Cemento y más cemento para provocar inundaciones

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Inundación en la emblemática vía Argentina, en la capital panameña. (Foto: Crítica).

Por Ing. Juan Carlos Calzadilla Carrera

Luego de ver las imágenes que circulan en las redes sociales, sobre la situación en avenidas inundadas de la ciudad de Panamá, es necesario recordar una máxima que dice que el sistema capitalista destructor del medio ambiente sólo provoca desastres.

Por condiciones geográficas, Panamá es el quinto país del mundo y segundo de América, con las mayores precipitaciones anuales. Ese es un hecho científicamente comprobado que los diseñadores deben tener en cuenta en la planificación de barriadas, edificios, red vial o cualquier construcción que modifique el entorno.

En los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), se requiere prever la mitigación e incluir cualquier efecto o impacto que la obra propuesta pueda provocar en el medio ambiente, previos estudios de precipitación. La realidad de Panamá obliga a hacerlo.

Hay claras evidencias de que el crecimiento de la metrópoli y su periferia se ha realizado sin una planificación adecuada. Peor aún, sin un control riguroso que reduzca los efectos de precipitaciones intensas, como las que se dan en la temporada lluviosa.

El modelo económico neoliberal imperante se caracteriza porque las reglas del desarrollo las define el mercado y los intereses del capital, sin considerar el medio ambiente y las consecuencias que tiene en la vida de las personas. El resultado está a la vista.

En Panamá, las instancias que deben velar por el cumplimiento de normas, leyes y reglamentos de construcción son Ingeniería Municipal, Dirección de Inspecciones del Ministerio de Obras Públicas (MOP) y el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot). Son responsables del garantizar el desarrollo constructivo en cualquier distrito del país, para que sea preservada la seguridad y el adecuado funcionamiento de los sistemas de drenaje, que es el asunto que nos ocupa en esta ocasión.

El tema técnico es relevante, pero parece ser soslayado en forma permanente en las construcciones de toda índole, sobre todo en la ciudad capital. Ello incluye la escorrentía superficial. De hecho, se ha disminuido a un nivel dramático la capacidad de absorción de los suelos con el uso sistemático de cemento y más cemento.

Se supone que Miviot debe velar por el ordenamiento territorial, el uso de suelo, los diseños de todas las obras, incluidos los drenajes pluviales en la metrópoli que no tienen la capacidad suficiente para resolver las constantes inundaciones que provocan pérdidas y daños materiales a negocios y personas.

Hoy, es posible ver calles de la ciudad colapsadas tras un fuerte aguacero. En épocas anteriores, se sabía que la avenida Nacional, la entrada de la urbanización Chanis y otras barriadas se inundaban. En la actualidad, casi toda la urbe colapsa a causa de inundaciones, como si hubiese pasado un huracán.

Cuando en el mundo entero se habla de Cambio Climático y sus efectos en el patrón de lluvias, en Panamá se olvidan de esa realidad y los riesgos generados en zonas pobladas.

Hay registros históricos de lluvia y su variación en el tiempo que deben ser obligatoriamente tomados en cuenta en cualquier diseño, principalmente en lo relativo a los drenajes pluviales.

Otro tema no menos importante para el funcionamiento de la red vial capitalina, es el mantenimiento de la superficie de rodamiento y drenajes pluviales, con el objetivo permanente de asegurar el buen funcionamiento de la urbe y el tránsito seguro.

En resumen, el predominio del manejo desordenado en la construcción de edificios, diseños deficientes, construcciones de la red vial sin inspección adecuada, falta de mantenimiento y exceso de basura en las aceras son elementos desencadenantes de la autodestrucción, entre cemento y más cemento.

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