Hay que golear a los corruptos

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Hay que golear a los corruptos

Cuando los hinchas de Panamá se concentraron en los estadios oficiales del Mundial de Rusia 2018, coreaban con entusiasmo la expresión “ahí viene el gol”. Por ello, un sentimiento de júbilo se apodero de los aficionados cuando el jugador Felipe Baloy concretó el primer gol de “La Sele” canalera en un compromiso mundialista ante el blindado elenco de Inglaterra.

De esa experiencia deportiva se puede colegir que los panameños con capaces de unirse en la adversidad y presionar juntos para convertir las derrotas en victorias. Ese mismo ímpetu colectivo debería prevalecer en el desafío contra los que fomentan el uso indebido del patrimonio del Estado o reciben coimas a cambio de favores para cometer patrañas contra la población.

Los corruptos suelen ser también corruptores y enseñan un camino de oprobio a las nuevas generaciones. Su actividad, al margen de principios de justicia social, los hace proclives al saqueo, el soborno, el chantaje, la dádiva y la potencial conexión con la red de narcotráfico que ha invadido a los organismos de Seguridad del país y la esfera político-electoral.

Todos los sectores progresistas están obligados a trancar la escotilla del túnel a través del cual pudiesen escapar los atracadores de las arcas del Estado. Asimismo, se impone la tarea urgente de garantizar una Justicia efectiva y emprender una férrea defensa del patrimonio nacional y las conquistas sociales que han sido arrebatadas por una mafiocracia en el poder.

Hay que salir a la cancha con garra y determinación, para golear a los corruptos que han utilizado el sistema bancario y financiero de Panamá para el “lavado de dinero” de la droga y cedido porciones del territorio nacional a fuerzas extranjeras. No puede haber perdón para los que conspiran contra la población y arrebatan los sueños de dignidad y coraje de la juventud estudiosa.

La corrupción es un cáncer que corroe a las sociedades y crece con la pérdida de valores y la falta de escrúpulos. Se reproduce cuando el Estado es incapaz de combatirla y frenarla, o cuando los líderes renuncian a la responsabilidad de generar proyectos liberadores y de fortalecimiento institucional. Por ese motivo, no es suficiente derrotarla, sino proscribirla con rigor.

En el juego limpio o “fair play”, se debe sancionar con tarjeta roja a todos los corruptos que intentan convertir en botín a Panamá, donde sustrajeron en pocos años más de 9.000 millones de dólares de bienes patrimoniales del Estado. Ha llegado la hora de intentar recuperar esos fondos públicos y castigar con cárcel a los pillos de clase alta investidos con el manto de la impunidad.

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