La buhonería como política de Estado

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Desde que Panamá se separó de Colombia en 1993, ha habido grupos de panameños dispuestos a vender a este país, para obtener a cambio ganancias y beneficios personales. Esa detestable conducta antinacional fue descrita por el general Omar Torrijos como la “mentalidad de waiter”, asumida por gente acostumbrada a la propina, a la coima y al sonido de la facturación en caja.

Una y otra vez, a lo largo de la historia, los sectores populares se vieron obligados a derrotar a los buhoneros en el poder, quienes salieron a canjear el patrimonio de la nación. La conducta ladina es repetitiva y los actuales representantes del gobierno no escapan a la centenaria idea de que el país y sus rutas están en venta y que pueden ser traspasadas áreas patrimoniales al mejor postor.

Tras la recuperación del Canal de Panamá y sus áreas ribereñas, volvieron a aparecer grupos dotados de un pensamiento mercantil que llenaron sus bolsas de abalorios para mercadear ilusiones de empleo y prosperidad. Empezaron a parcelar la antigua Zona del Canal y sustituyeron el lema del mayor uso colectivo posible por lesivos letreros de “Se Vende” y “No Pase. Propiedad Privada”.

Esa tendencia mercantil, subordinada y entreguista ha servido a los vendedores de bienes y raíces y a las multinacionales, que no han parado de regatear para adquirir áreas marítimas y portuarias al menor precio posible, lo que ha derivado en el despojo y la usurpación de áreas recuperadas con el sacrificio de los mártires, quienes se inmolaron en defensa de la integridad territorial.

Hoy, es frecuente ver a delegaciones oficiales que parten hacia el exterior con la misión de “promover las inversiones” en Panamá, cuando en realidad lo que hacen es “vender tierras” a cambio de dinero. La oferta en sus maletines incluye exoneraciones en el pago de impuestos y el usufructo de la posición geográfica, mientras el país carece de estrategias de desarrollo humano.

La juventud panameña tiene la obligación de ser inflexible contra el latrocinio y el comportamiento abyecto de los que asaltan los recursos nacionales. Es imperativo generar Justicia y enfrentar a las corrientes de pensamiento que promueven la subordinación a intereses foráneos que irrespetan el legado de luchas nacionalistas de varias generaciones y vulneran los avances en materia social.

Es preciso recuperar la conciencia nacional y devolver a Panamá su sentido de pertenencia soberana. Asimismo, se debe adoptar un modelo digno, serio y coherente que sustituya a la buhonería como política de Estado y a los oligopolios. Banderas de luchas patrióticas y de crecimiento con equidad deben presidir esos reclamos y las victorias contra el dolo, el crimen y la codicia.

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