El calor podría acabar con nosotros

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En mayo, las temperaturas ascendieron a 48.8ºC en India, matando a más de 2.300 personas, y fundiendo el asfalto de esta calle en Nueva Delhi. (Foto: Harish Tyagi, EPA).

El calor podría acabar con nosotros

Autor: Cheryl Katz | Revista National Geographic en Español

Un nuevo informe sugiere que si no reducimos las emisiones de gases de invernadero, para 2060, el aumento de temperatura y humedad resultante del calentamiento global podría exponer a cientos de millones de personas, en todo el mundo, a un estrés térmico por calor potencialmente mortal.

La mayor exposición ocurrirá en las regiones populosas tropicales, como India, el sureste de Asia, Medio Oriente y África. Y, según el estudio, hasta 30 millones de habitantes del noreste de Estados Unidos podrían verse expuestos a un calor que podría ser letal para niños, ancianos, y enfermos, al menos una vez al año.

Este es el primer estudio que analiza el futuro estrés térmico por calor sobre una base global, dice Ethan Coffel, candidato doctoral en ciencias atmosféricas de la Universidad de Columbia, quien presentó los resultados el lunes en San Francisco, durante el congreso de la Unión Geofísica Estadounidense. Coffel y sus colegas utilizaron modelos climáticos y proyecciones poblacionales para calcular cuántas personas podrían encarar condiciones peligrosas de calor en 2060, suponiendo que las emisiones de gases de invernadero sigan aumentando marcadamente como hasta ahora.

Los hallazgos se fundamentan en pronósticos de temperatura de “bulbo húmedo”, método que consiste en envolver el bulbo del termómetro con una tela húmeda. Mientras que las lecturas termométricas estándar miden la temperatura del aire, las mediciones de bulbo húmedo registran la temperatura de una superficie húmeda que se ha enfriado todo lo posible por evaporación.

Dicha lectura depende tanto del calor como de la humedad del aire circundante. En general, es mucho más baja que la temperatura de bulbo seco, y es un mejor indicador del calor húmedo, el cual resulta más intolerable a los humanos y otros animales grandes.

La temperatura interna del cuerpo humano es de unos 37 grados centígrados, mientras que la piel humana suele tener una temperatura de 35ºC. Cuando la temperatura de bulbo húmedo del aire supera ese nivel, es físicamente imposible que el cuerpo despida su calor metabólico y se enfríe, sobre todo mediante la evaporación de sudor. Hasta un individuo en buena condición física podría morir con semejante calor en apenas seis horas.

Hoy día, la temperatura de bulbo húmedo no supera los 31ºC, aun en los rincones más calurosos y bochornosos del planeta (la temperatura de bulbo seco más alta jamás registrada es de 56.7ºC).

Sin embargo, un estudio de investigadores de MIT publicado en octubre halló que, para 2100, en las ciudades del Golfo Pérsico, como Abu Dabi o Dubái, el umbral de supervivencia humana de 35ºC podría superarse ocasionalmente; de nueva cuenta, en el supuesto de que las emisiones de gases de invernadero sigan aumentando como hasta ahora.

Donde se cruzan el calor, la humedad y las personas

En la práctica, las temperaturas de bulbo húmedo inferiores al umbral de 35ºC son peligrosas para niños, ancianos e individuos con problemas cardiacos o pulmonares; y también para cualquiera que trabaje en exteriores. Según Coffel y sus colegas, para la década de 2060, unas 250 millones de personas podrían experimentar 33ºC, al menos una vez al año; y hasta 700 millones podrían estar expuestos a 32ºC. Esas condiciones serían mortales para muchos.

“Una gran parte del mundo está muy densamente poblada y potencialmente en riesgo”, dice Coffel. “Son poblaciones que, en este momento, trabajan en exteriores y tienen poco acceso al aire acondicionado. Es difícil funcionar en exteriores con esas temperaturas”.

En sus conclusiones, el estudio de MIT citó el ejemplo de La Meca donde, durante este siglo, cabe esperar temperaturas de bulbo húmedo de 32ºC o 33ºC, las cuales podrían coincidir ocasionalmente con el Hajj, cuando millones de peregrinos rezan al aire libre durante todo el día.

No obstante, conforme la creciente temperatura aumente la humedad atmosférica, sobre todo cerca de los océanos cada vez más calientes, los periodos de calor y humedad extremos serán más frecuentes e intensos en muchas partes del mundo. Y según los investigadores de Columbia, incluso los residentes de ciudades como Nueva York y Londres podrían experimentar temperaturas muy próximas a los límites que sus cuerpos pueden tolerar.

“Las temperaturas oceánicas locales pueden ser un factor muy importante para el alcance de esos incidentes de gran calor y humedad elevada”, dice el coautor Radley Horton, de Columbia. “¿A qué distancia, tierra adentro de la costa, encontraremos estos fenómenos mortíferos de alta temperatura y humedad? ¿Determinarán en dónde pueden vivir las personas?”.

Bryan Jones, becario postdoctoral de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, quien también estudia la exposición futura al calor, pero no fue parte del estudio de Columbia, dijo que sus “proyecciones de exposición al estrés térmico por calor parecen muy razonables. De hecho, podrían ser conservadoras, dependiendo de cómo estén distribuidas las poblaciones de África Occidental, India y el sureste de Asia en las próximas décadas”.

El calor ya es un gran asesino

El calor mata más personas que cualquier otra forma de clima extremo. En la última década, olas de calor que alcanzaron temperaturas de bulbo húmedo de 29ºC a 31ºC causaron decenas de miles de muertes en Europa, Rusia y Medio Oriente.

El verano pasado, más de 2.300 personas murieron por el calor extremo en India, donde la temperatura del aire alcanzó los 50ºC. Este año, la elevada humedad y temperaturas que escalaron a 43.3ºC, también resultaron mortíferas en Egipto. Y fue necesario interrumpir el trabajo durante varios días del verano en Irak, mientras los termómetros oscilaban alrededor de la marca de 50ºC.

El aire acondicionado protege a quienes tienen acceso a los aparatos y pueden costearlo. La diseminación de incidentes de estrés térmico por calor elevado seguramente aumentará la demanda, comenta Horton. Pero los aparatos de aire acondicionado no son muy eficaces en condiciones húmedas, y mientras la electricidad utilizada para operarlos se genere con combustibles fósiles, solo agravarán al problema subyacente.

En opinión de Coffel, la otra estrategia para enfrentar el calor peligroso es “reorganiza tu sociedad, evitando trabajar en exteriores o dando a tus empleados el día libre cuando haga calor”.

Ni el aire acondicionado ni quedarse dentro de casa es una opción para los animales grandes, que son tan afectados por el aumento del calor y la humedad como los humanos. El impacto en ellos es un “comodín”, dice Horton. Muy poco se ha investigado al respecto.

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