Lectura de la carta de renuncia del embajador Feeley

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El embajador John Feeley se cansó de ser desafiado por un troglodita sentado en la silla presidencial de Estados Unidos.

Por MSc. Arq. George Kourany Skinner

Las declaraciones del embajador de Estados Unidos en Panamá, John Finley…son de cuidado, al indicar que no está de acuerdo con las últimas políticas del presidente estadounidense Donald Trump, quien sólo quisiera una excusa para intervenir en suelo panameño.

Subliminalmente, el embajador Feeley intenta darnos un preaviso.  Nos está dando un mensaje…tal vez. Razón de su renuncia: (el menosprecio de Trump hacia los países de Latinoamérica; África y Medio Oriente).  

Panamá no escapa a las presiones

En cualquier momento de interpretación unilateral de Inseguridad del Estado de Panamá, por corrupción, Trump puede creer que debe invocar las Enmiendas DeConcini y Helmes, aplicadas al Tratado Torrijos-Carter y al Acuerdo de Montería.

Los Tratados nos mantienen en una “soberanía con carácter de protectorado”, reservándose Estados Unidos el supuesto derecho a intervenir, en caso de inseguridad a sus intereses unilaterales.

Un hecho de ese tipo, implicaría volver al ciclo de ocupación de bases con la modalidad de alianza multilateral, justificando las cláusulas aprobadas de intervención del Comando Sur, con aliados acordes a su política exterior, al igual que en la coalición bélica en el caso ISIS o el bloqueo contra Venezuela.

Y si estima que sus intereses serán afectados en Panamá, Trump podría crear una reversión en las relaciones respecto al Canal de Panamá y su neutralidad. De hecho, hay antecedentes en varias declaraciones sobre los asuntos canaleros. Trump dijo que Estados Unidos nunca debió devolver el Canal a los panameños lo que generó malestar en sectores políticos en este país.

Sus exabruptos en política internacional desconciertan y muestran desprecio y soberbia que denigran a naciones y pueblos. ¡No respeta a nadie! Trump es extremadamente peligroso. Sus estados de ánimo alterados revelan una personalidad con deficiencias de conciencia social. Sin duda, es un retrógrado.

Trump se autodefine como “autócrata sabio”, pero es un ególatra y narcisista inculto y potencialmente bipolar, con el poder de apretar un botón nuclear. En realidad, no mide las consecuencias de los daños que hace a la imagen de su propio país.

La desconfianza es creciente ante las posturas de EEUU. Un gobierno distanciado de su pueblo. Washington pierde amigos innecesariamente, debido a los exabruptos de su propio presidente al que nada lo diferencia del nacionalismo que origino el nazismo.

La sociedad norteamericana democrática se diluye y pierde hegemonía en las manos del presidente Trump.

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