Ni un plástico más al mar

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Voluntarios recogen plásticos en áreas costeras. (Foto Arap).

Una campaña busca cambiar los hábitos de los consumidores para combatir la contaminación.

Por Xiomara Prado
Estudiante de Periodismo
Xiolineth@gmail.com

Grupos ambientalistas buscan frenar el acceso de la basura plástica a los ambientes marinos costeros de Panamá, a través de la sugestiva campaña “Sin Carrizo PorFa”. La iniciativa, encabezada por la organización Eco Éxito, con el respaldo de la no gubernamental Fundación Mar Viva, está dirigida a advertir el grave problema de la contaminación en el ecosistema.

Arantxa Araba, líder de la Campaña “Sin Carrizo Por Fa”, recomendó a los llamados “millennials” o generación Y (grupo demográfico nacido en la década de 1990), el uso de nuevas herramientas tecnológicas para compartir cultura ambiental y ser solidarios en el reciclaje y la disposición adecuada de la basura.

A su vez, Tania Arosemena, encargada en MarViva del tema de contaminación marina, señaló que la mejor forma de reducir los plásticos empieza en el consumidor. Resaltó que “es un tema de decisión y se necesita el esfuerzo en conjunto para que haya un verdadero cambio y decirle chao al plástico de un solo eso”.

Comento que “Sin Carrizo Por Fa” es una campaña creada en abril de este año a favor de la eliminación del uso innecesario del carrizo (pajilla) y revolvedores plásticos. Además, promueve el reciclaje, una actividad en la que Panamá enfrenta rezagos en comparación con otros países de Europa, Asia y Latinoamérica.

Un estudio internacional concluyó que más de cinco billones de trozos de plástico, con un peso aproximado de 270.000 toneladas, flotan en los océanos. Esa cifra podría equivaler a 270.000 autos. Si se tiene en cuenta que el peso promedio de un carro es de una tonelada, la cifra real es superior a la estimada hasta ahora.

El volumen del plástico proviene de productos como envases de bebidas y comidas. El cálculo fue elaborado sobre la base de datos recopilados en 24 expediciones oceánicas realizadas a lo largo de seis años por un grupo técnico especializado.

Los científicos admiten que los micro plásticos, que suponen el 95 por ciento de la contaminación que estudiaron, absorben toxinas que luego son ingeridas por peces y otras criaturas marinas. Esos animales suelen morir a causa del consumo de materiales extraños al ambiente que no pueden digerir.

Todo ello provoca que las ballenas y los delfines sean afectados por desechos plásticos, sin mencionar el daño que provocan en los hábitats de los arrecifes. Los trozos más grandes pueden ahogar a las tortugas y focas, mientras que las piezas más pequeñas son comidas por peces y acaban en la cadena alimenticia.

En agosto de 2015, se hizo viral en las redes sociales un video sobre una tortuga que fue encontrada por un grupo de biólogos marinos en aguas del Pacifico en Costa Rica. El video mostraba a los biólogos luchando para extraer un carrizo (pajilla) incrustado en la fosa nasal del animal herido que sangraba.

El material fílmico fue compartido por la bióloga marina Christine Figgener, y mostraba el efecto del plástico en los océanos. Figgener confesó públicamente que lo hizo con el propósito de revelar al mundo el daño en ambientes marinos.

Son más de 16.000 científicos de 184 países quienes aseguran que el perjuicio que causado a la Naturaleza es irreversible, y ello demanda cambios urgentes en la conducta humana.

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