Marta Matamoros, mujer de una sola pieza

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Marta Matamoros.

Marta Matamoros, mujer de una sola pieza

  • La máxima condecoración del Estado a la mujer panameña lleva el nombre de esta costurera, líder sindical y nacionalista de ideas de izquierda

Por Mónica Guardia
mguardia@laestrella.com.pa

Ni el Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), ni el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) están conformes con el modelo femenino que prevalece en la sociedad panameña, que oscila entre la tradicional mujer abnegada, entregada al cuidado de la familia, y el nuevo modelo de mujer profesional, centrada en sí misma y en el consumo de exquisitas marcas y tratamientos de belleza (con todas las gamas intermedias).

Este descontento fue el detonante para el establecimiento, en el año 2006, de la condecoración Marta Matamoros, máximo reconocimiento que el Estado otorga a los valores femeninos y que, de acuerdo con el Decreto Ejecutivo 81 de 2006, busca promover un modelo de referencia para las nuevas generaciones, inspirado en una líder de ‘trayectoria revolucionaria’ y beligerancia para la consecución de sus ideales, que contribuyó al fortalecimiento de la nación panameña y a la consolidación de los derechos sociales y equidad de género.

“La figura de Marta Matamoros, (zapatera, costurera, sastre, sindicalista, comunista y líder nacionalista), es representativa de la visión y misión del Inamu y a través de ella queremos motivar a las mujeres a participar en las actividades de construcción nacional”, explicó a La Estrella de Panamá la socióloga Jacqueline Candanedo, directora de investigaciones del Inamu y coautora del libro Un siglo de Liderazgo Femenino.

A pesar de que se trata de un reconocimiento de valor nacional, que ha sido entregado en siete ocasiones, tanto la condecoración como la misma figura de Matamoros han permanecido fuera del conocimiento de gran parte de la población panameña, algo que parece injusto, ya que, considera Candanedo, a ella le debe la mujer panameña muchas de las grandes conquistas laborales alcanzadas.

¿Quién fue Marta Maamoros?

Candanedo conoció a Marta Matamoros (1909-2003) en la década del 90, cuando preparaba su tesis de graduación.

Tuvo la oportunidad de entrevistarla una tarde en su modesto apartamento en calle 17, en Santa Ana, una visita que debía ser breve, pero se extendió durante varias horas, gracias a una copiosa lluvia, que le permitió llegar a una mejor comprensión de su trayectoria y su persona.

La socióloga la describe como una mujer de 85 años, muy segura de sí misma y con sentido del humor, que usaba bastón y lentes y se movía pausadamente, pero conservaba recuerdos muy vivos de su participación en las luchas sindicales y nacionalistas de la mayor parte del siglo XX.

‘Me llamó mucho la atención el amor con que recordaba a sus progenitores, especialmente a su padre, un músico profesional originario de Costa Rica que llegó a Panamá para tocar en la Banda de Batallón Colombia y que la instó desde niña a comprometerse con lo que ella creía correcto’, explica Candanedo.

Sin poder completar sus estudios secundarios por falta de recursos, Matamoros entró muy joven al mercado laboral, como zapatera y después como costurera. En el año 1941, fue contratada como aprendiz de sastre en la fábrica de confección de ropa “El Corte Inglés”, donde entró en contacto con el duro ambiente de trabajo de una época en que los derechos de los trabajadores habían sido escasamente legislados.

El año 1946

En la década del 40, la industria de confección textil estaba conformada en un 70% por mujeres que trabajaban en casas de alquiler en el barrio de Salsipuedes…. ellas cosían en pequeños cubículos cerrados, con limitaciones para moverse, en jornadas laborales extenuantes, de 12 a 13 horas, explica Candanedo.

“A los hombres se les pagaba entre $15 a $20 semanales, y las mujeres recibían sólo entre $5 y $7. Si quedaban embarazadas debían permanecer hasta el último día antes del parto y regresar prontamente para no perder su trabajo”, añade la socióloga.

Motivada por lo que veía a su alrededor, en el año 1945, a sus 34 años, Matamoros ingresó al recién formado Sindicato de Sastres y Similares de Panamá, en el que pronto alcanzó el puesto de secretaria de finanzas.

En esta época se daba una de las grandes luchas de la clase obrera, especialmente femenina, que culminó en el año 1946, cuando, consciente de los progresos que hacía el sector en otros países latinoamericanos las costureras del Bazar Francés demandaron mejoras salariales y condiciones de trabajo y un trato más humano de parte de los empresarios. Cuando las peticiones fueron rechazadas, el sindicato decidió irse a una huelga que duró 38 días.

Aunque el gobierno la declaró ilegal, y los integrantes del Sindicato, entre ellos Marta Matamoros, fueron despedidos, la huelga sirvió para hacer conciencia sobre la necesidad de solidaridad entre los diferentes sindicatos.

“Si las mujeres hoy en día gozamos de un fuero laboral por maternidad se lo debemos en gran medida a la líder sindical Marta Matamoros”.

