Registran manatíes para recomendaciones de políticas

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Manatíes del Caribe.

Los científicos utilizan un nuevo método para la estimación de poblaciones basado en sonares.

STRI

Las tres especies de manatíes que existen en el mundo están bajo amenaza de extinción: el manatí amazónico, el manatí africano y el manatí antillano. El manatí antillano, una subespecie amenazada, se alimenta y cría en los ríos y humedales costeros desde el Golfo de México hasta Brasil. Los científicos del Smithsonian fueron los primeros en utilizar el sonar para estimar poblaciones de manatíes antillanos en las oscuras aguas del humedal de San San Pond Sak en Panamá, protegido internacionalmente.

“Este estudio es el más completo de su tipo, ofrece estimados poblacionales confiables usando sonares, del número de manatíes, siendo esto vital para la supervivencia de esta especie vulnerable”, comentó Héctor M. Guzmán, biólogo marino del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), quien dirigió el estudio. “Las parejas de madre y cría se observan comúnmente corriente arriba – fuera del área protegida. Hace tres años lo comunicamos a las autoridades y recomendamos modificaciones a los límites de la reserva a lo largo de los ríos. Cada año hay por lo menos dos muertes de manatíes, en su mayoría crías o juveniles. Nuestras estimaciones poblacionales indican que, aunque la población parece constante, no se recuperará si los manatíes jóvenes continúan muriendo por colisiones con botes y el uso ilegal de redes de pesca”.

Según la Lista Roja de Especies Amenazadas publicada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hay menos de 2.500 manatíes antillanos adultos en el mundo, principalmente en México y Belice. En el 2008, la UICN estimó que sólo había de 10 a 20 manatíes en Panamá, una de las estimaciones de población más bajas en los 20 países en los que la especie permanece. Sin acciones de conservación eficaces, se espera que el 20 por ciento de estas grandes criaturas desaparezcan en los próximos 40 años.

Se cree que el humedal de San San Pond Sak, en la provincia panameña de Bocas del Toro, protegido desde 1993, alberga a la población de manatíes más grande de Panamá. Los manatíes han sido protegidos por ley en Panamá desde 1967. Debido a que estos tímidos animales viven en aguas turbias e inaccesibles, la única manera de estimar su número se basaba en entrevistas, registros históricos y avistamientos desde botes y aviones. Previamente, los científicos han estimado que había entre 30 a 70 manatíes en todo Panamá. El equipo de Smithsonian decidió probar un nuevo método: detección de sonar para censos poblacional.

Guzmán escudriñó casi 2.000 kilómetros de ríos con sonares de barrido lateral durante un período de un año. Se trata de más de 200 transectos repetidos de los 18 kilómetros de ríos protegidos en el estuario de San San cubierto de manglares y bosques. Richard Condit, científico emérito de STRI, ahora en el Field Museum de Chicago, convirtió las más de 1.000 detecciones de manatíes en estimaciones estacionales de población que van desde 2 a 33 individuos. Debido a que San San Pond Sak es sólo parte de una extensa área a lo largo de la costa caribeña con un hábitat marino adecuado. “Tenemos la hipótesis de que la población regional podría ser considerablemente más alta que nuestras estimaciones”, comentó Condit.

En el 2004 se elaboró un plan de manejo que examinó cuestiones como los conflictos sobre la tenencia de la tierra, las fuentes de contaminación y una estrategia de co-manejo para proteger a los manatíes de la zona. “Sin embargo, 20 años después de la creación del área protegida, no hemos visto que ninguna de esas recomendaciones haya entrado en vigor”, comentó Guzmán. Hace tres años, sobre la base de nuestros datos de sonar, recomendamos la modificación de los límites y reglamentos para el uso de embarcaciones y la pesca para reducir la mortalidad”.

“Irónicamente, el estatus de especie amenazada fue reiterado el pasado mes de diciembre dentro de la Resolución DM-0657-2016 del Ministerio de Ambiente, pero aún falta una política local efectiva para proteger a los manatíes. Las autoridades no están prestando atención a las actividades humanas que suceden en estos sistemas fluviales”, comentó Guzmán. “La gente está usando redes de pesca, que son ilegales dentro de este humedal designado como de “importancia internacionalmente” bajo la convención internacional RAMSAR”.

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