Tráfico de naves amenaza supervivencia de delfines de Bocas del Toro, en Panamá

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El ruido de los botes afecta la comunicación de los delfines. (Crédito: Sean Mattson / Smithsonian).

Los genetistas recomiendan designar a la población aislada de delfines en Bocas del Toro como “en peligro”.

STRI

Los delfines nariz de botella en el archipiélago de Bocas del Toro, en Panamá, deberían ser designados en peligro de extinción, según los autores de un reciente estudio.

Los biólogos que trabajan en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) descubrieron que los aproximadamente 80 delfines en el archipiélago no se cruzan con otros delfines nariz de botella del Caribe. Su bajo número pone en peligro su supervivencia a largo plazo, que se ve amenazada por el aumento del tráfico local de embarcaciones que en el 2012 causó la muerte de al menos siete delfines.

En todo el mundo, el delfín mular o nariz de botella común (Tursiops truncatus) se considera de “menor preocupación” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Pero esto contradice el riesgo que enfrenta la población de delfines de Bocas Del Toro, que según el estudio fue fundada por una pequeña familia de delfines hace unos miles de años. Además, estos delfines tampoco parecen tener un intercambio significativo con la población de delfines permanente más cercana, a solo 35 kilómetros (22 millas) de distancia en Costa Rica. Estos delfines de aguas abiertas parecen mantenerse alejados de las turbias aguas verdes alrededor del archipiélago.

Los investigadores concluyeron que la pequeña, y posiblemente decreciente, población de delfines de Bocas Del Toro debería ser una gran preocupación para la conservación.

“Nuestros resultados indican que la población de delfines en Bocas Del Toro está genéticamente aislada de otras poblaciones en el Caribe, y dado el alto impacto del tráfico de embarcaciones en los animales, sugerimos que se cambie su estado de conservación, al menos a nivel local”, comentó la científica visitante del Smithsonian y autora principal del estudio, Dalia C. Barragán-Barrera, de la Universidad de los Andes de Colombia. “Las prioridades de conservación dependen en gran medida del estado de conservación de la especie de la UICN”.

Un estado de conservación especial de la UICN o local para una población aislada de delfines nariz de botella no es único. Las subpoblaciones o subespecies en el Mar Mediterráneo, el Mar Negro y Fiordland en Nueva Zelanda, van desde vulnerables a en peligro crítico.

Autora principal del estudio, Dalia C. Barragán-Barrera, de la Universidad de los Andes de Colombia. (Crédito: Sean Mattson / Smithsonian).

Para el estudio, Barragán-Barrera muestreó la piel de 25 delfines. Los resultados genéticos mostraron que todos los delfines compartían el mismo haplotipo, un conjunto de genes heredados de una madre soltera. El haplotipo no se ha encontrado en ningún otro delfín del Caribe, lo que sugiere que la población ha estado aislada durante mucho tiempo. Sus hallazgos sugieren que los delfines se han adaptado a este ecosistema marino único de aguas turbias, rodeadas de manglares, que son poco profundas, protegidas de las olas y libres de grandes depredadores.

La investigación de campo se realizó en la estación de investigación de STRI Bocas Del Toro y se publicó el 13 de diciembre en la revista PLOS ONE.

Los hallazgos son los más recientes de un grupo de investigación dirigido por Laura May-Collado, profesora de la Universidad de Vermont, que comenzó a estudiar los delfines de Bocas Del Toro en el 2004 durante su investigación de doctorado. Durante ese tiempo, May-Collado y su equipo han visto una explosión en el turismo de observación de delfines. Durante la temporada alta (entre noviembre y marzo), los delfines interactúan con hasta 100 barcos de turismo por hora.

Además de ampliar la comprensión de la biología, la ecología y la genética de los delfines de Bocas, su equipo ha estudiado el impacto humano sobre los cetáceos. Su trabajo muestra cómo el ruido de los botes afecta la comunicación de los delfines. También han documentado muertes y lesiones causadas por colisiones con embarcaciones, además de entrelazamiento con redes de pesca. Su trabajo con la industria turística local ha tenido cierto grado de éxito.

“Debido a la presión de la industria de avistamiento de delfines sobre esta población y las amenazas inminentes para estos, la Comisión Ballenera Internacional hizo cuatro recomendaciones al gobierno de Panamá para desarrollar estrategias para proteger a esta población”, comentaron los investigadores. “A pesar de estas recomendaciones, la industria de avistamiento de delfines continúa creciendo e impactando a los delfines de Bocas Del Toro”.

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