Economía alemana “en compás de espera” ante la política de Trump

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Las banderas de Estados Unidos y Alemania no siempre han ondeado juntas.

Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos hace un mes y las empresas alemanas se esfuerzan en verlo de forma positiva. DW entrevista a Daniel Andrich, representante del empresariado alemán en Washington.

DW

DW: Desde la llegada al poder de Donald Trump han pasado muchas cosas. Entre otras, congeló el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y podría acabar también con el Tratado de Libre Comercio con Europa (TTIP). ¿Qué viene ahora? ¿Proteccionismo y guerras comerciales?

Daniel Andrich: Todavía no es seguro que se haya eliminado el TTIP de la mesa de negociación. El comisario europeo de Comercio aclaró que las negociaciones estaban congeladas. El gobierno de Estados Unidos solo dijo que quiere negociar acuerdos bilaterales con cada país en lugar de cerrar acuerdos plurilaterales como el TPP. Los acuerdos bilaterales llevan a la liberalización del comercio y no al proteccionismo ni a las guerras comerciales. Nosotros apostamos por mercados abiertos y animamos a la Unión Europa y Estados Unidos a retomar las negociaciones, puesto que nuestras economías están muy interconectadas.

Un asesor económico de Trump acusó a Alemania de “explotar” a sus socios comerciales a través de un euro “muy subvaluado”. También otros gobiernos de EE.UU. usaron este argumento. ¿Habrá en los próximos meses una guerra de divisas?

El responsable de la política monetaria de la zona euro es el Banco Central Europeo (BCE), que a su vez es independiente de los gobiernos de los distintos países del euro. La canciller Ángela Merkel respondió a los comentarios alegando que Alemania no puede ejercer influencia sobre el BCE. Desde el lado estadounidense, se ha recurrido a la manipulación de la moneda en repetidas ocasiones ante Japón, China y otros países. Durante su encuentro con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, Trump dijo que podrían resolver el tema en el marco de un dialogo económico entre ambos. Una declaración mucho más amistosa que la de su asesor.

Trump también amenazó con implantar altos aranceles a las empresas que produzcan en México y quieran vender en Estados Unidos. Nombró expresamente a la alemana BMW, que a su vez contestó que su mayor fábrica estaba en territorio estadounidense. ¿Se deberían preocupar las empresas alemanas?

Aunque las declaraciones realizadas estuviesen dirigidas realmente a empresas alemanas, hicimos hincapié en que Alemania es un importante socio de Estados Unidos en cuanto a comercio, inversiones y trabajo. Las empresas alemanas invirtieron allí 255.000 millones de dólares y crearon 672.000 puestos de trabajo, la mitad en la producción. En los últimos siete años, las empresas de automoción alemanas cuadriplicaron su producción en Estados Unidos y exportan al extranjero más de la mitad de esos coches “Made in USA”.

Daniel Andrich, representante del empresariado alemán en Washington.

El nuevo gobierno declaró que trataría de recuperar la producción en el país y el modelo de producción alemana es un ejemplo atractivo que debería ser apoyado por políticos de ambas partes. Además, el sistema alemán de formación profesional dual se considera ejemplar en Estados Unidos y las empresas alemanas podrían enseñar cómo capacitar a trabajadores especializados en aras de mejorar aún más la producción.

¿Se podría deducir a partir de los tuits y los discursos de Trump una estrategia económica coherente?

Todavía es demasiado pronto. No todos los departamentos de la administración han empezado a trabajar a toda máquina y todavía no hubo muchos decretos de política económica, a excepción de la cancelación del acuerdo TPP. Durante la campaña, Trump habló de prioridades como política comercial, reforma fiscal y desregulación y modernización de las infraestructuras. Una vez elegido, habló de volver a renegociar el NAFTA, el acuerdo comercial entre EE.UU., Canadá y México. Habrá que esperar para ver qué significa eso exactamente. Tal vez sea el momento de actualizar este tratado de hace 23 años e incluir temas que entonces no eran tan importantes. Por ejemplo, todo lo relacionado con el comercio electrónico.

Sin embargo, renegociar este tratado no debería poner en peligro la cadena de distribución entre los tres países. Cada dólar de los productos que México exporta a Estados Unidos tiene 40 céntimos de materia prima estadounidense. Por ejemplo, los jeans se cosen en México pero están fabricados con algodón estadounidense. Por lo tanto, a todos los países del NAFTA les interesa mantener la libertad de circulación de mercancías.

Algunos jefes de empresas alemanas, como Dieter Zetsche (Daimler) o John Cryan (Deutsche Bank) – suelen destacar la importancia del libre comercio y la apertura de las fronteras. Al mismo tiempo, evitan criticar directamente la política de Trump. ¿Por qué?

Trump sólo lleva un mes en el gobierno. El Senado todavía no confirmó a sus responsables de política comercial y sólo cuenta con los asesores que pudo nombrar sin la aprobación de la Cámara. Por ahora, hay pocas propuestas en la mesa que se puedan comentar. Seguiremos defendiendo los mercados libres y abiertos, pero habrá que esperar las propuestas del nuevo Gobierno en política económica. Solo entonces podremos tener un diálogo abierto con nuestros interlocutores estadounidenses.

Aclaración:

Daniel Andrich dirige la Oficina Alemana de la Industria y el Comercio en Washington, encargada de representar los intereses de la economía alemana frente a la política estadounidense.

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