Los Tratados Torrijos-Carter y el objetivo final

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Omar Torrijos entró en la historia y en el Canal.

“El vacío político que va a dejar nuestra victoria sobre la Zona del Canal de Panamá, debe ser llenado con una campaña de lucha en el frente económico interno que nos dé la victoria del desarrollo”,

Omar Torrijos Herrera

Por José de la Rosa Castillo
Profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales
CIP 8-162-1182

El 7 de septiembre de 1977,  hace 40 años, en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington D.C., el jefe de Estado panameño, Omar Torrijos Herrera, y el presidente estadounidense Jimmy Carter, firmaron los Tratados del Canal de Panamá.

Los Tratados preveían el traspaso de bienes del Canal y del territorio de la Zona a Panamá, en un plazo que vencía el 31 de diciembre de 1999. Para esa fecha, la vía interoceánica quedaba plenamente en manos panameñas. Un segundo Tratado concerniente a la Neutralidad Permanente del Canal no tenía fecha de finalización y aún continúa vigente.

Esa firma representaba el fin de una larga, compleja y no menos tensas negociaciones entre la potencia más grande del mundo, que no sólo había construido dicha obra a inicios del siglo XX, sino que actuaban allí como si fuera soberana. Por otro lado, se había encarnado un liderazgo y unidad nacional en la figura de Omar Torrijos Herrera, quien asimiló la lucha nacional que otros habían iniciado en la década de 1950, y que costó represión, carcelazos muertos y heridos en enfrentamientos entre los dos países.

Esa transferencia gradual de bienes del Canal, la propia vía acuática y lo que definía la Zona del Canal con sus bases militares y otras obras de infraestructura, en su momento parecía un sueño. La firma que se estampaba y la ratificación, dejaban a los panameños a 23 años del cumplimiento del objetivo y metas planteadas, que era la soberanía sobre ese territorio. Había quienes apostaban a que ese momento no iba a llegar. Lo fundamentaban en las condiciones geopolíticas cambiantes y la supuesta “poca capacidad” de los panameños para el manejo y administración del Canal.

Otros apostaron por un traspaso vigilante, cuidando esas conquistas, cerrando el paso a los enemigos internos y externos que añoraban que todo saliera mal para que los gringos se mantuvieran en el Canal y seguir viviendo de las migajas que representaba para Panamá el negocio canalero. Las organizaciones populares, especialmente la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), advertían: “Omar: ¡ojo que el imperialismo es tramposo!”.

Otros usaban las frases que a la sazón acuñaba Torrijos, ya que el Tratado nos mantenía bajo el paraguas del Pentágono. Las advertencias surgían porque los Tratados no eran una pieza perfecta, por lo que había que manejar y administrar los asuntos canaleros con responsabilidad y prudencia.

Torrijos solía decir que el fruto de las negociaciones con Estados Unidos nos dejaba a 23 kilómetro del objetivo, refiriéndose al Tratado del Canal, y reconocía que el camino no sería rectilíneo en el cumplimiento de lo pactado, y que ese no era el Tratado que le hubiese gustado firmar. Aclaró que en la negociación se tuvo que ceder (el Tratado de Neutralidad) para alcanzar el objetivo.

En un discurso en el acto de ratificación de los TTC, en el Gimnasio Nuevo Panamá, el 16 de junio de 1978, Torrijos decía: “No soy el protagonista de este acto histórico, sino solamente su vocero. El verdadero protagonista es el pueblo de Panamá; fue él quien con su trabajo, hizo posible la construcción del Canal; es él quien ha realizado todo clase de sacrificios en defensa de su soberanía; es él quien recuerda con devoción y orgullo a sus mártires de Enero de 1964; es él quien ha hecho posible que hoy se celebre el acto de ratificación. Por consiguiente, esta victoria pertenece al Pueblo de Panamá, y para él debe ser la recompensa y el reconocimiento”.

Los textos firmados y ratificados comprometieron a ambos países a acordar en forma amistosa y cooperativa una buena administración, operación y mantenimiento adecuado del Canal de Panamá. Los Tratados constan de un preámbulo, 14 artículos, un anexo y un acta; y el Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente y Funcionamiento del Canal de Panamá que garantiza el libre tránsito y la neutralidad permanente de la vía acuática.

El general Torrijos fue un fervoroso creyente de la efectividad del diálogo que propicio exhaustivamente en la búsqueda de una solución concreta al problema canalero. Si bien los Tratados que firmo el 7 de septiembre de 1977 en la sede de la OEA en Washington, ante los líderes y estadistas más representativos del hemisferio, cumplían con una meta inmediata, nadie más que el propio Torrijos sabía que los nuevos pactos no contaban con un total consenso. Cabe citar un fragmento del discurso que pronunció en aquella ocasión, para corroborar lo dicho anteriormente: “Sin embargo, lo pactado es producto del entendimiento entre dos dirigentes que creen en la pacífica convivencia de sus pueblos y que reclama el valor y liderazgo de enfrentarse a sus pueblos sin más armas que la verdad y su profunda convicción de lo justo”.

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