Poder Popular en Panamá: contenido y forma.

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Poder Popular en Panamá: contenido y forma.

Por Toracio Iturralde.
Educador y poeta

El momento político actual demanda un serio análisis sobre nuestro futuro. El futuro no puede ser desligado del presente ni del pasado.

Muchas lecciones hemos recibido a través del tiempo como para dejar alegremente que las situaciones parezcan no tener soluciones. Hay categorías filosóficas que nos ayudan a encontrar el norte interpretativo de nuestra historia, de nuestro pasado y presente. Por ejemplo, las categorías de contenido y forma.

El concepto de democracia ha sufrido una serie de interpretaciones a lo largo de la historia, sin embargo, no cabe duda que su contenido es el poder popular, es decir, la capacidad de los habitantes de un país de tomar las decisiones que convengan a sus intereses como pueblo y a ser partícipe directo de las transformaciones sociales.

En el caso panameño, en la década del 70, se lleva a cabo un proceso mediante el cual este poder adquiere forma y se conoció como Poder Popular. El general Omar Torrijos, lo expresa en el Congreso de Dirigentes Comunales: “…porque somos unos convencidos de que es imposible lograr una transformación presionando de arriba hacia abajo. Si ella no tiene su base de sustentación en el hogar, en el barrio, en la comunidad, esa transformación no se puede garantizar”. Surgen así las Juntas Locales y Juntas Comunales.

Ambos niveles de acción se contemplaron en la Constitución Política de 1972, específicamente en la Ley 105 de 8 de octubre de 1973. La Junta Local sería la organización natural de la comunidad, la espontaneidad local frente a los problemas comunes de los vecinos mientras que la Junta Comunal, como expresión política, impulsaría la organización y la acción de esa comunidad.

El contexto social, político, económico panameño en la década del 70 del siglo pasado es muy diferente a la actual, en aquella época, según Rómulo Escobar Bethancourt, en su obra, Torrijos: ¡Colonia Americana No! “…surgió en Omar Torrijos la idea de estructurar un nuevo sistema político de participación comunal en los planes de desarrollo de la economía nacional; la fórmula que andaba buscando para incorporar a las masas a la gestión pública en forma organizada”.

Es decir, al contenido concreto de la democracia real surge la correspondiente forma concreta de expresión. En el momento actual, la situación, el contexto, los actores, las clases sociales y sus luchas correspondientes, han sufrido una trasformación cualitativa. Pese a ello, persiste aún el contenido esencial de la realidad socioeconómica que mantiene el status de injusticias y los problemas vecinales, comunales y familiares no encuentran una forma concreta que permita soluciones permanentes.

La unidad del movimiento progresista que se promueve hoy en función de la toma del poder debe tener en norte, en primera instancia, definir la forma de organización popular concreta que parta de los problemas comunitarios y vecinales, pues es allí donde se da el choque entre los intereses privados y los comunitarios. Ya sea entre el interés privado por los servicios estatales o el choque entre los intereses que usufructúan y explotan los recursos naturales versus los intereses ambientales y el derecho de vida de las comunidades y en el contexto nacional.

Panamá es un país donde la desigualdad y la injusticia social imperan, en la que la población se organiza naturalmente y no encuentra una estructura real que le permita resolver, democráticamente, sus necesidades, tanto a nivel comunitario como nacional; a la espera que los dirigentes populares se unan sobre la base de propuestas organizativas de abajo hacia arriba, de tal manera que la forma se corresponda definitivamente con el contenido. Están a la espera de que ese llamado de unidad esté dirigida a formar el tan requerido poder popular.

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