Antonio Yépez sigue inspirando a la juventud rebelde de Colón

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Líderes del movimiento popular cargan en sus hombros el féretro de Antonio Yépez De León. (Foto: Archivo).

Por David Carrasco
Director de Bayano digital

Hace 42 años, un 29 de mayo, el movimiento sindical panameño contuvo la respiración y recibió con amargura la noticia de la muerte prematura de Antonio Yépez De León, el insobornable dirigente popular colonense que en dos décadas consecutivas inspiró las luchas de la clase obrera y trazó el camino de las reivindicaciones nacionales.

Los informes oficiales de aquel año indicaban que Yépez, quien era un hábil conductor, había fallecido luego de que el vehículo que conducía colisionó contra un árbol al borde de una carretera en la antigua Zona del Canal, el mismo territorio que había ayudado a recuperar a través de exigencias soberanas y jornadas anticoloniales.

Su muerte se volvió más sospechosa cuando dos meses después moriría en otro presunto accidente, el general Omar Torrijos, quien había designado a Yépez gobernador de la provincia de Colón para que pudiese rescatar del atraso secular a la población marginada y salvase a la juventud de la pobreza y la creciente violencia delictiva.

Es justo recordar que cinco días antes de la muerte de Yépez había desaparecido en Ecuador, en un sospechoso accidente aéreo, el presidente ecuatoriano Jaime Roldós Aguilera. El mandatario ecuatoriano había presentado al Pacto Andino la Carta de Conducta o Doctrina Roldós, para que prevaleciera en el continente el respeto a los derechos humanos y la justicia social.

Todo ello ocurrió cuando las fuerzas sociales no se recuperaban del impacto de la muerte en Panamá del ingeniero Ascanio Villalaz Paz, inspirador del Partido Revolucionario Democrático (PRD), fuerza polítíca que uego cambiaría de rumbo en un duro golpe de timón con la participación de otros actores.

El ejemplo de Yépez perdura

A través del Comité de Lucha de la Clase Obrera de Colón (CLUCO), Yépez ayudó a devolver la esperanza a las empobrecidas familias, atrapadas en 16 calles de la cabecera provincial, mientras a pocos metros, frente a viejas casas de vecindad, prosperaba la Zona Libre de Colón, un emporio dedicado a la reexportación de mercaderías.

Sobresalió como fogoso  orador y forjador de la unidad del movimiento obrero y de la lucha patriótica y antiimperialista, y tuvo el coraje de desafiar con argumentos irrefutables a grupos económicos poderosos y sin escrúpulos que habían asignado a la ciudad de Colón un papel de gran garito y de sucursal del vicio y la corrupción.

En cambio, promovió la Educación de calidad, el trabajo decente y la formación laboral de jóvenes provenientes de barrios deprimidos. Debido a ello, rechazó el proyecto de crear un Puerto Libre en el que hogares humildes serían excluidos de los beneficios de un inmenso negocio privado organizado en tierras del Estado.

En su activa vida política, Yépez trabajó con los jóvenes en los barrios, promovió la vivienda digna y se opuso tenazmente a la coima. Su trayectoria estuvo marcada por constantes retos, entre ellos la gesta del 9 de Enero de 1964 y las huelgas convocadas por los sindicatos en defensa del Código del Trabajo y los derechos laborales, la seguridad social y la justa remuneración de todos los asalariados oprimidos .

El valeroso dirigente desapareció físicamente a los 41 años de edad, cuando se proyectaba como un líder internacional. Pero su legado de luchas, organización y sacrificio a favor de la unidad perduran en la conciencia del pueblo colonense que, en un emotivo adiós, lo despidió como a un mártir inmortal e indoblegable de la causa revolucionaria.

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