9 de Enero inspira lucha en defensa del Canal de Panamá

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Luis Powell, durante el homenaje a los mártires en Colón.

El dirigente popular colonense Luis Powell, orador en los actos organizados en por el Comité 9 de Enero, destacó la importancia de mantener en alto las banderas de la dignidad nacional, que aseguren la efectiva panameñización del Canal de Panamá y la protección de los bienes canaleros, ante la necesidad de defender el principal patrimonio de los panameños.

Bayano digital ofrece a sus lectores aspectos sobresalientes del discurso de Luis Powell, en el que son examinados aspectos de una agenda nacional unitaria, que haga honor al mandato patriótico de los Mártires de la Gesta de Enero de 1964, en procura de un país soberano, equitativo y digno.

Ante todo, quiero agradecer al Comité Permanente 9 de Enero el haberme concedido el honor de dirigirme a todos ustedes en una ocasión tan especial como esta y, sobre todo, en representación de los trabajadores de Colón.

Agradezco también a los oradores que me han antecedido en el uso de la palabra por haber abordado el contexto histórico de la gesta heroica del 9 Enero de 1964 que tuvo como saldo nefasto un total de 21 panameños muertos y más de 500 heridos.

Esto me permite enfocar mi intervención en referirme a los logros más significativos de esta gesta histórica, y contextualizarlos en la situación actual que vive nuestro país y nuestra provincia de Colón.

Valeroso ejemplo

El primer resultado loable que queremos destacar de la gesta heroica del 9 de Enero, fue la actitud enérgica y viril del gobierno del presidente Roberto F. Chiari, quien rompe relaciones diplomáticas con el gobierno de los Estados Unidos, exigiéndoles cuentas por la atroz intervención militar y el genocidio de inocentes panameños que solo reclamaban porque se izara la bandera de nuestro país en el territorio de la entonces Zona del Canal de Panamá. Una acción que nos llenó de orgullo a todos los panameños, y que dista mucho de la actitud sumisa y complaciente que hoy mantienen nuestros actuales gobernantes con respecto a los dictámenes del coloso del norte.

Hoy, los panameños estamos enfrentando una nueva forma de intervención extranjera, ya no la militar, ahora se trata de la intervención económica y financiera que busca minimizar el papel prominente del Centro Financiero Internacional (CBI), que existe en este país y atraer hacia los paraísos fiscales de Estados Unidos los grandes capitales que circulan en Panamá.

Destacan de los mal llamados “Papeles de Panamá”, que debieron llamarse “Documentos Mossack-Fonseca”, sólo investigados a medias y de manera tardía por el gobierno, y que representó problemas con la OCDE francesa, quien nos incluyó en la una lista gris de paraísos fiscales y otros países y personalidades del mundo.

También destaca, y nos afecta directamente en Colón, el caso de las empresas Waked, 68 en total, producto de que el imperialismo norteamericano nos incluyera en su lista Clinton; y se comenta que esto lo hizo en contubernio con los factores reales de poder de Panamá, encabezados por los principales donantes de campaña del gobierno del presidente Juan Carlos Varela. Los efectos de esta medida han sido devastadores para la libre empresa de Panamá y ha significado la pérdida de cientos de empleos de humildes trabajadores panameños.

Y más recientemente, como una cerecita sobre la copa de helado, está el escándalo de corrupción de la empresa Odebretch, que ha sido condenada en Brasil y Estados Unidos por pagar coimas a funcionarios públicos de estos países, para la adjudicación de contratos multimillonarios. Ya sus ejecutivos han confesado, luego de ser condenados, que aquí en Panamá, también pagaron coimas por el orden de los 59 millones de dólares por la asignación de contratos. Y es el clamor popular de que estos casos sean investigados hasta la saciedad, desde el gobierno del presidente Martín Torrijos Espino hasta el gobierno actual, donde se comenta que esta empresa recibió financiamiento por más de 200 millones de dólares por parte del Banco Nacional de Panamá, para el desarrollo de los proyectos de Renovación de Colón y el proyecto de Saneamiento de la Bahía de Panamá. La falta de una postura enérgica y viril de parte del actual gobierno, pone de manifiesto la crisis de dependencia de Estados Unidos de la política exterior.

Sí, damas y caballeros, la política exterior panameña se encuentra aislada del mundo, es vulnerable y prácticamente dependiente de Estados Unidos. Esta dependencia del imperio, que resulta cada vez mayor, le ha permitido al gobierno imperial del norte y a otros países, como Francia, maltratar a Panamá y abusar a su antojo de la falta de hidalguía, y nos han impuesto sanciones que han afectado el sustento de cientos de familias panameñas y el ejercicio de la libre empresa en Panamá.

Unidad contra el despojo

El segundo resultado que podemos rescatar de la gesta histórica del 9 de Enero, es que esta lucha generacional de todo nuestro pueblo contra el país más poderoso del mundo, rompe el periodo de 60 años de reformas a los tratados de 1903, en donde Panamá solo negociaba el reconocimiento de algunos dólares más como beneficio de las operaciones del canal y no se recibía beneficio alguno por la presencia militar norteamericana en nuestro territorio.

