Comunicado al País
“Que no se confunda la nobleza, el compromiso con la democracia, el gobierno de diálogo y consenso con el irrespeto a la autoridad. Este mensaje no es solo para aquellos que cierran calles de una forma irresponsable, si no para ese grupito de diputados, que actuando en forma irresponsable quieren llevar al país a un enfrentamiento ¡Voy a hacer valer la autoridad de mi puesto como Presidente de la República de Panamá!” (Juan Carlos Varela marzo 2018)
Panamá vive momentos de complejidad y gran tensión bajo la jefatura de un gobierno Panameñista, cuya política económica está subordinada al capital financiero. Los escándalos y conflictos surgidos en la actual administración afectan a las capas medias de la población y a los sectores arrinconados por la pobreza.
La ausencia de políticas nacionales coherentes y la falta de estrategias de desarrollo impiden que puedan ser consolidadas las conquistas soberanas de los panameños y anticipan una confrontación entre grupos que se disputan el poder al margen de los intereses de la mayoría de los panameños y panameñas.
En los últimos meses, la población ha sido testigo de actos arbitrarios que afectan la independencia de los órganos del Estado, así como de medidas inconcebibles ajenas a los principios democráticos, que identifican el autoritarismo oficial y sus antecedentes de choque contra la voluntad democrática.
Ruptura del Orden Constitucional
La amenaza de romper el orden constitucional, hechas por el presidente Juan Carlos Varela en su más recientes declaraciones en Bocas del Toro, evocan la genética política de los panameñistas, inspirados por la tradición totalitaria y golpista de su mentor Arnulfo Arias Madrid, quien lideró el primer golpe de Estado de la vida republicana, perpetrado por el Movimiento de Acción Comunal en 1931.
Al parecer Varela podría sentirse respaldado a provocar un autogolpe de Estado, al estilo del ex presidente peruano Alberto Fujimori, contra la mayoría opositora en el parlamento. Él calcula, que dada la sumisión de su gobierno a la política exterior de los Estados Unidos contra Venezuela, contaría con el respaldo de Washington, como se da en Brasil y con los fraudulentos resultados electorales en Honduras.
Totalitarismo de Varela
En el ejercicio del poder la herencia totalitaria de los panameñistas incluye el control de otros órganos del Estado. En efecto, durante las elecciones de 1940, el oficialismo pasó a controlar Junta Nacional Electoral, para favorecer a su candidato Arnulfo Arias Madrid. Según el embajador de Estados Unidos en Panamá, William Dawson, todos ellos eran “ardientes arnulfistas”.
El totalitarismo de Varela ‒ con minoría en el parlamento – controla de la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría General de la República, el Tribunal Electoral, la Corte Suprema de Justicia, la Defensoría del Pueblo y las Comisiones de Credenciales y de Presupuesto de la Asamblea, con la complicidad colaboracionista de los diputados de oposición, a partir de un supuesto pacto de gobernabilidad, que permitió la conformación de mayorías con el PRD y el CD, sucesivamente.
Violencia y represión del panameñismo
El uso de la violencia es otra de las características de los panameñistas. Ellos irrumpieron al poder violentamente en 1931, su líder se impuso con violencia a la oposición en las elecciones presidenciales de 1940 y ahora Varela amenaza desatar la violencia contra quienes lo adversan desde las organizaciones sociales y la Asamblea Nacional.
En las elecciones de 1940, cuando la oposición organizaba sus manifestaciones en la Plaza de Santa Ana, en la capital panameña, funcionarios públicos, a quienes el gobierno quitaba el 10% de su salario para sufragar los gastos de la candidatura de Arias, seguidos de la Policía Nacional, a pie y a caballo, disparan y cargan a sablazos para dispersar a partidarios del candidato opositor Ricardo J. Alfaro.
La represión, persecución y encarcelamiento de los opositores provocó que Ricardo J. Alfaro renunciara a su candidatura. Según reportes de embajador Dawson al Departamento de Estado, «la única forma en que Alfaro puede ganar es con la intervención de Estados Unidos”.
De esta forma – nada democrática – Arnulfo Arias Madrid, como candidato único, llega a la presidencia, desde donde reforma la constitución.
La confrontan violencia y la represión heredada de su pasado están presentes en las amenazas explícitas de Varela, quien somete a la población de Colón a un virtual Estado de Sitio, como respuesta al llamado a huelga general del Comité de Lucha por la Salvación de Colón.
Modelo de Extorsión y Corrupción
Por otro lado, la espectacular presentación de los expedientes Humbert, conocidos desde el 2014, evoca la célebre frase de Martinelli: “Tengo el dossier y el pedigrí de todos”. Su presentación en el momentos más álgido de la crisis de gobernabilidad revela que Varela ordenó guardarlas celosamente, para presentarlos oportunamente como un mecanismo de extorsión a sus «aliados» en la Asamblea Nacional.
Lo que no dice Varela ni su contralor, es que el modelo para la encriptación de los fondos para evitar la trazabilidad del dinero que manejaban los diputados, fue diseñado en el Ministerio de Economía y Finanzas dirigido por los panameñistas Alberto Vallarino y Dulcidio de la Guardia durante los 26 meses de cogobierno de Varela con Martinelli.
Con la puesta en escena de los expedientes Humbert, Varela, emula el totaliratismo de su mentor Arnulfo Arias Madrid, por medio de la extorsión a sus antiguos aliados – algunos tarifados – a quienes ahora denomina “grupito de diputados”, y a los que amenaza, por su desobediencia, con la ruptura del orden constitucional, es decir disolver la Asamblea Nacional y manejar al país por decretos como lo hizo Fujimori.
Llamado a la Unidad
La Vanguardia Torrijista (VT) y el Colectivo Bayano asumen el compromiso patriótico de interpretar los graves acontecimientos que podrían devenir en una dictadura civil, y hacen un llamado a la unidad de fuerzas patrióticas y progresistas a respaldar las justas aspiraciones del pueblo de Colón que hoy lucha y reivindica su espacio vital y mejores condiciones de vida en la ciudad que los vio nacer.
En la hora actual del paralelismo totalitario de Varela con Arnulfo, sólo falta ver la carga de caballería y de sables que prepara contra el pueblo de Colón, que hoy amanece bajo Estado de Sitio.