Ese mismo año fundamental para el movimiento obrero, coincidentemente, habían sido seleccionadas las primeras mujeres diputadas de la historia del país, Ester Neira de Calvo y Gumersinda de Páez, quienes se comprometieron a respaldar un proyecto presentado por el Sindicato de Sastres y Similares que protegía a la mujer embarazada y le permitía un descanso remunerado antes y después del parto.

“La mujer panameña no sabe cuándo le debe a Marta Matamoros”, insiste Candanedo, antes de pasar a explicar la participación de esta líder en otros movimientos importantes de la época, especialmente las luchas por la soberanía, que culminaron en 1947, con la movilización de rechazo del convenio Filós-Hines, que cedía territorios panameños para ser utilizados como bases militares de los Estados Unidos de Norteamérica.

Matamoros fue organizadora y encabezó esta marcha, así como la del Hambre y la Desesperación de Colón, en el año1959, la marcha de apoyo a la industria nacional, en 1948, la protesta masiva por el ataque armado del 9 de enero de 1964, la marcha por apoyo económico a los trabajadores en huelga de la Chiriquí Land Co., y la protesta en rechazo a los tratados Johnson Robles, en 1967.

También formó parte del Comité Central del Partido del Pueblo de Panamá y miembro honorario del Buró Político, además de fundadora de la Alianza de Mujeres Panameñas, de la Vanguardia de Mujeres, de la Comisión Femenina por Defensa de los Derechos de la Mujer y el Niño y la Unión Nacional de Mujeres Panameñas de la cual fue destacada como presidenta honoraria y miembro del Comité Ejecutivo de la Central Nacional de Trabajadores de Panamá.

Sacrificios

Los logros alcanzados por Matamoros se basaron en tremendos sacrificios personales, asegura Candanedo.

“Ella nunca se casó, y no porque no hubiera tenido pretendientes, sino porque cada uno de los hombres con que se relacionó insistía en que se alejase de los ambientes revolucionarios en los que vivía, y ella estaba clara de que prefería dejar un legado en defensa de la mujer”, relata Candanedo, quien asegura que esta explicación se la dio la misma Marta.

Aún a esta condición de mujer soltera, le sacó provecho el sindicalismo, ya que le permitía asumir riesgos y compromisos con las mujeres y por las mujeres, ya que argumentaba que “no importa que me detengan a mí, pues yo no tengo hijos”.

Otra anécdota que ésta le contó, fue la de su encarcelamiento en el año 1952, bajo la presidencia de José Remón Cantera, cuyo gobierno reprimió duramente a los sindicatos.

Matamoros permaneció 99 días en la Cárcel Modelo, 14 de ellos en la llamada “Macarela”, un pequeño cuarto oscuro usado para el castigo y tortura, de la que fue sacada sólo cuando las demás reclusas hicieron una manifestación solidaria de protesta, con gritos y dejando los grifos de agua abiertos.

“Lo hicieron porque la admiraban y reconocían que ella no debía estar encarcelada, porque su único delito había sido apoyar la huelga de Choferes de 1952, como Secretaria de la Federación Sindical de Trabajadores (FSTRP)”, recuerda la socióloga.

Trabajos inestables

Otro de los grandes sacrificios que tuvo que hacer Marta fue la inestabilidad laboral, por motivo de su apoyo a las huelgas y, en una ocasión, por negarse a convertirse en delatora, un ofrecimiento que le hicieron unos señores de la CIA que pretendían infiltrar los movimientos comunistas, en plena época del macartismo.

“Le ofrecieron ayuda para sus padres que estaban enfermos, una mejor casa… dinero, pero ella lo rechazó, porque no podía considerar ni por un momento traicionar a sus compañeros”, relata la socióloga.

Temiendo que tomaran represalias contra él, el propietario de la fábrica donde ella trabajaba se sintió obligado a despedirla, tras lo cual ella optó por trabajar independiente. Sus ratos libres los dedicaba a trabajar para el sindicato, lo que le permitió ir escalando posiciones de liderazgo, llegando a posiciones nunca antes alcanzadas por una mujer a nivel de la federación.

Marta Mataforos murió en el año 2003, a sus 96 años, internada en la “Fundación Nueva Vida Dios es Amor”, de la Tercera Edad.

No tenía hijos, pero sí conservó por el resto de su vida sus amistades de la época sindical, quienes la visitaban a menudo para pasar ratos cocinando, compartiendo chistes.

“El camino es la organización era una frase que Matamoros repetía a menudo, algo en lo que creía firmemente y que había escuchado de su papá”, dice Candanedo.

“Para ella, lo básico en cualquier lucha era fortalecer la organización interna, compartir responsabilidades, establecer una comunicación adecuada. Ninguna meta era posible sin esta organización”, relata Candanedo.

Condecoraciones

Marta Matamoros recibió en vida diversos reconocimientos y medallas de honor, como muestra del agradecimiento de un pueblo por una mujer íntegra que se desempeñó con un alto espíritu de lucha.

Ahora, su nombre, continúa siendo símbolo, irónicamente de una mujer del pasado que se proyecta como rol del futuro.

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