Por Osvaldo Rodríguez Martínez
Panamá, ene (PL) – Cuando finalmente llegó a cero el reloj que marca el inicio hoy de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) religiosa, múltiples son las bienvenidas al papa Francisco y a los peregrinos, incluidos candentes temas nacionales.
El presidente Juan Carlos Varela, a través de un spot televisivo, dijo a los recién llegados que Panamá es un pequeño país que abre su corazón para acogerlos en la fiesta donde podrán confraternizar con el sumo pontífice.
Otros istmeños también quieren entregar su mejor cara a los forasteros y lograron trasladar la alegría, nobleza y hospitalidad, con énfasis en las costumbres propias de las regiones de la nación y la particularidad de que fieles y templos de las más diversas religiones cobijan bajo sus techos a peregrinos.
Pero el dedo en la llaga lo colocó el sociólogo Guillermo Castro cuando escribió que con la llegada de Francisco afloran la religiosidad de los panameños, además de afinidades y contradicciones de la Iglesia católica con la sociedad que la sostiene.
“El papa más progresivo desde Paulo VI, que ha puesto en la agenda eclesial de manera abierta temas como los derechos de los emigrantes, de los pobres y de los ancianos, la vileza de la corrupción y la agonía de la naturaleza, es recibido por una sociedad conservadora y timorata en materia cultural y moral” señaló en un artículo.
La institución elude ‒en su opinión‒ el carácter progresista de este pontificado, “convocando a su grey a partir de la invocación de valores tradicionales y de una actitud hacia el Pontífice, que linda con el culto a la personalidad”.
Como parte del debate social sobre la JMJ, sin abandonar el entusiasmo que la cita resalta, están los altos costos económicos (exagerados para muchos) para mostrar una fastuosidad ajena al discurso de quien consideran el “papa de los pobres”.
Un editorial de la publicación Bayano Digital prefiere ver en positivo la estancia del obispo de Roma, al considerarlo “escenario idóneo de reflexión y oportunidad para privilegiar el inaplazable debate sobre la pobreza y la marginalidad en Latinoamérica”.
Y agregó: “Francisco aceptó realizar la JMJ para estar más cerca de los empobrecidos y saqueados países centroamericanos, a sabiendas de que Panamá es dirigido por una élite financiera que arrebata el futuro a millones de jóvenes lanzados al sector informal de la economía o condenados a una vida miserable”.
Los productores agropecuarios, enfrentados actualmente al Gobierno por salvar el agro, hicieron pública su Carta al hermano Francisco, en la cual denuncian atropellos contra comunidades campesinas y pueblos originarios vinculados a un “enfoque distorsionado del progreso y desarrollo sostenible”.
La misiva, bajo la firma de la Alianza Estratégica Nacional, señala que “hay un voraz apropiamiento, desde los puestos de gobierno, de tierras, playas e islas sin importar el atropello a las comunidades”, con el correspondiente despojo.
Polo Ciudadano, una organización de académicos y estudiantes universitarios publicó este martes su mensaje a los foráneos, en el que, además de desearles feliz estancia en el Istmo, expresó: “Sepan que llegan a uno de los países más desiguales, socialmente hablando, no sólo de este continente, sino del mundo”.
En una exposición sintética de la situación de los panameños, aconsejó a los peregrinos no quedarse solo con la imagen de los lujosos rascacielos, bien surtidos centros comerciales y los lugares escogidos por la iglesia local para las homilías, lo que Polo Ciudadano consideró “la cara turística y comercial de la ciudad de Panamá”.
Recordó que al “20 por ciento de nuestras familias, sus ingresos no le alcanzan para alimentarse adecuadamente”, mientras un 40 por ciento “a duras penas pueden pagarse el resto de las necesidades básicas”, sólo la mitad de la fuerza laboral está empleada; mientras el resto, en su “mayoría jóvenes como ustedes”, enfrenta la informalidad y el desempleo.
Y Bayano sentenció que “Francisco no debe cerrar los ojos ante esa cruda realidad. Su reiterado compromiso con el evangelio y la recuperación del profundo sentido cristiano, lo compelen a tomar partido por los marginados y excluidas víctimas del escarnio”.