Ambientalistas a la carga en defensa de Isla Boná, en Panamá

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Sandra Álvarez y otras ambientalistas durante una protesta.

Por David Carrasco

“El movimiento ecologista mantendrá su activismo en defensa de Isla Boná, en el Golfo de Panamá, y no cederá un ápice ante presiones de grupos económicos que pretenden instalar en esa ínsula una terminal de petróleo”, dijo a Bayano digital Sandra Álvarez, de la ecologista Fundación Tortuguías.

Las declaraciones de Álvarez se produjeron el jueves, en el contexto de la entrega de una carta dirigida al presidente de la república, Juan Carlos Varela, por integrantes de una coalición que rechaza el proyecto de industrial en Isla Boná, ya que hay serias amenazas al ambiente costero marino en el Pacífico.

El golfo de Panamá es la única vía marítima que conduce al canal interoceánico desde el océano Pacífico, pero debido a su cantidad y diversidad de peces y especies marinas, y exuberancia, el Golfo de Panamá es considerado uno de los mejores lugares de pesca deportiva en el mundo. Isla Boná forma parte de ese escenario.

Álvarez sostuvo que poderosos intereses económico pudieron influir para que el secretario general de la Asamblea Nacional de Diputados, Franz Wever, no devolviese el miércoles el proyecto de ley prohijado para declarar a Isla Boná un santuario de aves. “Es notorio que hay intereses para que este proyecto no sea discutido”; acotó la dirigente de Tortuguías.

La ambientalista recordó que la Isla de gran valor ecológico figura en los planes de explotación de la empresa Boná Pacific Corp., que pretende instalar en 35 de las 74 hectáreas una terminal de petróleo para el suministro de combustibles a los buques “post Panamá” o “neo Panamax” que utilizan el canal interoceánico.

Raam Ady, gerente de esa compañía de hidrocarburos, respondió que obtuvo permisos municipales para instalar ocho tanques de combustible en un lugar de la isla donde “no hay nidos de aves”, y que han sido previstos buenos controles en caso de accidentes.

Sin embargo, Álvarez planteo un potencial derrame de petróleo crudo o sus derivados afectaría no sólo las aves, sino a toda la fauna marina, incluidas las ballenas jorobadas. Asimismo, advirtió que las comunidades ribereñas que viven del turismo y las actividades de recreo acuático serían seriamente perjudicadas.

Ello representa la base de la argumentación de organizaciones ecologistas, como el Centro de Incidencia Ambiental (CIAM), que ha presentado el caso en el ámbito internacional, con un señalamiento de la debilidad jurídica en la Justicia de Panamá.

Sin embargo, el CIAM reveló informes confeccionados por los biólogos en 2018, en los que se confirma que más de 6.000 nidos de aves marinas se encuentran en isla Boná. Esos nidos serían afectados por la actividad contaminante a través del manejo de los derivados del petróleo crudo, según la denuncia ambiental.

La presidenta de la Alianza por la Conservación y Desarrollo (ACD), la jurista Susana Serracín, precisó que el proyecto petrolero contraviene el Convenio CITIES, uno de los mayores acuerdos existentes sobre protección de especies, y el Convenio de Diversidad Biológica de 1992, así como otras regulaciones vigentes.

Serracín recordó a las autoridades del Ministerio de Ambiente que Panamá se ha comprometido en foros internacionales a la protección de los humedades y ecosistemas marinos y costeros de la contaminación y la deforestación.

Aves marinas en Isla Boná. (Foto: STRI).

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