Café Bayano, Juventud y política

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Juventud y política

Redacción de Bayano

Esta semana Café Bayano invitó a dos jóvenes profesionales a debatir sobre la realidad nacional. Ellos abordaron la corrupción, la ausencia de liderazgo y el papel de las redes sociales para la denuncia, movilización y protesta ciudadana, con particular énfasis en la juventud.

Nuestros invitados establecen el marco de este Café. Mario Riega señala que la política está reservada para un grupo que por un lado elegimos y por el otro denunciamos. La situación actual activa alarmas. Venimos de un escándalo encima de otro y cuando finalmente te estás formando una opinión, surge otro. La juventud se escandaliza por la cantidad de ceros: hay una ausencia de justicia, ausencia de lo correcto y ausencia de no tener un marco de referencia claro. Hoy es el escándalo de Odebrecht, pero lo de ayer tampoco se resolvió. Apilamos una serie de eventos y es difícil opinar.

De su lado Zaritma Simon enmarca su intervención, en la presión que se ejercen desde las redes sociales. Hace algunos años (los jóvenes) estaban muy alejados del acontecer político, imbuidos en su propio ser: tengo que trabajar, que terminar mis estudios… Es evidente que tras los escándalos de corrupción, los jóvenes han levantado su voz, pero no se les toma en serio. Eso ha llevado a los jóvenes a opinar desde sectores no tradicionales. La presión que se hace desde las redes sociales, es tan significativa como las que se hacen en las calles.

Pese a ser “milenian”, Mario Riega contra argumenta que lo fundamental es la movilización en las calles y critica la pasividad de su generación: “Ellos limitan su activismo a un “post”. Protestan desde sus computadoras.

Ambos denuncian el descredito de los órganos del estado y la ausencia de liderazgo de la sociedad civil. Hacen un llamado al uso de todos los medios para la protesta. “Cuando veas un corrupto entrar a un restaurante suénate los platos, si van al cine o al supermercado gríteles… que no se sientan cómodos en ningún lado, porque no somos iguales, la mayoría de los panameños somos decentes”, enfatiza con vehemencia Zaritma Simon.

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