulativo internacional muestra claras evidencias de agotamiento. El crecimiento, que alcanzó tasas de dos dígitos en años recientes, revela una profunda desaceleración, en circunstancias en que el endeudamiento como modalidad de financiamiento de los megaproyectos ha llegado al techo. Sectores como los de la construcción y el turismo se hayan virtualmente estancados o en retroceso. Simultáneamente, se agrava la caída de las manufacturas y de la producción agropecuaria, amenazando la seguridad alimentaria y nutricional de la población y encareciendo la canasta de alimentos de los panameños más vulnerables.

    La marginación económica y social 

    1. Gran parte de la población sobrevive en condiciones extremadamente precarias, habiéndose deteriorado severamente su calidad de vida en términos de salud, vivienda, educación, nutrición, transporte. La precariedad envuelve a los pueblos originarios, los campesinos precaristas y asalariados, los grupos marginales suburbanos y urbanos. Simultáneamente, los estratos medios asalariados y profesionales independientes se abocan a un acelerado proceso de marginalización económica y social, particularmente respecto al acceso a vivienda y salud y educación de calidad. La precarización de las condiciones de vida afecta directamente a los niños, adolescentes y jóvenes, cuyo futuro se encuentra en grave riesgo. Sobre esos mismos sectores de la población marginada se recrudece el desempleo, el sub-empleo, la informalidad y los salarios precarios.

    El descrédito de los partidos políticos

    1. Bajo los Gobiernos de Ricardo Martinelli Berrocal y de Juan Carlos Varela, el régimen presidencialista se acentuó, haciendo de la separación de poderes del Estado una mera ficción. La Asamblea Nacional de Diputados, la Corte Suprema de Justicia y el Ministerio Público danzan al ritmo de “la caja registradora” digitalizada por el Ejecutivo y los poderes fácticos. Carentes de planes y programas estratégicos, sin ideologías, sin principios, los partidos políticos han caído en franco descrédito, desprovistos de toda credibilidad. El transfuguismo y el clientelismo en la clase política se han convertido en monedas de curso corriente que presiden las relaciones y articulaciones de esas corporaciones.

    La red de corrupción para asaltar el Estado

    1. La crisis del sistema político e institucional ha tocado fondo. Todos los poderes del Estado han perdido legitimidad ante la ciudadanía, como resultado de la corrupción generalizada en diversas modalidades imaginables. La oligarquía neoliberal, especulativa, que asaltó el Estado a horcajadas de la invasión estadounidense y que, salvo matices, ha gobernado el país a lo largo de 30 años, se transformó en el “Comité Ejecutivo” de la clase empresarial no productiva, haciendo del Estado un aparato para hacer negocios, incrementar sus tasas de ganancias y blindar su hegemonía económica y política.
    2. El presidente Varela construyó una red de corrupción para influir en la formación de las leyes y distorsionar el marco jurídico y reglamentario, a través del nombramiento de funcionarios en la jefatura de los entes reguladores de las actividades en las que ellos participan y tienen intereses (importación de alimentos por ejemplo). La modalidad de corrupción adoptada por el régimen varelista, denominada asalto del Estado, que explica el soborno y chantaje a los diputados, el control en el Ministerio Público y el interés de nombrar a la mayoría de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia con el objetivo de influir en las decisiones de leyes que favorezcan a los poderes fácticos rectores del poder económico.

    El alineamiento con los intereses geo-estratégicos de Estados Unidos

    1. En el ámbito internacional, pese al establecimiento de relaciones diplomáticas con China, el Gobierno de Varela ejecuta de manera contradictoria la política de alineamiento con los intereses geo-estratégicos de Estados Unidos, en concierto con los gobiernos más conservadores de América Latina. De la misma forma, el mandatario se compromete a convertir a este país en plataforma de agresión imperialista contra la República Bolivariana de Venezuela y el Gobierno Sandinista, en Nicaragua, en abierta ruptura con los principios de neutralidad, de libre determinación y no injerencia en los asuntos internos de los Estados, principios éstos que permitieron a Panamá concitar la más amplia solidaridad y apoyo político a la lucha anticolonial y de liberación que condujo el general Omar Torrijos.

    El país es una presa tomada por la oligarquía

    1. Este es el cuadro de intereses contradictorios, agudizado y en pugna, en el que los cálculos diversos indican que el país es una presa tomada por la oligarquía, a quien no le importa que las mayorías cada vez con menos opciones de vida queden a la deriva.
    2. La contradicción mayor es apropiarse de un país con apariencias de bonanzas ‒agotado el Estado e instaurada la corrupción‒, y pretender que el resto de la población acepte esa realidad oprobiosa en forma sumisa y sin reacción alguna.

    Puede suceder que la nueva toma de Panamá no derive en un paraíso, sino en un país en llamas.

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