Enero del 64 sienta las bases para la negociación de un nuevo Tratado del Canal de Panamá, que luego del fracaso de las negociaciones de los “Tratados 3 en 1”, de 1967, y luego del golpe militar de octubre de 1968, nos permite arribar en septiembre de 1977 a la firma de los Tratados Torrijos-Carter, que ponen fecha de cumpleaños a la presencia militar norteamericana en nuestro territorio, recupera el Canal y su zona adyacente, y garantiza el pleno ejercicio de la soberanía en todo el territorio nacional.

Esa etapa final de la lucha de varias generaciones de panameños por lograr nuestra plena independencia y soberanía, liderada por el general Omar Torrijos Herrera, nos permite recibir a los panameños el Canal de Panamá el 31 de diciembre de 1999 y hoy nos permite contar, además, con los beneficios tangibles de contar con un Canal ampliado cuyos apostes anuales al tesoro nacional, ya se cuentas por el orden de más de mil millones de balboas. Sí, somos un país rico, con un alto porcentaje de pobreza muy sentida y arraigada en nuestras ciudades terminales del canal (Panamá y Colón), y sobre todo, en nuestras comunidades del campo y en nuestras regiones comunidades indígenas.

Fue la aspiración del general Omar Torrijos, que a los beneficios del Canal y de su zona adyacente se les diera el uso más colectivo posible, y se usaran para crear una patria próspera, justa y con igualdad de oportunidades para todos sus habitantes.

Las tradiciones de lucha patriótica, democráticas y de justicia social, del pueblo, deberían verse enriquecidas por los esfuerzos de consolidar la nacionalidad panameña, recuperar la integridad territorial, rechazar las injerencias extranjeras, y crear un nuevo orden socioeconómico, político y cultural, más solidario y participativo para beneficio de las mayorías de los panameños.

Hoy, nos encontramos viviendo una realidad muy distinta a la soñada por la mayoría de los panameños para cuando recuperásemos el Canal y construyéramos el Canal ampliado. A pesar de ser Panamá hoy día el segundo país con más alto crecimiento económico de América Latina, somos al mismo tiempo, uno de las peores naciones del mundo en cuanto a la distribución de las riquezas que produce el país. Es decir, los beneficios del Canal, el tener una economía pujante y con fuerte crecimiento, no se refleja en la mayoría de los sectores de la sociedad panameña. Ya que esta riqueza material que produce el país, no permea hacia los sectores más humildes y mayoritarios de la población.

Un vistazo a la Zona Libre de Colón

Jóvenes estudiantes rescataron la bandera panameña rota por Estados Unidos el 9 de Enero de 1964.

El entorno económico de Centro y Suramérica, unido a la necesidad de cambiar el modelo de comercio y de la forma de hacer negocios de la Zona Libre de Colón, para adecuarlo a las nuevas exigencias de la globalización, mantienen a este motor económico establecido en suelo colonense, en una situación crítica, sin que el gobierno haya encontrado un modelo efectivo para salir adelante y enfrentar esa crisis. El gobierno actual no ha logrado definir una política acertada que reactive la Zona Libre de Colón, y cada vez son más las empresas que cierran operaciones, lo cual se ha traducido en llevar al desempleo a niveles verdaderamente alarmantes. Ya se han perdido más de 12.000 plazas de empleo en esta zona franca durante los últimos tres años.

Se unen a esa realidad, con una baja considerable en su desempeño, los sectores de la construcción, de la industria manufacturera y de la producción de concreto y premezclados. Agravando aún más los niveles de desempleo en la provincia de Colón. Resulta fácil entender, que si el gobierno no define políticas que permitan la recuperación y resurgimiento de la Zona Libre de Colón, ninguno de los proyecto en ejecución (ni la Renovación de Colón ni el Proyecto Colón Puerto Libre), lograrán reponer las plazas de empleos que se han perdido y lograremos un repunte y mejoría de la situación económica de la provincia.

Los indicadores del mercado laboral también acusan una disminución de los contratos de trabajo. Con la finalización de los trabajos de ampliación del Canal, el cierre de empresas en la Zona Libre y una creciente y desproporcionada inmigración, que ejerce presión sobre la economía y le disputa, en una competencia desleal, las plazas de trabajo a los panameños. Los niveles de desempleo de los colonenses seguirán aumentando cada vez de forma más drástica y significativa.

Relaciones internacionales

Pocas veces, la política exterior del Estado panameño ha sido tan invisible y poco efectiva como en este período. El despojo al que el imperio del norte, en contubernio con los poderes fácticos, está sometiendo a la familia Waked, sin que hayan presentado una sola prueba de las acusaciones de blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico, cuenta con el beneplácito y la complicidad del gobierno de turno. Aquí no ha existido presunción de inocencia ni debido proceso. Las investigaciones de oficio realizadas por el Ministerio Público de Panamá dieron como resultado el sobreseimiento de las empresas Waked de cualquier tipo de actividad ilícita. Sin embargo, la Cancillería se niega a actuar como le manda la Constitución y hasta hace declaraciones públicas para tratar de justificar su inacción.

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