El trabajo de la Fuerza Pública

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Unidades de la Fuerza Pública de Panamá.

El trabajo de la Fuerza Pública

Por Paulino Romero
Pedagogo y escritor

(Publicado en el diario La Prensa, el 31 de octubre de 2016)

Después de la invasión estadounidense a Panamá, en 1989, el Gobierno de Guillermo Endara, en febrero de 1990, abolió el ejército y formó el aparato de Seguridad mediante la creación de la Fuerza Pública. Esta ha sido reformada en los años subsiguientes de 1994, 2007, 2008, 2010 y 2012.

Está constituida por la Policía Nacional, el Servicio Nacional Aeronaval, el Servicio Nacional de Fronteras, el Servicio Nacional Institucional, el Sistema Nacional de Migración, el Servicio de Protección Institucional y el Sistema Nacional de Protección Civil. Cuenta con cerca de 26 mil efectivos. En todos los niveles de la Fuerza Pública debe prevalecer un firme espíritu de disciplina, una decidida voluntad de servirle al país y una adhesión inquebrantable a los principios constitucionales y legales que forman el sistema democrático.

Precisamente, por el espíritu de disciplina, por la lealtad inquebrantable a esos principios, por la solidaridad, por su eficiencia técnica y por su capacidad para garantizar la firmeza y la estabilidad de las instituciones, el Gobierno debe ofrecer, brindar al país la paz que todos los panameños desean; la oportunidad para el que quiera trabajar y luchar dentro del orden pacífico, dentro del cauce legal, lo pueda hacer.

La función que la Fuerza Pública ejerce o pueda ejercer es fundamental, porque de ella depende que todos los ciudadanos puedan ejercer sus derechos a plenitud, gozar de paz y de orden para realizar su trabajo, fundar sus hogares y levantar sus familias.

De la función que la Fuerza Pública realiza en Panamá depende, además, que la obra del Gobierno no se levante sobre arena movediza, sino que encuentre la base firme de la realidad actual e histórica de la patria.

Las instituciones democráticas que el pueblo panameño escogió por su voluntad y conquistó por su decisión, parecen estar asentadas en una forma inconmovible sobre la decisión clara y limpia de los hombres y mujeres que tienen en sus manos las armas de para defender esa patria, su soberanía, integridad dignidad.

En el seno de la Fuerza Pública no hay grupos ni discriminaciones. Todos sus integrantes gozan de la más plenas garantías, del máximo reconocimiento a sus méritos; y son, precisamente, las credenciales que cada uno va obteniendo, las que constituyen el mejor auxiliar en su carrera y en el aprecio por parte de sus superiores y dentro de la organización jerárquica de sus cuadros.

El presidente de la República, junto con el alto mando policial y con el ministro de Seguridad, debe procurar una dotación cada vez más eficiente y más cónsona con las necesidades de Panamá, un país de inmensas costas y de vías fluviales de importancia, dentro de las cuales una marina ágil, capaz y dotada de los instrumentos modernos, es indispensable para su seguridad, su fortaleza y su progreso.

Vivimos dentro de una sociedad democrática y libre. El pluralismo significa que no hay una opinión, sino muchas; que no hay la imposición férrea del mando, sino el concurso que a través de las discusiones ofrecen los distintos grupos y los diferentes sectores.

Respetamos, aplaudimos y estimulamos el pluralismo democrático, en cuanto él contribuya a que los problemas se discutan y se analicen, y que todos puedan dar su concurso para que se escojan los mejores caminos y las mejores soluciones; pero, precisamente, para que la libertad se ejerza con plenitud, y para que la discusión pueda ayudar a analizar y a resolver los problemas nacionales, es indispensable que la República se sienta firmemente asentada sobre sus bases, y esto lo garantiza, en primer término, la Fuerza Pública Nacional.

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