21 de enero, fecha insigne de la resiliencia del panameño

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Vista del Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá.

Publicado por: Luis Ruiz M.

En los más de 500 años de historia la ciudad de Panamá ha enfrentado difíciles momentos, desde desastres naturales hasta ataques por fuerzas extranjeras y siempre hemos contado con la capacidad de sobreponernos a momentos críticos y adaptarnos para seguir nuestro camino hacia un mejor futuro.

El objetivo de este artículo es rescatar fragmentos de nuestra historia que lastimosamente se han perdido en el tiempo y que en esta dura circunstancia en las que nos encontramos, puede servir de inspiración para seguir adelante.

Luego de dos años de su fundación por Pedrarias, el 15 de septiembre de 1521, Panamá recibe el título de Ciudad y su escudo de armas otorgado por el Rey Carlos V y para 1541 ya contaba con unos 4 mil habitantes y en 1607 con una plaza mayor.

Durante el siglo XVI, la ciudad de Panamá fue el punto de partida de los españoles para conquistar entre otros al imperio Inca. A pesar de los beneficios obtenidos por la Corona, el estilo de vida de sus habitantes no era bueno, ya que en Panamá no contaba con agua potable obligando a los panameños de esa época a construir pozos y sitos donde almacenar agua, los incendios eran frecuentes y no podemos olvidar el asedio de los piratas y corsarios.

El peor de estos ataques fue el comandado por el pirata británico Henry Morgan, quien llegó al lugar el 28 de enero de 1671 y permaneció allí hasta el 24 de febrero. Pero fueron los propios españoles por orden del gobernador Juan Pérez de Guzmán los que destruyeron la ciudad al volar los depósitos de explosivos.

Luego de estos acontecimientos, las autoridades españolas y el pueblo panameño de la época, empezaron las investigaciones para encontrar el lugar adecuado para establecer el nuevo poblado y decidieron por el lugar que era conocido como “Sitio El Ancón”, una península, que ofrecía buenas condiciones como un suelo firme y facilidad de fortificar.

El 21 de enero de 1673, le correspondió a Antonio Fernández de Córdoba y Mendoza, fundar la nueva ciudad de Panamá en lo que hoy se conoce como el Casco Antiguo, a tan solo 2 km al suroeste de donde fue fundada la vieja Panamá. La nueva ciudad estaba mejor planificada y se asemejaba más a las directrices de la Corona en lo que se refiere a edificaciones, en el lugar fueron construidas iglesias, casas, una plaza mayor y una muralla que se fue mejorando poco a poco.

Y es este detalle que a través de este artículo deseo resaltar; la capacidad que tuvo el panameño del siglo XVII para recuperarse de una agresión y destrucción. Hoy no son piratas, ni corsarios quienes nos atacan, es el Covid-19 que ha demostrado en el último año tener la capacidad de embestir al mundo entero.

Nos corresponde redoblar las medidas de bioseguridad ya conocidas por todos, para ir debilitando a nuestro adversario para que al momento de dar un buen golpe (la vacuna); entre todos enviar al coronavirus a formar parte de las páginas tristes de nuestra historia junto a Morgan y Drake.

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