Café y abejas: un nuevo modelo de los efectos del cambio climático

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David Roubik, científico senior del STRI en Panamá. Estudió los efectos de las abejas africanizadas a medida que avanzaban desde Brasil a través de América Latina. (Crédito de imagen: Jorge Alemán, STRI).

Evitar la destrucción de la naturaleza depende de la Inteligencia Biológica.

STRI

Se pronostica que para el 2050 habrá una disminución del 73-88 por ciento en las áreas adecuadas para el cultivo de café en América Latina. Sin embargo, la diversidad en las especies de abejas puede salvar esto, incluso si muchas especies en las regiones montanas desaparecen a medida que el clima se calienta. David Roubik, científico senior en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), es co-autor de este estudio que se publicará en una edición temprana en línea de Proceedings of the National Academy of Sciences en septiembre.

“Estoy seguro que hacemos un trabajo mucho mejor, de predecir el futuro cuando consideramos tanto las plantas como los animales (o en este caso las abejas) y su biología”, comentó Roubik. “Los modelos tradicionales no construyen en la capacidad de los organismos para cambiar. Están basados ​​en el mundo tal y como lo conocemos ahora, no en el camino que podría ser a medida que las personas y otros organismos se adaptan”.

Un equipo de investigación modeló los impactos para América Latina, la región cafetera más grande, bajo varios escenarios de calentamiento global, considerando tanto las plantas como las abejas. El equipo estaba formado por científicos del Smithsonian en Panamá; el Centro Internacional de Agricultura Tropical en Vietnam; el Centro Tropical de Investigación y Enseñanza Agrícola en Costa Rica; Conservation International y la Universidad de Vermont en los Estados Unidos; CIRAD en Francia; y CIFOR en Perú.

A pesar de las disminuciones previstas en las especies totales de abejas, en todos los escenarios al menos cinco especies de abejas fueron dejadas en futuras áreas apropiadas para el café; en aproximadamente la mitad de las áreas, quedaron 10 especies de abejas.

Para las tierras que ya no serán aptas para la producción de café, el equipo recomendó estrategias de manejo para ayudar a los agricultores a cambiar a otros cultivos o sistemas de producción. En las áreas donde se espera que la diversidad de abejas disminuya, pero el café todavía se puede cultivar, las estrategias de adaptación pueden incluir el aumento del hábitat de abejas y el mantenimiento de abejas nativas. Muchos tipos de café prefieren crecer a la sombra de árboles altos. De acuerdo a los autores, la elección de las especies de árboles que favorecen a las abejas es una estrategia donde todos ganan.

Tierras altas de Panamá. A menudo el café se cultiva en pendientes pronunciadas de tierras altas. (Crédito de imagen: Jorge Alemán, STRI).

El ejemplo favorito de Roubik de un cambio medioambiental potencialmente devastador que no resultó como se pronosticó, es el caso de las abejas melíferas africanizadas, que fueron accidentalmente liberadas en 1957 en Brasil. En los años 70, Roubik inició estudios de la polinización en Panamá, tomando en consideración a las abejas nativas de bosques tropicales a medida que las agresivas abejas africanas no-nativas plagaron el norte pasando por América Latina. Los pesimistas predecían lo peor: que las abejas asesinas interrumpirían el delicado equilibrio entre las especies de bosques tropicales y sus polinizadores nativos. Roubik descubrió lo contrario. En los bosques tropicales de tierras bajas de México, las plantas polinizadas por abejas africanizadas muy ocupadas terminaron produciendo más flores, haciendo así más polen y néctar disponible para las abejas nativas.

“Las abejas melíferas africanizadas en el Hemisferio Occidental regulan tanto la temperatura de sus nidos como su propia temperatura corporal usando agua”, comentó Roubik. “Cuando el clima es más cálido ‒a menos que sea demasiado seco‒ están mejor adaptadas para soportar el cambio climático y polinizar el café, una planta africana”.

Prestando atención a los procesos biológicos ‒manejando el café para la máxima polinización dependiendo de los efectos del clima en las plantas y las abejas, así como el ajuste estratégico de la sombra, la rotación de los cultivos y la conservación de los bosques naturales‒ los productores de café pueden adaptarse al cambio climático.

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