El mensaje de Varela se olvidó del país

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Presidente Juan Carlos Varela, durante un discurso pronunciado en la Asamblea Nacional de Diputados.

El mensaje de Varela se olvidó del país

Por Marco A. Gandásegui, hijo
Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá de investigador asociado del CELA

El presidente Juan Carlos Varela pronunció su último mensaje anual a la Asamblea Nacional de Diputados en medio de una crisis política que proyecta incertidumbre para el futuro. Precisamente, una hora antes de su discurso, la Asamblea eligió a su nueva directiva formada por miembros de los dos partidos de oposición: el Partido Revolucionario Democrático (PRD) y el Partido Cambio Democrático (CD).

El presidente Varela se enfrentará a una Asamblea hostil durante su último año de gestión. Las denuncias de la Contraloría y sus intentos de investigar las planillas que manejan los diputados en la Asamblea provocaron un rompimiento entre los tres partidos mayoritarios. Por un lado, el Partido Panameñista (del Ejecutivo) y, por el otro, el PRD y el CD (que siguen controlando la Asamblea).

La Asamblea le negó a la Contraloría acceso a sus finanzas. La mayoría de los diputados utilizan una planilla 080 para nombrar activistas políticos en sus respectivos circuitos electorales. En su mensaje anual, el presidente negó que había una crisis política. Al contrario, dijo que “a lo que algunos han llamado crisis institucional, yo lo denomino democracia funcional”. Agregó que “juntos (gobierno y Asamblea) estamos construyendo una democracia funcional donde se respeta la separación de los poderes y cada uno es responsable de sus acciones”.

Los diputados y el pueblo panameño fueron sorprendidos por esta nueva teoría que deben someter a estudio los politólogos. La corrupción y el clientelismo no pueden ser tolerados por la democracia, aunque sea en teoría. Cuando los pensadores de la Ilustración concibieron la “separación de los poderes” no pensaron que se trataba de que cada órgano del Estado podía aprovecharse del tesoro nacional en forma independiente.

La mayoría de los panameños esperaban que el presidente Varela informara cuáles serían sus planes para sus últimos 12 meses en el poder. Por un lado, en lo político, querían escuchar que planes tenía en mente sobre la Asamblea Constituyente anunciada y la quinta papeleta. Por lo poco que dijo parece que ya no le entusiasma la propuesta inicial.  En su discurso, de 35 minutos, le dedicó un minuto a la Asamblea Constituyente:

“Mantenemos nuestra posición sobre la necesidad de una reforma constitucional vía una Asamblea Constituyente, hemos realizado las consultas con los grupos políticos, sociales, cívicos, gremiales y concuerdan en que son necesarias las reformas, no en el cómo realizarlas”. Es decir, no habrá Asamblea Constituyente.

Continuó diciendo que convocaría “a una reunión con los grupos consultados para debatir y consensuar una hoja de ruta que nos permita lograr los cambios constitucionales que reclama nuestra sociedad y que son necesarios para salvaguardar la democracia”. En otras palabras, es probable que prepare un paquete de reformas para que la apruebe esta Asamblea que la presentaría a la próxima. Tal como señala la Constitución Política vigente.

Por otro lado, en lo económico, se esperaba que el primer mandatario hablara sobre los acuerdos históricos firmados con la República Popular de China. En un período de 20 años, Pekín invertirá 400.000 millones de dólares en Panamá, según la información filtrada desde el Palacio de las Garzas. A este tema, el presidente le dedicó menos de un minuto:

“El establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular de China ha permitido la llegada de un vuelo directo de Air China y hemos iniciado los estudios de factibilidad del tren Panamá-David”. La parquedad tiene sus límites. ¿Será que el gobierno no quiere compartir con los panameños los planes que tienen en mente con los chinos? Se anunció que el istmo panameño sería el “hub” chino para toda América Latina. Esta iniciativa transformaría la economía panameña y crearía enormes oportunidades para el desarrollo del país (si se hiciera dentro de un plan nacional). Reducir la relación de Panamá con China a un vuelo comercial con Pekín y un tren, no tiene mucho sentido.

Por último, en lo social, planteó que “en 4 años no se ha utilizado una sola granada lacrimógena de las 100.000 que había en inventario cuando inicié mi período”. Hay que reconocer que la violencia desatada por el actual gobierno fue menor que los anteriores. Pero hay que preguntarse ¿qué hace un gobierno con “100.000 granadas lacrimógenas”, o helicópteros de guerra y otros armamentos si no es para reprimir? Los humildes panameños que no tienen techo, ni agua y están sin empleo, no entendieron el mensaje.

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